UCD pasa a ser en Galicia un partido ruralista
La estrepitosa derrota de UCD en las elecciones al Parlamento gallego, que supone el tercer fracaso del partido gubernamental en unos comicios auton¨®micos, ya que fue vencida en marzo de 1980 en Catalu?a y Euskadi por Convergencia y PNV, respectivamente, abre un sinn¨²mero de conjeturas sobre las repercusiones que tendr¨¢n los resultados del d¨ªa 20 en la pol¨ªtica estatal, en la autonom¨ªa gallega y en la organizaci¨®n centrista, que hasta el pasado martes hab¨ªa obtenido mayor¨ªas abrumadoras en cuantas consultas populares se celebraron en Galicia desde el restablecimiento de la democracia. UCD ha pasado a ser en Galicia un partido de car¨¢cter casi ruralista.
Unicamente el electorado del campo se ha mantenido fiel a los colores centristas, mientras los votantes de las principales ciudades, que en las generales de 1977 y 1979 hab¨ªan respaldado al partido en el poder, en esta ocasi¨®n se han volcado hacia AP. Los aliancistas han vencido en La Coru?a, Santiago, El Ferrol, Lugo, Orense, Pontevedra y Vigo. En todas estas poblaciones el PSOE ha ocupado la segunda posici¨®n, excepto en Pontevedra, donde UCD ha quedado inmediatamente despu¨¦s de AP con escaso margen de votos.Las primeras interpretaciones sobre el declive centrista en las grandes ciudades apuntan co mo causas fundamentales del fracaso, el voto de castigo urbano hacia la pol¨ªtica del Gobierno y a la gesti¨®n de la Junta de Galicia, que ha estado controlada por UCD y ha recibido cr¨ªticas incontables, tanto por la derecha como por la izquierda. Otro factor importante en la variaci¨®n de la tendencia de voto ha sido la espectacular campa?a que ha desplegado Alianza Popular, sin escatimar medios y con innegables aciertos t¨¦cnicos que parecen demostrar la importancia de una buena propaganda para captar votos. Ha quedado patente que la utilizaci¨®n de manera exhaustiva de la image? de Fraga con continuas alusiones al palsanaje del l¨ªder de AP con los votantes ha causado m¨¢s impacto que la diluida oferta presentada por los centristas.
Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico en ning¨²n momento emple¨® carteles con im¨¢genes del presidente del Gobierno. En las generales de 1977 y de 1979, el empleo de la figura de Adolfo Su¨¢rez les report¨® excelentes beneficios. En estas elecciones auton¨®micas, los centristas trataron de atraer al electorado con fotografias de sus primeros candidatos por cada una de las provincias, entre los que no hab¨ªa demasiadas caras nuevas, acompa?adas de esl¨®ganes como ?Defiende lo tuyo, ?Meigas fora, vota UCD?. Sus proclamas iban suscritas por UCD de Galicia, hecho ¨¦ste que probablemente no ha inspirado demasiada confianza al electorado urbano, que conoce mejor que los hombres del campo las continuas guerras internas de los centristas gallegos, en base a su mayor.conexi¨®n con los medios informativos.
Autocr¨ªticas y acusaciones
Las autocr¨ªticas y las acusaciones mutuas en el seno de la UCD gallega no se han hecho esperar. Se responsabiliza a los empresarios de favorecer descaradamente a Alianza Popular, y a la hora de buscar responsables del naufragio, la mayor¨ªa de las miradas se dirigen hacia Jos¨¦ Luis Mell¨¢n, presidente de los centristas de La Coru?a, una provincia donde UCD hab¨ªa logrado excelentes resultados en las consultas anteriores, pero en la que anteayer perdi¨® la priinac¨ªa en favor de AP y el PSOE, al obtener solamente cinco esca?os frente a nueve de AP y siete de los socialistas, sobre un total de veintid¨®s, que corresponden a esta circunscripcion.
C¨ªrculos centristas apuntaban ayer que parece inminente la salida de Meil¨¢n de la vida pol¨ªtica, prop¨®sito que ¨¦l mismo confes¨® a algunas personas en una cena celebrada recientemente en Santiago. Anoche tambi¨¦n se daba como seguro su cese en la presidencia del Banco de Cr¨¦dito Agr¨ªcola, aunque esta medida fue acordada probablemente cuando Meil¨¢n, uno de los miembros de la plataforma moderada de UCD, se abstuvo en la reciente votaci¨®n celebrada en el Congreso sobre la LOAPA. Fuentes socialistas han destacado que Mell¨¢n, junto con el portavoz centrista, Miguel Herrero, mantuvo el pasado verano una larga entrevista con Manuel Fraga en un pueblo de La Coru?a. A su vez, Manuel Tojo, director general de Sanidad de la Junta de Galicia, que fue vetado por Mell¨¢n para acudir a las elecciones en la candidatura centrista por La Coru?a, se?al¨® al conocer el desastre: ?El saneamiento provincial de la UCEl coru?esa debe iniciarse de inmediato?. Lo cierto es que la campa?a desarrollada por la UCD de La Coru?a no ha sido exhaustiva, algunos candidatos incluso se negaron a desplazarse para participar en determinados m¨ªtines y hombres clave, para la captaci¨®n de votos en favor del partido gubernamental se pasaron a AP en plena contienda.
Los ¨¢nimos est¨¢n m¨¢s serenos en Alianza Popular. Jos¨¦ Luis Barreiro, secretario general t¨¦cnico del partido en Galicia, y que presumiblemente ser¨¢ el portavoz allancista en el Parlamento aut¨®nomo, declaraba en la madrugada de ayer la voluntad de AP de formar coalici¨®n con UCD. El pacto, seg¨²n Barreiro, no podr¨¢ ser de car¨¢cter coyuntural y habr¨¢ de tener como eje un programa com¨²n. A su vez, Gerardo Fern¨¢ndez Albor, el hombre que eligi¨® Alianza para situarle al frente de la Junta auton¨®mica, ¨²nicamente se ha limitado a mostrar su satisfacci¨®n por los resultados y su gran preocupaci¨®n ante la posibilidad de tener acceso a la presidencia del Gobierno aut¨®nomo.
El abrumador respaldo del electorado a la derecha. no ha impedido, sin embargo, que el conjunto de la izquierda y los nacionalistas hayan sumado m¨¢s votos en estos comicios que en las municipales de 1979. Estas fuerzas, no obstante, han recibido individualmente apoyos muy desiguales.
Los socialistas han incrementado sus votos en Galicia respecto a anteriores consultas electorales. Francisco V¨¢zquez, secretario general del PSOE gallego, coment¨® que ejercer¨¢ una oposici¨®n constructiva, pero dura, en el Parlamento auton¨®mico. Anunci¨® que est¨¢n satisfechos por los resultados obtenidos. ?Hemos subido, despu¨¦s de una campa?a sangrienta?, dijo. V¨¢zquez no pudo ocultar, en cambio, su disgusto por los votos que le restaron a los socialistas fuerzas marginales como el PSOE Hist¨®rico, que obtuvo 6.000 sufragios en La Coru?a, y el Partido Socialista de los Trabajadores, que logr¨® m¨¢s de 10.000 votos en la misma provincia.
Frente a la subida del PSOE hay que contraponer el hundimiento del PCE, partido que aspiraba a conseguir al menos dos esca?os y ha cosechado peores resultados que en cualquiera de las elecciones celebradas con anterioridad en Galicia. Otra fuerza que ha perdido respaldo popular es la coalici¨®n nacionalista Bloque Popular Nacional Gallego-Partido Socialista Gallego, que entre 1977 y 1979 hab¨ªa triplicado sus votos.
Las restantes organizaciones nacionalistas obtuvieron tambi¨¦n un apoyo muy reducido de los electores. El Partido Galleguista, que deseaba ser fuerza bisagra para una hipot¨¦tica coalici¨®n, no estar¨¢ en el Parlamento aut¨®nomo, y Esquerda Galega ha logrado solamente un esca?o, despu¨¦s de una imaginativa campa?a que fue incluso elogiada por AP, sorprendente ganador,de la carrera.
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