La ciudad de Yorktown, un escenario hist¨®rico para Estados Unidos y Francia
Nada mejor que un escenario hist¨®rico como el que hoy conmemora el bicentenario de la batalla de Yorktown, en el Estado de Virginia, para que el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y el presidente de Francia, Fran?ois Mitterrand, hablen del futuro de la cooperaci¨®n franco-norteamericana.
Las relaciones Este-Oeste, la cumbre de Canc¨²n, la situaci¨®n en El Salvador y los problemas de Oriente Pr¨®ximo son, sin embargo, temas muy distintos de los que hace doscientos a?os un¨ªan a franceses y americanos en su lucha contra los ingleses, en tierras del Nuevo Mundo.Yorktown, en un ambiente multicolor de peculiar belleza oto?al, en esa ¨¦poca del a?o conocida en Estados Unidos como el verano indio, re¨²ne desde el pasado jueves a unos 5.000 combatientes cuya misi¨®n es revivir lo que fue la decisiva derrota y rendici¨®n de los brit¨¢nicos frente a las tropas americanas y francesas el 19 de octubre de 1781.
Aunque la guerra continu¨® hasta 1782 en los Estados de Ohio e IIinois, todos los historiadores coinciden en afirmar que la rendici¨®n de Yorktown fue decisiva para la total independencia de EE UU.
Fue en una ma?ana fr¨ªa y luminosa del 19 de octubre de 1781, cuando, tras varios d¨ªas de sitio y duros combates en las llanuras de Yorktown y la bah¨ªa de Chesapeake, el general brit¨¢nico Charles Cornwallis decidi¨® la rendici¨®n de los 7.200 casacas rojas ingleses y alemanes leales a la corona brit¨¢nica. El general George Washington, que cinco a?os antes -el 4 de julio de 1776- lanz¨® la declaraci¨®n de independencia de trece colonias norteamericanas contra la soberan¨ªa inglesa, acept¨® la rendici¨®n de Cornwallis.
Los franceses, en una alianza con los independentistas americanos que prolongaba su lucha contra Inglaterra en Europa, contribuyeron a la victoria americana en Yorktown. Los 8.000 soldados de George Washington fueron apoyados por 4.500 galos mandados por el m¨ªtico y legendario general Lafayette. Francia colabor¨® tambi¨¦n en el combate naval de la bah¨ªa de Chesapeake, donde diecinueve barcos suyos atacaron a los veinticuatro nav¨ªos brit¨¢nicos, bajo el mando del almirante franc¨¦s Fran?ois de Grase.
Cien mil personas no quieren perderse el espect¨¢culo preparado en esta peque?a ciudad costera de Virginia y acuden a ella en un ambiente de gran fiesta. Los populares puestos de venta ambulante de hot-dogs, y hamburguesas con ketchup rivalizan con los restaurantes cl¨¢sicos de la zona, que ofrecen men¨²s hist¨®ricos.
Los uniformes, tanto de los casacas rojas como de los continentales, han sido reproducidos de acuerdo con la tradici¨®n. Se ha respetado incluso el detalle, nada f¨¢cil en esta ¨¦poca, de excluir cualquier fibra-sint¨¦tica en las telas de los uniformes. Cada par de botas, de estricto estilo colonial, cuesta entre 6.000 y 10.000 pesetas. Cada r¨¦plica de los mosquetones Brown Bess, unas 25.000 pesetas. Cada soldado -prueba de que la inflaci¨®n es hist¨®rica e imparable- lleva encima un equipo valorado en unas 100.000 pesetas
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