Deuda con el Rey

Desde hace varios meses viene corrompiendo mis humores la campa?a de pintadas, insidias y maniobras abogadescas, conversaciones privadas o semip¨²blicas y vergonzantes textos period¨ªsticos con que, atacando solapadamente al Rey, cima y fundamento de nuestro sistema constitucional, se quiere ir poco a poco -o mucho a mucho- minando el orden jur¨ªdico y social de libertad y democracia en que vivimos y por cuya perfecci¨®n tantos espa?oles nos afanamos. Fundamento de nuestro sistema constitucional he llamado al Rey. No, por supuesto, con el prop¨®sito de sentar doctrina pol¨ªtica, materia en la cual tan ignorante soy, sino para nombrar y subrayar el hecho patente de que en la inolvidable noche del 23 al 24 de febrero s¨®lo en la persona y en la decisi¨®n del Rey tuvo base y asiento suficientes la perduraci¨®n de ese sistema.Ante esta realidad, ?por qu¨¦ el Congreso y el Senado no designan una comisi¨®n conjunta, con representantes de todos los partidos parlamentarios y con el encargo de organizar una amplia movilizaci¨®n nacional -actos, concentraciones, p¨¢ginas especiales de los peri¨®dicos, etc¨¦tera- para que nuestro pueblo, la inmensa mayor¨ªa de nuestro pueblo, exprese su adhesi¨®n al monarca y anule, de una vez, la minoritaria y sucia campa?a de descr¨¦dito a que antes me he referido?

Ojal¨¢ se animen a poner por obra lo que yo no he pasado de apuntar./

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