En favor de un entendimiento entre el Papa y los te¨®logos / 1
Se ha escrito con frecuencia sobre los conflictos entre el Papa, la curia y Roma, por un lado, y los te¨®logos progresistas (o como se quiera decir), por otro. El tercer aniversario del p¨®ritificado de Juan Pablo II puede ser una buena ocasi¨®n para traer a colaci¨®n con m¨¢s fuerza que antes las bases que de todas formas les son comunes.No se dan en absoluto contradicciones en una teolog¨ªa que tiene la intenci¨®n program¨¢tica -tras tantas experiencias positivas y negativas en dos milenlos de historia de la Iglesia- de ser al mismo tiempo:
-Cat¨®lica, esforz¨¢ndose pqr estar al servicio de una Iglesia universal y total y, simult¨¢neamente, evang¨¦lica, arraigada en la escritura y el evangelio.
- Tradicional, con sentido de la responsabilidad ante la historia, y, al mismo tiempo, contempor¨¢nea, dando la cara a las preguntas de la actualidad.
- Cristoc¨¦ntrica, decidida y plural¨ªsticamente cr¨ªstica, y tambi¨¦n ecum¨¦nica, orientada al ec¨²mene, a todo el orbe terr¨¢queo habitado, a todas las iglesias cristianas, a todas las religiones y a todas las regiones.
- Te¨®rico-cient¨ªfica, afanada en la ense?anza y en la verdad, y al tiempo, pr¨¢ctico-pastoral, empenada en la vida, la renovaci¨®n y la reforma.
Nadie tendr¨¢ que sorprenderse si nosotros, te¨®logos, nos juramentamos -antes, durante el Vaticano II (11962-1965), y tambi¨¦n luego-; m¨¢s a¨²n, nos sentimos obligados a proseguir en la medida de lo posible la renovaci¨®n, la reforma y el aggiornamento (Juan XXIII) de la Iglesia, de la teolog¨ªa y de la sociedad en el esp¨ªritu del evangelio y de la gran tradici¨®n cat¨®lica. De esta manera intentamos colaborar con nuestras reducidas fuerzas, sin m¨¢s poder que la inerme fuerza del esp¨ªritu, a fin de que:
- La Iglesia pueda anunciar de nuevo con credibilidad el evangelio en los tiempos que corren.
- La fe en Dios puedaservivida por los hombres de hoy otra vez con convicci¨®n y fuerza de atracci¨®n.
- El seguimiento de Jes¨²s -del Cristo, de la Palabra y del Hijo de Dios- no sea mero piadoso programa, sino que represente una realidad vivida.
- La misma Iglesia no aparezca como un aparato burocr¨¢tico, sino como verdadera comunidad de hombres que creen, esperan y aman al servicio de los dem¨¢s hombres.
?No ofrecen estas consideraciones una s¨®lida base que permite superar las contradicciones en la Iglesia cat¨®lica entre jerarqu¨ªa y teolog¨ªa al tiempo que ofrece una plataforma com¨²n sobre la que todos nos encontramos?
Si dirigimos nuestra mirada, en primer lugar, a la Iglesia y a la sociedad, tenemos que decir que, al igual que el mismo Papa y los obispos, tambi¨¦n nosotros, los te¨®logos, estamos obligados:
- A un humanismo cristiano -una v¨ªa media entre la sociedad occidental de consumo y el marxismo-leninismo del Este.
- A la colegialidad, la fraternidad y a la unidad de la Iglesia cat¨®lica contra todo intento de escisi¨®n y polarizaci¨®n.
- Al entendimiento ecum¨¦nico con las iglesias ortodoxas y protestantes, con los jud¨ªos, los musulmanes y otras religiones del mundo.
- A los derechos humanos y ala compasi¨®n (misericordia) en toda sociedad.
- A la justicia social y a la solidaridad especialmente con los pobres de todo tipo, m¨¢s all¨¢ de toda pol¨ªtica partidista.
- A la paz y al desarme tanto en el Este como en el Oeste, en el Norte como en el Sur.
Y si ahora fijamos la mirada en la teolog¨ªa, tambi¨¦n tenemos que decir que, al igual que los te¨®logos, tambi¨¦n el Papa -¨¦l mismo profesor de teolog¨ªa antes del concilio- est¨¢ obligado a una teolog¨ªa que quiere y,debe ser cat¨®lica (tambi¨¦n evang¨¦lica), tradicional (tambi¨¦n contempor¨¢nea), cristoc¨¦ntrica (tambi¨¦n ecum¨¦nica), te¨®rico-cient¨ªfica (tambi¨¦n pr¨¢ctico-pastoral).
?Por qu¨¦, pues, tiene que darse oposici¨®n entre hombres honestos por ambas partes, los cuales intentan -bien que por caminos distintos y condiversos medios- servir a un mismo asunto cristiano y a los mismos hombres? En verdad, nosotros, los te¨®logos, no queremos ni romper ni polarizar a la Iglesia. Al contrario, queremos servir a la unidad, al tiempo que exigimos ser consecuentes.
Exigimos ser consecuentes
?Consecuentes en qu¨¦ sentido? En el cumplimiento de las grandes intenciones del Vaticano II, que era un concilio del Papa, de los obispos y de los te¨®logos; un concilio en el aut¨¦ntico esp¨ªritu cristiano. El Papa, los obispos y los te¨®logos deben mantenerse en l¨ªnea con ese Concilio. S¨¦ame permitido se?alar algunas de sus clases:
- Oponerse al clericalismo, tomando en serio a los laicos como pueblo de Dios y al clero como su servidor.
- Oponerse al juridismo, reconociendo la inevitable imperfecci¨®n de las estructuras eclesi¨¢sticas y la necesidad de una reforma permanente (ecclesia, theologia, societas semper reformanda).
- Oponerse al triunfalismo, denunciando el culto a la persona en todos los planos, al tiempo que se intenta realizar las funciones de primado y obispo no como poderes, sino como un servicio.
- Oponerse al centralismo, promocionando la descentralizaci¨®n y reconociendo sus derechos a las iglesias orientales (en el plano nacional, diocesano y local).
- Oponerse al dogmatismo, luchando contra la creciente intolerancia y iniedo en las iglesias, al tiempo que se insiste en el car¨¢cter pastoral de la ense?anz¨¢ eclesial.
- Oponerse al confesionalismo, intentando superar las diferencias que subsisten entre confesiones cristianas no s¨®lo con votos piadosos, sino con valientes decisiones ecum¨¦nicas.
Los te¨®logos cat¨®licos concuerdan con el esp¨ªritu del Vaticano II cuando a tiempo y a destiempo insisten y piden:
- Probada honestidad de la teolog¨ªa tanto en cuanto a exiglencias cient¨ªficas como en fidelidad al evangelio.
- Aut¨¦ntica libertad en la Iglesia (libertad de conciencia, de palabra, de Prensa y de reuni¨®n).
- Verdadera colegialidad entre el Papa, obispos, sacerdotes y laicos.
- Verdadero y aut¨¦ntico ser cristiano en la cristiandad (m¨¢s all¨¢ de tradicionalismo y modernismo).
- Reunificaci¨®n progresiva de las iglesias cristianas en el servicio a Dios y en la colaboraci¨®n pr¨¢ctica a nivel local.
- Apertura comprometida respecto a las necesidades y esperanzas del actual mundo y sociedad seculares (sin excluir a agn¨®sticos y ateos).
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