Reforma de la Bolsa: hay un m¨¢s all¨¢
Con las ¨®rdenes ministeriales aparecidas en el BOE del pasado 28 de julio, algunos parecen dar por concluida la llamada reforma de la Bolsa. Incluso hay en sus mentores una a veces no disimulada satisfacci¨®n por lo avanzado y "progresista" de sus planteamientos y sus logros. Y algo de esto hay que reconocerles, pero tambi¨¦n son muchas las lagunas e insuficiencias que se detectan.Se parte del hecho, como se demostr¨® desde mediados de los sesenta, que la sociedad espa?ola demandaba la amplificaci¨®n, potenciaci¨®n, popularizaci¨®n si se quiere, del mercado. El boom burs¨¢til de entonces no fue s¨®lo de subidas espectaculares y continuadas de las cotizaciones, sino sobre todo de ensanchamiento de la base social del mercado. La estructura econ¨®mica del pa¨ªs hab¨ªa cambiado profundamente y la capacidad del ahorro de las clases medias se hab¨ªa multiplicado.
Sin embargo, la obsolescencia del sistema financiero y su encorsetamiento institucional eran tales por aquel entonces que ese proceso burs¨¢til se hizo in vitro.
Es decir, con casi todas las connotaciones negativas que hicieron que se desarrollase como un compartimiento estanco del sistema y sin que dentro de ¨¦l rigiesen las normas m¨ªnimas para el desarrollo de un mercado normal: la ausencia de competencia en el sistema bancario, la opacidad fiscal del resto de los mercados, la falta de transparencia operativa, la orfandad (o el sesgo cuando los hab¨ªa) de criterios t¨¦cnicos fundamentados para tomar decisiones de inversi¨®n por falta de informaci¨®n financiera..., la utilizaci¨®n privilegiada, en fin, de esta ¨²ltima por parte de los que la ten¨ªan, etc¨¦tera.
Funci¨®n social
En la base de todo esto se situaba una estructura interna inoperante y sin aut¨¦nticos mecanismos de control y una deficiente relaci¨®n del mercado de valores con la sociedad. Si se acepta que la Bolsa es mucho m¨¢s que un intermediario financiero con una tutela jur¨ªdica muy especial y que es adem¨¢s el cauce que permite que el gran p¨²blico con excedentes de ahorro obtenga criterios fundamentales y fiables de hacia d¨®nde canalizarlo, permitiendo que la difusi¨®n de la propiedad y del esfuerzo inversor, consustancial al tama?o de los actuales requerimientos de capital, se realice una cobertura total de la seguridad jur¨ªdica del proceso y una razonable e igualitaria seguridad econ¨®mica, se puede avanzar en el an¨¢lisis de una de sus funciones sociales principales: la de ser una gran fuente de informaci¨®n, principalmente para el gran p¨²blico, pero tambi¨¦n para las empresas y para el Estado. De ah¨ª que la transparencia operativa sea una exigencia absoluta, algo sin loque la Bolsa no tiene raz¨®n de ser desde un punto de vista social.
Pero aun cuando, con normas operativas como las dictadas, se consiguieran mejorar algunos mecanismos y eliminar algunas pr¨¢cticas inadmisibles, su consecuci¨®n precisa cambios en profundidad. Por eso hay razones sobradas para pensar que la pretendida reforma nace muerta por superficial, por el escrupuloso respeto que se ha tenido con las estructuras vigentes. Por eso casi todo se ha hecho de puertas adentro, manteni¨¦ndose lo que a mi juicio constituye una de las tareas fundamentales del mercado: la insuficiencia de los mecanismos de relaci¨®n de la Bolsa con la sociedad, como secuela del marco en que se realiz¨® el proceso de lo que es la Bolsa hoy.
Muy sint¨¦ticamente, el proceso de ensanchamiento de la base social del mercado producido a finales de los sesenta lo realiz¨® fundamentalmente la banca, que daba as¨ª continuidad a la pol¨ªtica de recolocaci¨®n de sus carteras industriales de control que le exig¨ªa la ley bancaria de 1962. Sobre los fondos de inversi¨®n, en una primera instancia, y las sociedades de inversi¨®n, en una segunda, se edific¨® la ¨²nica infraestructura "industrial" y de relaci¨®n que ha tenido el mercado hacia la sociedad. La aparici¨®n del analista financiero y de los departamentos de estudios de estas entidades inici¨® una t¨ªmida apertura a la informaci¨®n. Sin embargo, s¨®lo se qued¨® en algo t¨ªmido y m¨ªnimo porque los mecanismos de valoraci¨®n de las sociedades respond¨ªan a criterios que, en sentido estricto, s¨®lo cab¨ªa aplicar a la banca, (ampliaciones como forma de incrementar la remuneraci¨®n al accionista m¨¢s que como alternativa de financiaci¨®n, planteamientos generalizados de crecimiento y no de rentabilidad directa, etc¨¦tera), que venia as¨ª a imponer una especie de "ideolog¨ªa dominante", con profundas implicaciones econ¨®micas para las empresas industriales, sobre todo en el aspecto de la racionalidad con que han utilizado al mercado de valores en la configuraci¨®n de sus estructuras financieras.
Por eso, para que el proceso de reforma sea real y sit¨²e al instrumento Bolsa en condiciones de afrontar el reto que la sociedad le hace de ser fuente de informaci¨®n de garant¨ªa y suficiente, de ampliar las posibilidades de financiaci¨®n de las empresas y de constituir una alternativa para el gran p¨²blico a la hora de colocar sus ahorros, no puede quedarse ah¨ª.
Puntos para el debate
De los puntos a¨²n inabordados por la reforma y que deben ser objeto de debate, incluso, si es necesario, a nivel parlamentario, deben ponerse algunos sobre la mesa, como los siguientes:
a) El papel de las juntas sindicales. Su gran responsabilidad social deriva de que son el eje del control del mercado. Cumplen un rol social de primera magnitud y ello,exige plena independencia y un grado de autonom¨ªa, cuyo l¨ªmite plantea la cuesti¨®n de si el corporativismo y el autocontrol pueden tener vigencia en un r¨¦gimen de libertades. Sus alternativas van desde el recurso a una aut¨¦ntica comisi¨®n de control estilo SEC a una mayor implicaci¨®n de la banca en estas funciones por un principio de realismo, pasando por el control parlamentario de la instituci¨®n.
b) La funci¨®n de los agentes de cambio. Esa combinaci¨®n de fedatario p¨²blico y comisionista. Tambi¨¦n aqu¨ª la exigencia de independencia es prioritaria. El car¨¢cter personalista, que dificulta la creaci¨®n de "industria" del mercado de valores, los puede hacer vulnerables cuando su negocio les viene dado y apenas lo "trabajan" ellos mismos. La separaci¨®n de sus dos funciones, el r¨¦gimen societario abierto a la competencia y el montaje de servicios comunes a nivel corporativo pueden ser los dos polos opuestos de una posible alternativa al inoperante sistema actual.
c) La relaci¨®n banca-Bolsa. Una parte importante de la cuesti¨®n ha de solucionarse desde el punto de vista t¨¦cnico en la l¨ªnea de la transparencia operativa y las medidas dictadas pueden ayudar. Sin embargo, no se ha planteado la implicaci¨®n institucional, que habr¨ªa que analizar con mucho cuidado, dada la correlaci¨®n de fuerzas y, sobre todo, la viabilidad de sistemas alternativos de dep¨®sito de las acciones, etc¨¦tera.
d) Qui¨¦nes pueden impulsar el ensanchamiento del mercado. Los agentes, en su estructura actual, bien poco pueden hacer. La banca se halla en pleno proceso de dar salida a algunos problemas que le ocasion¨® su pol¨ªtica anterior en el mercado (bonos de tesorer¨ªa, etc¨¦tera), y en su estrategia se atendr¨¢ a sus necesidades. Las instituciones activas, sociedades y fondos, de inversi¨®n tienen por definir, con la ley en elaboraci¨®n, la cuesti¨®n de su supervivencia. S¨®lo los fondos de pensiones aparecen en el horizonte con posibilidades que, si no se plasman en la realidad, languidecer ser¨¢ lo m¨¢ximo a lo que la Bolsa podr¨¢ aspirar. Deben aportar el gran cambio social de implicar a los sindicatos y trabajadores en la marcha de las empresas en general y son un factor indudable de estabilidad social. Las sociedades independientes, por su falta de conexi¨®n institucional, tienen un camino dif¨ªcil y limitado, etc¨¦tera.
e) La posici¨®n del accionista en las sociedades an¨®nimas. La apelaci¨®n al ahorro p¨²blico, la participaci¨®n en la gesti¨®n y el respeto a los derechos del peque?o, accionista es algo que no se ha planteado ni a nivel de medios de comunicaci¨®n. El proyecto de ley de Sociedades An¨®nimas ha de ser la gran ocasi¨®n para que s¨¦ aborde con todas sus consecuencias la representaci¨®n de las acciones, las obligaciones de informaci¨®n a trabajadores, accionistas y p¨²blico en general, etc¨¦tera. S n olvidar que recurrir al ahorro publico ha de ser algo serio, con control, que elimine el aventurerismo tan en boga y que tan barato ha venido saliendo.
En definitiva, la reforma de la Bolsa apenas ha comenzado y ya hay muchos que quieren darlapor concluida, sin pensar que si no se aborda un cambio de estructura ni siquiera la reforma t¨¦cnica podr¨¢ ser una realidad.
es director de Serfib¨¢n.
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