El hijo de los marqueses de Monsol¨ªs, presunto homicida de un chatarrero, hab¨ªa sido condenado a 20 a?os de c¨¢rcel
Guillermo de Pallej¨¤ y Ferrer-Cagigal, hijo de los marqueses de Monsol¨ªs, autor del dispar¨® que el pasado lunes acab¨® con la vida de Rafael Castillo, trabajador por cuenta de un industrial chatarrero, ten¨ªa antecedentes por su participaci¨®n en el homicidio de la que fuera su primera mujer, seg¨²n informaron ayer fuentes policiales. Ello le acarre¨® una condena de veinte a?os y un d¨ªa, de la quecumpli¨® s¨®lo una escasa d¨¦cima parte. La primera mujer de Guillermo de Pallej¨¤ falleci¨® hacia 1973, en lo que en principio se supuso un accidente de circulaci¨®n, y siempre estuvo envuelto en una nebulosa. No obstante, las fuentes policiales consultadas por este diario se?alaron que luego se comprob¨® que tal accidente hab¨ªa sido simulado. De ah¨ª la inculpaci¨®n en el homicidio del hijo de los marqueses de Monsol¨ªs y su posterior condena.
Guillermo de Pallej¨¤ saldr¨ªa de la c¨¢rcel Modelo aproximadamente dos a?os y medio despu¨¦s de su inculpaci¨®n, porque se benefici¨® de los indultos concedidos tras la muerte del general Franco. Hace unos tres a?os, seg¨²n testimonio de varios vecinos, hab¨ªa vuelto a la peque?a localidad de Sant Cebri¨¤ de Vallalta, en la comarca de El Maresme, a unos cincuenta kil¨®metros al norte de Barcelona, y hab¨ªa activado la explotaci¨®n ganadera de la finca Can Matas, una de las propiedades de la familia de los Monsol¨ªs.El padre de Guillermo es Felipe de Pallej¨¤, s¨¦ptimo marqu¨¦s de Monsol¨ªs, que cas¨® con Gloria Ferrer-Cagigal, presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Lucha contra el C¨¢ncer. La hermana de Guillermo, Gloria, est¨¢ casada a su vez con un hijo de Jos¨¦ Mar¨ªa Juncadella Bor¨¦s, uno de los principales industriales del sector textil catal¨¢n.
Un hombre hura?o
Los vecinos de las mas¨ªas pr¨®ximas a Can Matas recuerdan que Guillermo volvi¨® hura?o, muy cambiado, quiz¨¢ marcado por la muerte de su esposa. ?Ten¨ªa golpes de genio constantes, pero con nosotros nunca se port¨® mal?, manifest¨® a este diario Jos¨¦ X, uno de los payeses que trabajan una de las fincas lindantes con la propiedad .de los Monsol¨ªs. ?El mismo Guillermo nos hab¨ªa comentado?, prosigui¨®, ?que hab¨ªa tenido problemas con la justicia, pero ¨¦l siempre se refer¨ªa a "un asunto en Italia", sin especificar nada en concreto. Desde que volvi¨® viv¨ªa con Dominique, una chica francesa, muy guapa, de veintitr¨¦s a?os, con la que tiene una hija de dos a?os. El siempre dec¨ªa que estaban casados, pero hay gente en el pueblo que asegura que no?.
En el pueblo s¨ª oyeron el estampido. La noticia de que el hijo del marqu¨¦s de Monsol¨ªs hab¨ªa matado a un trabajador del vertedero de basuras instalado en el cerro que linda con Calella caus¨® sorpresa, pero s¨®lo en parte. Pocos son los vecinos de Sant Cebri¨¢ de Vallalta, poblaci¨®n de quinientos habitantes, donde predominan construcciones del tipo de segunda residencia, que se atreven a exculpar al autor del disparo.
?Ten¨ªa que ocurrir. Se le ve¨ªa en su car¨¢cter. Nadie le tragaba y se hab¨ªa ganado la enemistad de medio pueblo. Era un t¨ªo muy raro, a veces amigo a por todas, a veces amenazante con cualquiera?. Quien as¨ª hablaba era un joven mozo que trabaj¨® una temporada con el hijo del marqu¨¦s. Luego dej¨® el trabajo, porque, seg¨²n su testimonio, Guillermo de Pallej¨¤ interpretaba a su manera el trato que hab¨ªan hecho sobre el jornal a percibir.
?A nivel personal?, manifest¨® el joven citado, ?no puedo decir que yo topara con ¨¦l. Guillermo era de un car¨¢cter oscilante. Y luego ten¨ªa esa man¨ªa siempre de querer echar de la finca a cualquier extra?o, a veces por las buenas, otras mostrando la escopeta. En una ocasi¨®n le vi coger la moto -tenia una Montesa 360 y en su juventud hab¨ªa sido un buen corredor de trial- y con la escopeta a la espalda ir hacia una camioneta que hab¨ªa entrado en la finca y echarla de all¨ª. Ten¨ªa verdaderos arranques y hab¨ªa hecho cosas incoherentes, como colocar se?ales de circulaci¨®n de, las que anuncian peligro para ni?os saliendo de la escuela, con el fin de que los coches circularan m¨¢s despacio por el camino vecinal?. Una de esas se?ales es bien visible a escasos metros de Can Goita, la casa que habitaban Guillermo, Dominique y su peque?a hija, dentro de la misma finca.
??Relaciones con su padre? Siempre le o¨ª decir que para ¨¦l no representaba nada que su padre fuera el marqu¨¦s de Monsol¨ªs. Quer¨ªa mantenerse al margen de todo esto y tener su propio negocio con las vacas, cabras, cerdos, patos y gallinas. Siempre dec¨ªa -y lo hac¨ªa- que era un trabajador m¨¢s. Ni siquiera padres e hijo viv¨ªan juntos.La verdad es que los marqueses aparec¨ªan por la finca muy de tarde en tarde y siempre se instalaban en la torre se?orial de Can Matas?.
Guillermo de Pallej¨¤ tiene en la actualidad 31 a?os de edad. Fuentes policiales y ex trabajadores de su finca recuerdan que le. falt¨® tiempo para comprarse cuatro escopetas cuando recibi¨® la licencia de armas. ?Fue de la ma?ana a la tarde?, se?al¨® un venio del pueblo, ?y se compr¨®, no recuerdo si ¨¦l o su padre, una escopeta de postas, de ca?ones superpuestos, un rifle de calibre 22, una escopeta de caza de dos ca?ones y una de repetici¨®n, de cuatro o cinco tiros?. El hecho de que tuviera la licencia de caza presupone, seg¨²n la fuente informante, que deber¨ªa tener el certificado de penales totalmente ?limpio?.
Un solo disparo
La fat¨ªdica tarde del lunes, sobre las 16.30 horas, varios hombres de la finca se hallaban ocupados en la tarea de limpiar una zona de bosque de Can Matas. Esta zona est¨¢ cercana al camino vecinal que atraviesa la finca, desde Can Goita hasta el vertedero de Calella -distanta un kil¨®metro y medio- Aquel d¨ªa, por casualidad, el marqu¨¦s de Monsol¨ªs estaba en la torre Can Matas. Sigfrido, un joven encargado de la finca, se encontraba con los hombres que limpiaban un claro del bosque: ?O¨ª un disparo y coment¨¦ con los dem¨¢s que no era d¨ªa de caza y que me extra?aba, pero seguimos trabajando. Luego vimos pasar el R-5 de Guillermo M¨¢s tarde, revuelo de coches, la ambulancia y la Guardia Civil Bajamos al camino y vimos el cuerpo sin vida de aquel infortunado, mitad en el camino, mitad en el prado, con una enorme herida en el vientre. Yo no s¨¦ nada m¨¢s ni vi nada m¨¢s?.
?Qu¨¦ hab¨ªa sucedido? ?Hab¨ªamos estado trabajando toda la ma?ana?, explic¨®, a¨²n compungido, Jos¨¦, uno de los compa?eros de Rafael Castillo, que se saca un jornal a base de seleccionar lo utilizable de entre las toneladas de basura vertidas a diario en el lugar, ?y ya hab¨ªamos comido. Eran las tres. Rafael Castillo, el muerto, para entendernos, iba un poco alegre. Hab¨ªa bebido de una botella de co?¨¢ , pero no estaba borracho, oiga. S¨®lo animado, cantaba y hab¨ªa comentado que no ten¨ªa muchas ganas de trabajar. Pero era trabajador. Yo no estoy en su empresa. Aqu¨ª trabajamos por cuenta de varios industriales chatarreros y ¨¦l lo hac¨ªa para un tal Vicente, de Badalona?.
El caso es que Rafael Castillo desapareci¨® de la zona del vertedero. Sus compa?eros, y Jos¨¦ con ellos, creyeron que se habr¨ªa dormido en cualquier rinc¨®n del bosque o que quiz¨¢ habr¨ªa ido a ver al due?o de una casa semiabandonada en los alrededores. En el vertedero hac¨ªa mucho fr¨ªo y la improvisada barraca en donde dorm¨ªan los hombres no serv¨ªa para nada. Hay que tener en cuenta que Rafael Castillo y sus compa?eros llegaban al vertedero el lunes y se iban el viernes. Se sacaban cada uno unas 8.000 o 9.000 pesetas semanales, pero a costa de comer y pernoctar en condiciones p¨¦simas.
.?El caso es?, explicaba Jos¨¦, ?que se extra?¨® un tanto su desaparici¨®n. Envi¨¦ a un compa?ero con el vespino al pueblo, a ver si lo ve¨ªa, y cuando ¨¦ste volvi¨® nos enteramos todos. Una verdadera l¨¢stima, porque Rafael Castillo era trabajador. Aquel d¨ªa, s¨ª, hab¨ªa bebido, pero no se met¨ªa con nadie. Yo no s¨¦ lo que pas¨® abajo, en Can Matas, con el hijo del marqu¨¦s. Para m¨ª ha sido una l¨¢stima?.
En cuanto a Guillermo de Palleja, una vez que hubo disparado sobre la v¨ªctima, por motivos a¨²n no aclarados, tuvo una primera idea: la de huir en su R-5 rojo. Viaj¨® hasta San Hilari de Sacalm, en la sierra del Montseny, y se refugi¨® en otra finca que all¨ª tienen los marqueses. Al anochecer recapacit¨® y se entreg¨® en el puesto de la Guardia Civil.
Ayer noche hab¨ªa luz en Can Goita, una hermosa casa de cuatro pisos, pulcramente blanqueada y con ventanales verdes. Frente a la casa, un coche-furgoneta beis y un trabajador y amigo de la casa en su interior. La familia de los marqueses le ha encomendado alejar del lugar a periodistas y curiosos. ?Ustedes disculpar¨¢n ?, repite en un tono del que es dif¨ªcil adivinar si es amenazante o suplicante, ?pero la se?ora Dominique me ha indicado que comprendan su estado y que no desea decir nada?. Esta persona tambi¨¦n intenta evitar que se saquen fotograf¨ªas del lugar y explica una y otra vez que ?lo que ha pasado aqu¨ª ha sido ni m¨¢s ni menos que un accidente?.
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