La "dimisi¨®n" de Castedo
Soy un asiduo lector de ese diario, aunque me hab¨ªa abstenido hasta el momento de reflejar p¨²blicamente mi postura sobre los grandes temas que han marcado el desarrollo de estos seis ¨²ltimos a?os; pero algo que ha sucedido estos d¨ªas me ha hecho recapacitar: la dimisi¨®n del director general del Ente P¨²blico RTVE Fernando Castedo ha sido la gota que ha colmado el vaso de mi indignaci¨®n.?Qu¨¦ se puede ver en el fondo de un acontecimiento tan repetido y usual como es, en Espa?a, la sustituci¨®n de las personas que ocupan elevados cargos p¨²blicos sin darles tiempo de que desarrollen la labor para la cual, en principio, fueron nombrados?
En primer lugar, que las esferas de poder de este pa¨ªs siguen siendo las mismas de antes y utilizan los mismos m¨¦todos que las caracterizaron anta?o.
En segundo lugar, se observan las indisimuladas presiones que los aspirantes al poder est¨¢n ejerciendo con el ¨²nico fin de lograr una mayor porci¨®n del sabroso pastel que son la radio y televisi¨®n estatales.
Todas estas actitudes no s¨®lo afectan negativamente a la libertad de expresi¨®n, que deber¨ªa ser defendida por encima de todo y por todos, sino que nos demuestra que el camino recorrido es todav¨ªa corto y est¨¢ lleno de peligros.
Unos desean fervientemente la televisi¨®n privada ante la posibilidad (cada vez m¨¢s cercana por su continuos errores) de que el banquete se les acabe en 1983 o antes; los otros quieren ¨²nicamente una televisi¨®n p¨²blica cuyo manejo les ser¨ªa f¨¢cil si ganaran las pr¨®ximas elecciones.
En fin, mientras se dilucida este vergonzoso combate en la oscuridad de la desinformaci¨®n s¨®lo me queda apiadarme del se?or Caste-
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do, el cual, seg¨²n mi criterio, pretendi¨® realizar una gesti¨®n transparente, aunque cometi¨® en ella dos grav¨ªsimos errores: cesar a I?aki Gabilondo, que le hizo perder credibilidad ante el ciudadano medio, y trabajar m¨¢s en Prado del Rey que en la Moncloa, que le hizo perder su poltrona. ?Que Dios nos salve de tanto pol¨ªtico como anda suelto!/
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