Bartok Stravinski, al filo de las conmemoraciones
Estamos en las postrimer¨ªas del centenario de Bartok y en puertas del de Stravinski. Uno y otro compositor merecieron atenci¨®n desusada en el programa encomendado a los pianistas Angeles Renter¨ªa y Jacinto Matute. Desusada digo, ya qu¨¦ la Sonata parados pianos y percusi¨®n de Bartok se escucha rara vez, y menos a¨²n la genial transcripci¨®n para, piano a cuatro manos (que suele interpretarse, como ahora, en dos pianos) de La consagraci¨®n de la primavera, realizada por el propio Stravinski.La pianista sevillana y su colega gaditano -los dos enraizados en la escuela de Jos¨¦ Cubiles- trabajan juntos desde hace tiempo y han llegado a flexibilizar de tal modo la, en principio, dura suma de dos grandes pianos de cola que nos parece escuchar un solo instrumento, lleno de posibilidades in¨¦ditas.
D¨²o Renter¨ªa-Matute
Obras de Bartok y Stravinski. Percusi¨®n: Vicedo y Benet. Teatro Real, 27 de octubre.
Para empezar, tocaron todo el programa de inemoria, lo que -antes que alarde exterior- significa absoluto dominio de las partituras. Adem¨¢s, calibran todos los elementos sonoros de tal modo que recibimos algo as¨ª c¨®mo la ?imagen? de una gran orquesta, como su met¨¢fora, podr¨ªamos decir.
Con la colaboraci¨®n -de todo punto excelente- de los percusionistas Pedro Vicedo y Javier Benet, la Sonata... de Bartok nos revel¨® en su desnuda voluntad sint¨¦tica el alma de las grandes obras del m¨²sico h¨²ngaro. La poctizaci¨®n de lo percusivo se logra plenamente en el movimiento central con car¨¢cter de Nachtmusik (m¨²sica nocturna) como muy bien apunta Jos¨¦ Ram¨®n en su exacto comentar¨ªo; y frente a cierto estructuralismo desolado del tiempo inicial se alza el popularismo trascendido del Allegro final. La Sonata..., pegada en el tiempo a la M¨²sica para celesta, es, o puede ser, su liberaci¨®n.
El mismo a?o del estreno de La consagraci¨®n..., la Editorial de M¨²sica Rusa publica la transcripci¨®n para piano a cuatro manos. Bien sabemos c¨®mo, frecuentemente, este tipo de trabajos se mantiene dentro de los l¨ªmites formularios y la voluntad utilitaria.
No es el caso de La consagraci¨®n..., recreada genialmente para el piano, hac¨ªa el que vuelan gran parte de sus valores orquestales y, sobre todo, el valor esencial y m¨¢s nuevo: su contenido est¨¦tico. La consagraci¨®n de la primavera trasladada al piano es la misma obra y, a la vez, otra diferente. S¨®lo teniendo en cuenta tal dualidad podemos estimar con exactitud lo escuchado ahora en'el teatro Real en versi¨®n de extraordinaria justeza y expresividad. Las ovaciones recibidas por el d¨²o Renter¨ªa-Matute fueron tan largas que el encore result¨® obligado y bien escogido: un fragmento de Microcosmos, de Bartok.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.