P¨¢nico en la almohada
Vicent Andr¨¦s i Estell¨¦s ha recibido en Barcelona el premio que, algunos, en su Valencia, le reprochar¨¢n por siempre. A Estell¨¦s siempre le dio miedo trascender de su ¨¢mbito m¨¢s entra?able. Cada vez que una antolog¨ªa le ha incluido entre los poetas de lengua catalana ha sufrido una crisis. Estell¨¦s ha vivido siempre con el p¨¢nico en la almohada. Siempre conoci¨® los niveles de incomprensi¨®n de ciertos clanes de la vida valenciana.A Estell¨¦s siempre le frustr¨® no aparecer ante los suyos tal cual es. Incluso durante a?os tuvo que hacer en el peri¨®dico una secci¨®n diaria en la que sus versos no pretend¨ªan estar m¨¢s all¨¢ del llibrets de falla. La mayor parte de su obra po¨¦tica est¨¢ hecha para los amigos y los, recitales de catacumba.
Vicent nunca pretendi¨® participar en las vidriosas pol¨¦micas sobre el idioma que, en Valencia, siempre acaban con una bomba en la ventana. Nunca quiso molestar a nadie. Y transigi¨®, muchas veces, ante los recalcitrantes del apitjat. S¨®lo cuando se percat¨® de que la contemporizaci¨®n no s¨®lo era imposible, sino dram¨¢tica, se decidi¨® a tomar postura clara y definida.
Estell¨¦s no s¨®lo es el gran poeta de la Valencia de hoy, sino un s¨ªmbolo para el futuro. Estell¨¦s es una figura recuperada, como Renau, aunque su exilio espiritual se centr¨® en Burjasot. Ahora sigue pidiendo perd¨®n por sus ¨¦xitos. Ahora sigue siendo el depresivo de siempre, el eterno enfermo, el poeta para los amigos. Pero en medio de sus penurias f¨ªsicas es m¨¢s firme que nunca y ya nadie le podr¨¢ hacer renunciar a la lucha por el reencuentro con la identidad de su pueblo.
Vicent Andr¨¦s i Estell¨¦s ser¨¢ siempre para algunos cr¨ªticos un poeta trascendente. Pero en ¨¦l hay tambi¨¦n una inagotable veta de cantor de l¨¢ picaresca huertana y el erotismo de era y ca?averal. Es el Estell¨¦s de sus cada d¨ªa m¨¢s escasos momentos de euforia. El Estell¨¦s sin las jaquecas combatidas a golpes de aspirina. Lo que antes fue el trauma de la represi¨®n para ¨¦l, es hoy el s¨ªndrome del desencanto. Y encima Abril Martorell quiere fabricar un nuevo idioma para que Estell¨¦s quede definitivamente en la heterodoxia.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.