Antonio Gala publica sus obras teatrales escogidas
Trece personajes del teatro espa?ol se reunieron anoche en torno a Antonio Gala para presentar con ¨¦ste las Obras escogidas del dramaturgo, publicadas por Aguilar en su colecci¨®n Biblioteca de Autores Modernos. Aunque el adjetivo escogidas provoca un cierto rechazo por parte del autor, Gala aceptaba ayer con alegr¨ªa la circunstancia de ver reunida la mayor parte del teatro que ha estrenado y una obra, ?Suerte, campe¨®n!, que fue prohibida por la censura.Los personajes del mundo dram¨¢tico espa?ol que acompa?aron a Gala en el acto de anoche fueron Jos¨¦ Luis Alonso, Mar¨ªa Asquerino, Jos¨¦ B¨®dalo, Lola Cardona, Mari Carrillo, Manuel Collado, Amelia de la Torre, Manuel Galiana, Irene y Julia Guti¨¦rrez Caba, Aurora Redondo , Berta Riaza y Julieta Serrano.
La ocasi¨®n de verse en una colecci¨®n de obras escogidas entre las que est¨¢n libros de Miguel de Unamuno, Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n, Jean-Paul Sartre, Marcel Proust y Ant¨®n Chejov le resulta, a Gala como ?estar en un pante¨®n?, aunque recuerda que en esa Biblioteca de Autores Modernos hay personajes tan actuales como Alfonso Sastre, Francisco Ayala, Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa o Juan Carlos Onetti.
Las obras seleccionadas por Aguilar para componer este volumen, que prologa Fausto D¨ªaz Padilla, son Los verdes campos del Ed¨¦n, El caracol en el espejo, El sol en el hormiguero, Noviembre y un poco de yerba, Spain's strip tease, Los buenos d¨ªas perdidos, Anillos para una dama, Las c¨ªtaras colgadas de los ¨¢rboles, la ya citada ?Suerte, campe¨®n!, Petra Regalada y La vieja se?orita del Para¨ªso.
En todas esas obras hay una "Constante, seg¨²n Gala, ?que es casi f¨ªsica, y es una constante de idea e intenci¨®n. Se corresponde con un estilo instintivo que no lo percibo bien al escribir. Esa es la idea de opresi¨®n de los que se hallan en el escenario y que luchan por salir de ese agujero?.
Esa sensaci¨®n de opresi¨®n se percibe, dice Gala, en el pante¨®n f¨²nebre de Los verdes campos del Ed¨¦n, en el s¨®tano de Noviembre y un poco de yerba, en el pa¨ªs sojuzgado de El sol en el hormiguero, en los que viven en la sacrist¨ªa en Los buenos d¨ªas perdidos, en el convento-burdel de Petra Regalada, en el caf¨¦ del que no sale La vieja se?orita del Para¨ªso...
Esa presencia de lo angustioso en su obra, se?ala Gala, ?se corresponde con las dos virtudes que trato de practicar, y que son las virtudes de la esperanza y de la justicia. Es una esperanza m¨¢s ciega que la fe, una esperanza que en la acci¨®n no est¨¢ presente, y que es la que siente, alguien que se escapa, o de la matanza o de la maldad?. Gala, que se encuentra al escribir teatro ?como el testigo de una carrera de relevos?, entiende la justicia ?en el m¨¢s amplio sentido, un concepto que permita al hombre exigir todo lo que le pertenece, todo aquello que sue?a y ansia?.
Ambas virtudes, trasladadas a la escritura, las persigue Gala ?tirando las piedras con guantes de terciopelo, usando un lenguaje que sea sina¨ªtico y crujiente?. Su pasi¨®n es escribir ?para lo que hay de momento minoritario en la mayor¨ªa?. Su costumbre luego es no leer lo escrito, ?porque ya me parece ajeno y de todos?.
?No puedo leer lo que escribo. Ni siquiera puedo leer las pruebas, porque cuando veo la letra de imprenta siento la sensaci¨®n de que estoy leyendo algo que jam¨¢s escrib¨ª. Por eso?, comenta Gala, ?escribo en paz peles de mala calidad, en papeles usados, para quitarle solemnidad al acto de la escritura?.
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