El empresariado franc¨¦s se opone frontalmente al plan del Gobierno socialista
El presidente Fran?ois Mitterrand, anteayer, en su primer viaje por provincias, sancion¨® de manera fulgurante el valor de las nacionalizaciones para su Gobierno: "Son la fuerza at¨®mica de nuestra pol¨ªtica econ¨®mica". En el mismo momento, en Par¨ªs estallaba la m¨¢s gigantesca batalla parlamentaria de la historia de la Rep¨²blica francesa. La oposici¨®n pol¨ªtica, con cerca de ochocientas enmiendas, dio la se?al de ataque contra las nacionalizaciones. Los accionistas, a su vez, desencadenan la guerra jur¨ªdica y, en el plano europeo, el Parlamento de Estrasburgo ha abierto el mismo debate. Mientras tanto, Ronald Reagan ha designado embajador en Par¨ªs a un banquero de 53 a?os, Evan G. Galbraith.
Michel Guerbert, de 49 a?os, es un patrono medio, presidente del Grupo Guerbert, de productos farmac¨¦uticos, con filiales en Jap¨®n y en Brasil, galardonado por el Gobierno recientemente como empresa innovadora. M¨¢s de dos millones de peque?as y medianas empresas componen el tejido econ¨®mico fundamental de la Francia contempor¨¢nea. Guerbert es tambi¨¦n presidente de La Uni¨®n Patronal de Seine et Saint Denis, es decir, de una de las ramas departamentales del CNPF, la patronal francesa.Pregunta. Cinco meses despu¨¦s de la llegada de Mitterrand a la cabeza del Estado, ?qu¨¦ piensa un patrono como usted de la gesti¨®n econ¨®mica que ha definido el Gobierno? ?Hacia d¨®nde camina la Francia socialista?
Respuesta. Evidentemente, esa es la gran cuesti¨®n. Pero hoy, ning¨²n jefe de empresa sensato puede responder a su pregunta con certeza. Lo que s¨ª puedo decirle es que los jefes de empresa estamos muy inquietos, porque el Gobierno no ha escogido la buena direcci¨®n econ¨®mica.
Ahora bien, no hay ideas claras y el Gobierno no est¨¢ dirigido. Y lo grave es que una de esas tendencias sabe lo que quiere y tiene un plan preciso: se trata de los comunistas, cuyo objetivo es la destrucci¨®n del capitalismo. Esto nos inquieta mucho a la inmensa mayor¨ªa de los jefes de empresa.
P. De todas las reformas de estructura emprendidas o anunciadas por el Gobierno, ?cu¨¢l le inquieta m¨¢s?
R. Indudablemente, una reforma como la descentral¨ªzaci¨®n es oportuna y necesaria. Hay que descentralizar, delegar, responsabilidades y centralizar lo importante. Las nacionalizaciones y la fiscalidad son las dos reformas peligrosas. Empecemos por la nacionalizaci¨®n de los grupos industriales. Son graves e in¨²tiles. El Gobierno alardea de la gesti¨®n de las dos empresas que se ofrecen como ejemplo de nacionalizaci¨®n triunfante: la automovil¨ªstica Renault y la aeron¨¢utica Snias. Pues bien, con relaci¨®n a la empresa privada de coches Peugeot-Citro?n, durante los ¨²ltimos cinco a?os, y esto a pesar del mal momento que Ras¨® ,esta ¨²ltima hace dos a?os, Renault ha realizado beneficios cinco veces inferiores. Y, por el contrario, las subvenciones estatales a Renault fueron quince veces superiores. Y si se compara la Snias a Dassault, esta ¨²ltima ha ganado dinero, mientras la empresa estatal, no. En consecuencia, es posible temer que, en lo sucesivo, las empresas privadas, por medio de los impuestos que van a los poderes p¨²blicos, sean las que contin¨²en subvencionando a las nacionalizadas ahora. Esto le restar¨¢ al sector privado los medios de autofinanciaci¨®n y las posibilidades de solicitar cr¨¦ditos. Esas nacionalizaciones han sido efectuadas con miras pol¨ªticas y no econ¨®micas. Eso es lo chocante y lo peligroso.
P. ?Y qu¨¦ tiene usted contra la nueva fiscalidad o, m¨¢s concretamente, contra el impuesto sobre la fortuna, que es lo que les duele a los patronos franceses?R. Le explicar¨¦ con un ejemplo pr¨¢ctico el an¨¢lisis que hacen los jefes de empresa. Se trata de nuestro grupo farmac¨¦utico, que es una empresa familiar. Cuando lo heredamos, hace quince a?os, ten¨ªamos cien obreros. Hoy somos cuatrocientos empleados. ?Y sabe usted por qu¨¦? Sencillamente, porque hemos invertido todos los beneficios para desarrollar la empresa. Pues bien, en lo sucesivo, el impuesto sobre la fortuna nos obligar¨¢ a distribuir m¨¢s dividendos, con el fin de que los accionistas puedan cubrir esa nueva carga fiscal. Y, naturalmente, todo ese dinero le faltar¨¢ a la inversi¨®n, por un lado, y adem¨¢s disminuir¨¢ nuestras posibilidades de cr¨¦dito en los bancos, En resumen, esas sumas de dinero ir¨¢n en beneficio del consumo interior, lo que satisfar¨¢ la voluntad pol¨ªtica del Gobierno, pero se romper¨¢ el equilibrio de las empresas. Esto constituye un error fundamental. Se har¨¢ creer que consumiendo m¨¢s se crear¨¢n empleos, y eso es incompatible con una buena gesti¨®n.
P. Sin embargo, se admite que, en Francia, la injusticia fiscal es flagrante. Y tambi¨¦n es posible decir que este pa¨ªs es rico y que no se va a arruinar por repartir un poco mejor el pastel nacional.
R. Mire usted: en Francia ya existe el impuesto sobre la fortuna, que se paga a trav¨¦s de los impuestos locales (tasas sobre vivienda, sobre los terrenos, sobre la empresa; es decir, sobre sus riquezas en parte). Es cierto que.ese impuesto no es personal, pero en otros pa¨ªses que se nos citan para ejemplo, como Alemania, el haber fiscal ha sido elevado al ciento por ciento, mientras el nuestro es del 50%. De ah¨ª que nosotros vamos a pagar dos veces. Para nosotros est¨¢ claro, porque hemos realizado todos los c¨¢lculos: la mayor parte de las empresas, hoy, no ganan dinero, o muy poco. A medio plazo, lo que ocurrir¨¢ es que el patrono abandonar¨¢ la empresa o cerrar¨¢, y de ninguna manera se arriesgar¨¢ a contratar empleados, que es el objetivo de la pol¨ªtica econ¨®mica. Todo lo contrario, puesto que, en su conjunto, las medidas del Gobierno van en contra del empleo.
P. ?Por qu¨¦?
R. Un jefe de empresa contrata empleados en la medida,en que produce y existe una clientela para venderle, y, claro est¨¢, eso para conseguir beneficios. Si este proceso no se realiza, no hay empleos. Y si, por a?adidura, el desarrollo de la empresa se ve amenazado por el impuesto sobre la fortuna, la inversi¨®n se retrae y, una vez m¨¢s, no se contratan empleados.
P. ?Qu¨¦ piensa de la nacionalizaci¨®n de la banca?
R. Que es terriblemente peligrosa. La banca ya estaba nacionalizada en cerca de un 70%. Ahora queda completamente nacionalizada. Antes los empresarios ya goz¨¢bamos de posibilidades limitadas, porque la banca no arriesgaba lo suficiente. Ahora, con todo el ,cr¨¦dito en manos del Gobierno, nuestra libertad ser¨¢ menor a¨²n, porque, a su vez, las empresas ser¨¢n menos rentables.
P. El Gobierno, precisamente, arguye que la banca debe arriesgar m¨¢s, prestar dinero con riesgo, aunque advierte que lo har¨¢ selectivamente, en funci¨®n del inter¨¦s general.
R. Todo eso es u na utop¨ªa. La banca orientar¨¢ su d inero hacia las empresas nacionalizadas; pero si ¨¦stas no son beneficiarias, ser¨¢ la cat¨¢strofe.
P. ?No cree que el Gobierno busca un compromiso con la patronal, como lo probar¨ªa la reciente devaluaci¨®n y las medidas rigoristas que la han seguido?
R. La devaluaci¨®n es una cosa buena. Lo que hace falta ahora es que el Gobierno cambie de direcci¨®n econ¨®mica. Mire usted: de una manera general, yo, como el resto de los jefes de empresa, no jugamos a la contra respecto a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno actual, pero no creemos que esta sea la buena pol¨ªtica para Francia. Y, en ¨²ltima instancia, le dir¨¦ que es una suerte para este pa¨ªs el que haya llegado al poder una buena parte de los franceses que, durante los ¨²ltimos a?os, ha confundido las ideolog¨ªas con los hechos, con las realidades econ¨®micas. Si estos hombres aprenden, eso puede ser bueno para Francia. Yo deseo que esta experiencia triunfe; pero soy pesimista, muy pesimista. Hoy, el margen de maniobra es estrecho y todos los extremismos son peligrosos, tanto el de Mitterrand como el de Ronald Reagan. Lo que hace falta en Francia es menos idealismo y m¨¢s realismo. Lo que tenemos no nos lo debe nadie. Hay que conquistarlo cada d¨ªa.
P. ?Piensa usted que la pol¨ªtica mitterrandista conducir¨¢, a Francia a desbordar la econom¨ªa de mercado?R. Esa posibilidad existe, sin duda. El control de precios, el control de las inversiones, el control del empleo, los nuevos poderes sindicales: todo esto nos puede conducir a una econorn¨ªa a la inglesa, o al colectivismo. Los riesgos son grandes, y eso ser¨ªa una cat¨¢strofe.
P. ?Qu¨¦ le aporta la pol¨ªtica de Mitterrand a la Europa comunitaria?
R. La Comunidad est¨¢ tocada del ala y este Gobierno se enfrentar¨¢ con los mismos problemas que el anterior. La-CEE es la ¨²nica posibilidad de Europa para hacerles frente a los dos grandes; pero no veo ninguna aportaci¨®n nueva por parte de Mitterrand.
P. ?Puede saberse por qui¨¦n vot¨® usted el pasado d¨ªa 10 de mayo?
R. Sin duda alguna: por Giscard.
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