L¨®pez Cobos inicia el curso de la Nacional
Jes¨²s L¨®pez Cobos mantiene su t¨ªtulo de director-asociado e inicia hoy, en el teatro Real, el ciclo de conciertos de la Orquesta y Coro Nacionales. Est¨¢n recientes las declaraciones del director espa?ol, que esta temporada entra en funciones como titular de la Opera de Berl¨ªn, sobre las expectativas y condicionamientos de su futura incorporaci¨®n a la rector¨ªa de la ONE. Todo lo cual a?ade inter¨¦s a lo que, de por s¨ª, ya lo tiene: la interpretaci¨®n de La condenaci¨®n de Fausto, de H¨¦ctor Berlioz.Cuanto L¨®pez Cobos junta en su personalidad de director sinf¨®nico y dram¨¢tico, de hombre de concierto y hombre de teatro, encuentra s¨ªntesis ideal en una obra cuya sustancialidad ya es teatral, aunque se escuche en su forma habitual de oratorio.
Posiblemente, el mito de Fausto no ha encontrado m¨¢s fiel int¨¦rprete en la historia de la m¨²sica que Berlioz, pues el gran revolucionario franc¨¦s supo ir m¨¢s lejos de la an¨¦cdota para penetrar en el mundo, siempre misterioso, de las significaciones, pues ni el operista Gounod, ni el intenso Schumann, ni el Wagner de la obertura para el Fausto llegaron a tan fiel musicalizaci¨®n de un mito y sus circunstancias: las del mito mismo y las de la ¨¦poca -romanticismo pleno- en que el compositor las interpret¨®.
La dificultad a la hora de crear -y a la de interpretar- estos grandes m¨ªtos -Fausto, Don Juan, Don Quijote- radica en lo que tienen de larga historia, en lo que comportan de fen¨®menos culturales en evoluci¨®n incesante, hasta el punto que cada tiempo tiene mirada distinta para el mismo argumento.
A su vez, una obra tan exactamente impostada en su tema, como la de Berlioz, se mitifica en su permanente durabilidad, con lo que, al correr de las d¨¦cadas, los int¨¦rpretes y, de modo especial, quienes dirigen las versiones, han de tener en cuenta aquello que reviven y las peculiaridades del p¨²blico que escucha.
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