Inventario de problemas para la futura Xunta de Galicia / y 3
Ni siquiera la favorable soluci¨®n a todos los problemas y obst¨¢culos comentados en los dos art¨ªculos anteriores garantizar¨ªa el desarrollo econ¨®mico gallego, al menos a corto o a medio plazo. La raz¨®n es obvia: el desarrollo es un proceso a largo plazo, en. el que la unidad de medida es, por lo menos, el lustro.Confundir la autonom¨ªa con la purga de Benito resulta especialmente peligrosa en momentos en los que, como el actual, una recesi¨®n econ¨®mica generalizada no s¨®lo supone un freno al crecimiento de todas las regiones, sino que en el inmediato futuro puede causar incluso un agravamiento de la posici¨®n relativa de algunas de las comunidades deprimidas o en v¨ªas de desarrollo, tanto como consecuencia de la desigual distribuci¨®n sectorial/espacial de la crisis como por las dificultades que en un contexto depresivo se oponen a la pr¨¢ctica efectiva de pol¨ªticas de compensaci¨®n de los desequilibrios interterritoriales.
Financiaci¨®n del desarrollo
La menci¨®n de las consecuencias adversas de la situaci¨®n econ¨®mica actual nos lleva de modo natural al problema crucial de la disponibilidad de recursos financieros para el desarrollo.
Dos son los factores m¨¢s relevantes capaces de motivar estrangulamientos que imposibiliten la aplicaci¨®n de adecuados programas de desarrollo. El primero, la probable resistencia de las comunidades m¨¢s ricas al sacrificio que para ellas se derivar¨ªa de una readjudicaci¨®n de recursos a favor de la Espa?a subdesarrollada. El segundo consiste en la limitaci¨®n -en t¨¦rminos reales- del crecimiento del gasto p¨²blico, que generalmente se asocia con ¨¦pocas como la presente, sometidas a la doble devastaci¨®n del estancamiento y la inflaci¨®n.
Ambos factores se refuerzan mutuamente en una interacci¨®n, en la que el primero se suma al segundo en la restricci¨®n de fondos con destino a las comunidades menos desarrolladas, en tanto que la recesi¨®n econ¨®mica eleva considerablemente el sacrificio, que para las m¨¢s pr¨®speras se derivar¨ªa de un descenso de suposici¨®n relativa en la asignaci¨®n de recursos p¨²blicos.
Resulta evidente, psicol¨®gica y econ¨®micamente, la mayor facilidad de practicar una pol¨ªtica espacialmente redistributiva cuando existe un incremento neto de los recursos, en base a cuya distribuci¨®n pueden alterarse las posiciones relativas sobre el monto total distribuido. Cuando esta ¨²ltima cifra se estanca o crece lentamente, el cambio de las posiciones relativas debe tener como origen un simult¨¢neo retroceso en las cifras absolutas percibidas por las regiones antes m¨¢s favorecidas. Desde otra perspectiva, pero con id¨¦ntica conclusi¨®n, es f¨¢cilmente comprensible que si las actividades productivas implantadas en las regiones desarrolladas est¨¢n sufriendo dificultades graves, el deseo de resolverlas ha de inclinarlas hacia posiciones poco propicias a una reasignaci¨®n, a nivel estatal, que favorezca a las regiones subdesarrolladas o deprimidas.
Este conflicto de intereses entre regiones ricas y pobres, agudizado por las actuales condiciones econ¨®micas generales, es de enorme importancia, ya que puede dar lugar a extremismos pol¨ªticos de corte nacionalista, asentados sobre argumentos de defensa contra la explotaci¨®n econ¨®mica interregional, tanto por parte de las regiones industrializadas, que denunciar¨ªan supuestos intentos de injusta expoliaci¨®n o parasitismo econ¨®mico, como por parte de las menos desarrolladas, recelosas del mantenimiento del actual statu quo en cuanto al drenaje de todo tipo de recursos y trato diferencial en la provisi¨®n de servicios p¨²blicos.
Realmente, tal conflicto puede muy bien convertirse en el m¨¢s serio problema para la reorganizaci¨®n auton¨®mica del Estado, porque una operaci¨®n de tal envergadura s¨®lo tiene posibilidades de llevarse felizmente a t¨¦rmino si se asienta sobre una orientaci¨®n de progresiva correcci¨®n de los desequilibrios interterritoriales, inspirada en los principios de solidaridad, equidad y eficiencia.
Empresa e iniciativa privada
El objeto concreto de esta serie de art¨ªculos, claramente delimitados por su t¨ªtulo, es motivo de que su contenido se polarice en an¨¢lisis de actuaciones del sector p¨²blico, puesto que es en este campo en el que el hecho auton¨®mico abre nuevos caminos.
Pero este obligado ¨¦nfasis no exime de hacer el oportuno recordatorio de la conveniencia para el desarrollo regional de un cambio en las actitudes y comportamientos de los agentes econ¨®micos privados, dada su importancia crucial en el marco de una econom¨ªa de mercado.
Con palabras de Jordi Pujol, ?la riqueza no se crea s¨®lo con autonom¨ªa; le crea con esp¨ªritu empresarial, ( ... ), se hace aprovechando todos los recursos de que se dispone; se hace creando la mentalidad y condiciones para romper la rutina, para dar curso a las posibilidades creadoras que hay en el pa¨ªs, para no esperarlo todo de fuera?.
Por ello, parece recomendable fijar como uno de los objetivos de la futura Xunta de Galicia la creaci¨®n de esas condiciones generales o clima para el desarrollo (en cierto sentido, la proyecci¨®n de un m¨®dulo de desarrollo, en terminolog¨ªa de Tinhergen).
Una nota de esperanza puede cerrar este tema, al tiempo que da t¨¦rmino a esta serie de art¨ªculos: son numerosos y variados los s¨ªntomas que delatan que algo est¨¢ cambiando en el ¨¢nimo de nuestros hombres de empresa. La constituci¨®n de la Confederaci¨®n de Empresarios de Galicia, superando por vez primera enfoques localistas o provinciales, y su activa participaci¨®n institucional solicitando el voto de los gallegos en las pr¨®ximas elecciones al Parlamento, revelan una ruptura con tradicionales patrones de comportamiento individualista o de inhibici¨®n (escepticismo) ante acontecimientos o procesos que condicionan globalmente la actividad econ¨®mica en Galicia.
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