Marxismo no dogm¨¢tico y reconciliaci¨®n nacional vasca
La historia de los partidos comunistas se halla jalonada de postreros dogmatismos, de castillos her¨®icos, solitarios y testimoniales, que van qued¨¢ndose a la cola de la historia, constituyendo huellas de una ruta de superadas edades medias marxistas, en un proceso con meta irreductible -la sociedad sin clases-, pero en continua acomodaci¨®n a la realidad.Las diversas acomodaciones hist¨®ricas de los partidos comunis tas a la realidad se han producido con traumas, y los calificativos de traidores y herejes han proliferado contra los comunistas que incor poraban a la indeclinable revoluci¨®n una nueva pol¨ªtica. El viraje realizado por el Partido Comunista de Espa?a en 1956, y luego su denuncia de la invasi¨®n de Checoslovaquia por los rusos, le ganaron los ataques de los ortodoxos L¨ªster, Bugelo y otros muchos. Es decir, todos los militantes actuales M PCE habr¨ªan de sertraidores y he rejes, por haber aceptado la nueva pol¨ªtica de la reconciliaci¨®n nacional y el rechazo del proceder imperialista de la madre Rusia, tan mitificada.
Los comunistas vascos vivimos, hoy, una de estas rupturas interiores hist¨®ricas hacia adelante. Se enfrentan,en. el EPK (Partido Comunista de Euskadi) dos concepciones de partido: el dogm¨¢tico y el no dogm¨¢tico; el estructurado de arriba abajo, y el horizontal; el de elite de vanguardia y el de masas; el no participativo y el participativo; el desconectado no de una sociedad simplemente moderna, sino humanamente moderna, y el que quiere ser menos un partido que un tipo de formaci¨®n pol¨ªtica humanamente moderna, ese sue?o viejo-nuevo de la izquierda.
As¨ª consta en un primer documento elaborado conjuntamente por ElA y EPK: ?... No se trata del mero desarrollo lineal producido en el seno de estas corrientes (socialdemocracia y socialismo real , la experiencia de los partidos, socialistas y comunistas), sino que se produce un salto cualitativo para la creaci¨®n de una nueva fuerza pol¨ªtica y social ?.
Se trata, pues, de poner en marcha -?por fin! - la letra que figuraen libros, discursos y programas del, mal o bien, llamado euroco munismo. Una parte del EPK (la que convirti¨® a la l¨ªnea de conver gencia con Euskadiko Ezkerra en oficial en el IV Congreso del EPK) persigue en Euskadi la uni¨®n de la izquierda. Es un apasionante proyecto, que no se llevar¨¢ a cabo s¨®lo con buenas intenciones expresadas, a lo m¨¢s, en palabras. El experimento es nuevo, entre nosotros, y requiere, tambi¨¦n, pasos nuevos. No es lo mismo hablar de eurocomunismo que practicarlo.
Pienso que los enemigos de la fusi¨®n EIA-EPK para la creaci¨®n de una nueva e imprescindible fuerza pol¨ªtica en Euskadi se comportan como dogm¨¢ticos, pues dogmatismo es el defender principios entendidos como eternos. Yo s¨¦ distinguir muy bien entre los rid¨ªculos principios fundamentales del franquismo y los principios fundamentales de los comunistas dogm¨¢ticos. No son lo mismo aquellos nebulosos Dios, Patria, Jos¨¦ Antonio, Virgen del Pilar, Hispanidad (?estamos, oh, volviendo a ella?), Brazo de Santa Teresa, Fuero de los Espa?oles, Familia, Unidad de los Pueblos de Espa?a, Sindicato Vertical, que, por ejemplo, la dictadura del proletariado, con su saludable eliminaci¨®n de las clases sociales; o la mitificaci¨®n de figuras y nombres hist¨®ricos; o la concepci¨®n del partido como fin. e n s¨ª mismo, son cosas distintas, a¨²n trat¨¢ndose, en un caso y en otro, de dogmatismos.
Son dogmatismos con fines diferentes, pero dogmatismos. Y todo dogmatismo es dictadura, bien como propuesta o como realizaci¨®n. ?Y qu¨¦ revoluci¨®n puede hacerse, hoy, en las sociedades europeas, con dogmatismos dictatoriales? ?C¨®mo ofrecer, hoy, a las masas desarrolladas partidos comunistas anquilosados dirigiendo revoluciones, a la vista de c¨®mo han acabado ¨¦stas en los pa¨ªses del Este? Ha sonado la hora final de este tipo de partidos (sean comunistas o no), y a todos nos conmueve el ver c¨®mo a los viejos comunistas -viejos en a?os o en mentalidad- se les saltan las l¨¢grimas cuando, con la voz quebrada, mencionan ?el Partido?, ?su Partido?, al que han dado tan generosamente tanto de sus vidas, por el que han visto morir a tantos camaradas, y que es como su segunda naturaleza. Pero ha pasado el tiempo, vivimos en otra realidad. Nosotros, los que creemos acertar formando, con EIA, una fuerza nueva y de nuevo, tipo, y os comprendemos, pedimos de vosotros, igualmente, comprensi¨®n, que no nos teng¨¢is por ?advenedizos picos de oro? que os quieren robar vuestro partido. Hacemos lo que hacemos por creer que esta ruptura con las viejas concepciones es, ahora, lo m¨¢s revolucionario. Nuestra idea ¨²ltima la expone bien el documento mencionado: La democracia es medio, m¨¦todo y fin.
El Partido Comunista de Euskadi, desde su fundaci¨®n, ha conocido tambi¨¦n enfrentamientos ideol¨®gicos, luchas enconadas sobre la cuesti¨®n nacional vasca, el autogobierno y el centralismo o el estatalismo. El caso de Juan Astigarrabia quiz¨¢ pueda resultar ilustrativo: ministro comunista de Transportes y Comunicaciones en el Gobierno vasco de la guerra, defendi¨® una pol¨ªtica comunista m¨¢s nacional, menos centralista, m¨¢s aut¨®noma; y, desde su cargo, intent¨® trabajar en conjunci¨®n con otras fuerzas, en lo que acaso podr¨ªamos calificar de incipiente eurocomunismo. Fue expulsado del partido. Triunf¨® la otra l¨ªnea, la ortodoxa y estatalista. Luego, curiosamente, lleg¨® el eurocomunismo y la eliminaci¨®n oficial de algunos dogmas. Pero la eliminaci¨®n de esos dogmatismos, ?ha tra¨ªdo la eliminaci¨®n de los comportamientos dogm¨¢ticos? Y quiero aclarar que dogmatismo no es, s¨®lo, la persistencia en el leninismo o en elmodelo de socialismo sovi¨¦tico.
Cuando el X Congreso del PCE rechaz¨® todas las propuestas renovadoras que llevamos a ¨¦l los comunistas vascos (renovadoras no s¨®lo para el EPK, sino tambi¨¦n para el PCE), muchos comentamos amargamente: ?Cre¨ªamos estar en, otro partido?. Ahora, cuando parte del EPK tampoco puede o quiere en tender que la: imprescindible creaci¨®n de una nueva fuerza de izquierda en Euskadi no resulta s¨®lo ilusionante porque la har¨ªamos con EIA (y con quienes deseen sumarse al proyecto), sino tambi¨¦n porque ser¨¢ una formaci¨®n revolucionaria no dogm¨¢tica; cuando esa parte del EPK no puede o no quiere en tendernos, yo he dicho: ?Cre¨ª que estaba en otro partido?. iOjal¨¢ hubi¨¦ramos podido hacer todo esto dentro del PCE-EPK! Pero la triste verdad es otra. Posiblemente, los comunistas vascos estemos reto mando el proyecto que Astigarrabia no pudo desarrollar hace cuarenta a?os, el proyecto que hubo de dejar paso al que ha inspirado la pol¨ªtica del EPK hasta hoy, que nos ha llevado a perder el espacio pol¨ªtico que nos correspond¨ªa. Esto se llama fracaso.
Nos acus¨¢is de nacionalistas, de independentistas. No lo somos, seg¨²n se entiende hoy, en Euskadi, el nacionalismo y la independencia. ?La lucha del pueblo vasco por la recuperaci¨®n del autogobierno y su liberaci¨®n nacional ha estado hegemonizada ( ... ) por una clase, la burgues¨ªa vasca, que ha utilizado el apoyo prestado por las masas populares a las leg¨ªtimas reivindicaciones de - autogobierno, explot¨¢ndolo en beneficio de sus intereses de clase a trav¨¦s del Partido Nacionalista Vasco?. ?Con anterioridad, no han faltado hombres y organizaciones pol¨ªticas que, desde el seno de los partidos y organizaciones tradicionales de izquierda, se han esforzado en plantear un combate por el que la clase obrera vasca asumiera la cuesti¨®n nacional y por tanto, en sentar las bases objetivas para que la hegemon¨ªa de la lucha por el autogobierno pasara de manos de la burgues¨ªa a las de la clase obrera?. Esto puede leerse en un primer borrador de documento - mixto EIA-EPK. Y tambi¨¦n: ?La v¨ªa que propugnamos para que el pueblo vasco pueda alcanzar su libertad. nacional es la autodeterminaci¨®n ?.. ?Record¨¢is, camaradas del EPK, cuando, hace pocos a?os, la ped¨ªamos todos juntos en la calle? ?El Estatuto de Autonom¨ªa refrendado mayoritariamente por el pueblo vasco, es una forma de ejercitar el derecho de autodeterminaci¨®n... El partido defiende la transformaci¨®n de las actuales estructuras del Estado espa?ol hacia un Estado federal como marco que supone un mayor grado de autogobierno y que permite una pol¨ªtica de mayor solidaridad libremente acordada y ejercitada por todos los pueblos que la integran. El avance hacia formas superiores de autogobierno y de libertad nacional ha de darse en el conjunto de una Europa socialista de los pueblos que hagan posible una superaci¨®n de los actuales marcos estatales. En esa perspectiva gradual se entiende la independencia como plena asunci¨®n de la soberan¨ªa nacional. Todo ello constituye uno de los objetivos finales del partido?.
Pero, a corto plazo, nuestro proyecto pol¨ªtico tiene dos metas: marxismo nacional vasco y nuevo tipo de formaci¨®n pol¨ªtica. Ninguno de estos dos programas puede emprenderse partiendo del PCE-EPK de hoy. Creemos estar abriendo un camino nuevo entre nosotros, un proceso desde la base que podr¨ªa desembocar en una federaci¨®n de partidos o formaciones de izquierda de las nacionalidades espa?olas, primera fase de la Europa de los pueblos. Y Preguntar¨¦is vosotros: ?Pero, ?ser¨ªan comunistas los peque?os entes o el gran ente final??. Y yo os respondo: ?qu¨¦ diablos importan los t¨¦rminos, las palabras, las clasificaciones? He aqu¨ª el huevo de nuestras diferencias. Las pasadas e innegables glorias deben ser experiencias para el presente, nunca leyes determinantes.
Dec¨ªs: ?S¨ª a la uni¨®n de la izquierda, pero m¨¢s despacio, tras un largo proceso de pr¨¢ctica pol¨ªtica com¨²n?. Pienso que nunca llevar¨ªas a efecto un modelo de fusi¨®n como el que nosotros preconizamos; os lo impide vuestra concepci¨®n de partido, vuestra fe en que el mundo se acaba en nuestro partido comunista. Dec¨ªs: ??Quer¨¦is destruir el Partido Comunista de Euskadi! ?. No: queremos incorporarlo a un verdadero proyecto de uni¨®n de la izquierda. Y, escuchar bien esto:. las rectificaciones propias que realice cada parte de esta uni¨®n no deben entenderse como concesiones a la otra parte, sino como avances hacia ese proyecto com¨²n que rebasa la mera uni¨®n de la izquierda vasca para aproximarse a lo que debe ser y ser¨¢ el gran frente de izquierda que salve a la humanidad del holocausto. Todos los componentes de la sociedad deben sacrificar algo o mucho de s¨ª mismos a esta necesidad, incluso los partidos comunistas.
De un lado, pues, eliminaci¨®n, en Euskadi, del viejo abismo entre el mundo del trabajo nacionalista y el mundo del trabajo socialista-comunista. Una aut¨¦ntica reconciliaci¨®n nacional vasca. De otro lado, el partido o formaci¨®n pol¨ªtica de nuevo tipo, no dogm¨¢tica, no partiendo de cero, aunque s¨ª mirando m¨¢s al presente y al futuro que al pasado. Creemos estar abriendo nuevos h¨¢bitos en la pr¨¢ctica pol¨ªtica; creando una situaci¨®n distinta para que otros, mejores que nosotros, culminen el ilusionante proyecto. Desde esta larga perspectiva ha de entenderse lo que hacemos. Pienso que podemos ser los pioneros de lo que habr¨¢n de emprender los dem¨¢s partidos comunistas de las nacionalidades.
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