La burocracia local, una costosa traba para la vida y el bolsillo del ciudadano
Hace poco m¨¢s de tres a?os que los vecinos de la calle Palma, en el c¨¦ntrico barrio de Malasa?a, presentaron su primer escrito en la Delegaci¨®n de Saneamiento y Medio Ambiente del Ayuntamiento para que los t¨¦cnicos municipales comprobaran si el nivel de ruidos producido por la lavander¨ªa situada en el bajo era superior al permitido,ya que el constante zumbido producido por esta industria resulta totalmente insoportable para el vecindario. M¨¢s de veintisiete paseos de los denunciantes hasta distintas dependencias municipales no han logrado hasta la fecha que los t¨¦cnicos hagan las comprobaciones pedidas de los vecinos. Dada la certera sospecha de que las distintas denuncias duermen en cualquier empolvado armario, una de las vecinas, Petra Fern¨¢ndez V¨¢zquez, ha optado por rezar a san Expedito en espera de conseguir mejores resultados con las distintas corporaciones a las que ha hecho llegar su problema. Los vecinos piensan que nada ha cambiado en la burocracia del Ayuntamiento.
Por extra?o que pueda parecer, el caso de esta lavander¨ªa no es, ni mucho menos, un ejemplo aislado, porque la burocracia municipal se ha hecho tan amenazante para el ciudadano que, salvo para casos como el dar un certificado de vida o de empadronamiento -que, con suerte, se pueden resolver en un par de d¨ªas-, cuando el expediente en cuesti¨®n tiene una m¨ªnima envergadura, su resoluci¨®n y salida puede ser cosa de largos meses e incluso de a?os. Como ejemplo, baste se?alar que la licencia de apertura de un establecimiento hostelero tarda en concederse catorce meses, por t¨¦rmino medio; la puesta en marcha de un proyecto de obras del tipo del parque de Pradolongo consume siete meses; un expediente sancionador no se resolver¨¢ en ning¨²n caso antes de dos meses, y el recurso a una multa de tr¨¢lico tarda en ser respondido, como m¨ªnimo, diez meses. Todo ello, siempre que el papeleo habitual no tropiece con dificultades tales como la enfermedad del jefe de negociado de turno cuya firma es imprescindible para que el expediente siga adelante o unas vacaciones que faciliten la acumulaci¨®n de- telara?as sobre los deste?idos papeles.Seg¨²n c¨¢lculos aproximativos del departamento de Personal, los m¨¢s de 8.000 funcionarios -de un total de 17.000, que consumen el 50% del presupuesto municipal- resuelven diariamente una media de 1.500 expedientes. Este volumen de expedientes pendientes de resoluci¨®n dentro del campo municipal r¨ªo resulta especialmente elevado si se tiene en cuenta que hay que contar con autorizaci¨®n expresa para actividades tan aparentemente triviales como empapelar una habitaci¨®n o aparcar el autom¨®vil delante de la propia casa.
El coste ciudadano por la tramitaci¨®n de expedientes no se queda en la abundante compra de p¨®lizas o impresos, porque la parte m¨¢s costosa es precisamente la p¨¦rdida de tiempo que sufre el ciu dadano cuya intenci¨®n (o m¨¢s correctamente intenci¨®n obligada) es dar una salida legal a cualquier proyecto. Esto al margen de los impuestos locales (por cierto, cada vez m¨¢s abundantes), de los que una parte importante se destina a financiar este aparato burocr¨¢tico.
Apertura de un bar con reposter¨ªa
Si a cualquier ciudadano se le ocurre la idea de encaminar la b¨²squeda de, su supervivencia econ¨®mica a base de obtener beneficios con la apertura de un bar con reposter¨ªa, una de las licencias cuya obtencion parece m¨¢s complicada por intervenir en su concesi¨®n distintas delegaciones, puede que pase m¨¢s de un a?o largo sin que tenga en sus manos el permiso correspondiente. Si encima las condiciones del local no se ajustan a lo exigido por las ordenanzas, el proyecto puede llegar a complicarse hasta lo inconcebible.En plan meramente orientativo cabe clecir que quien tales proyectos albergue deber¨¢ presentar la solicitad en el registro municipal. Aqu¨ª, despu¨¦s de aguantar la correspondiente cola -nunca es aconsejable hacerla en los d¨ªas destinados al pago de cualquier impuesto local-, habr¨¢ que cumplimentar un largo pliego en el que se pegar¨¢n las correspondientes p¨®lizas a golpe de lengua, ya que ninguna de estas dependencias est¨¢ provista de las higi¨¦nicas gomas h¨²medas. Puede que se trate de un simple detalle, pero es orientativo en cuanto a las facilidades con que va a encontrarse a partir de ese momento el futuro hostelero. A partir de esa fecha, la solicitud quedar¨¢ anunciada al p¨²blico durante quince d¨ªas a fin de que puedan presentarse las correspondientes reclamaciones.
Una vez que la solicitud ha sido teoricamentevista por el p¨²blico, pasa a la secci¨®n correspondiente de la Delegaci¨®n de Obras y Servicios Urbanos, en la calle Mayor. Dos d¨ªas transcurren hasta que la solicitud llega a manos de uno de los t¨¦cnicos especializados. Este funcionario se queda con el expe diente en su despacho a lo largo de tres d¨ªas. Durante este tiempo, y en base a la documentaci¨®n qu aporta el solicitante, el funcionario dictamina un informe.
Si todo va bien, una vez que el funcionario firma su informe, la solicitud es trasladada al departamento de Incendios de la Delegaci¨®n de Seguridad, situada en calle Conde Duque. En un plazo m¨ªnimo de diez d¨ªas y m¨¢ximo de tres meses, los funcionarios de ese departamento inspeccionar¨¢n las condiciones del local y, una vez extinguido el plazo, la ya manoseada solicitud sale de viaje hacia el departamento de Contaminaci¨®n Atmosf¨¦rica de la Delegaci¨®n de Saneamiento y Medio Ambiente en la calle de Barcel¨®.
Dado que la industria en cues ti¨®n contendr¨¢ art¨ªculos de reposter¨ªa, la solicitud se env¨ªa al Laboratorio Municipal y a la Delega ci¨®n de Abastos, en la calle Mayor, donde permanecer¨¢ durante un tiempo medio de 45 d¨ªas.
Con todos los diferentes informes firmados, el conserje solamente tendr¨¢ que trasladarse, esta vez a un portal pr¨®ximo, en la misma plaza de la Villa, a la Delegaci¨®n de Obras, de donde hab¨ªa salido. En ella, se revisar¨¢n los distintos informes emitidos y, tres d¨ªas despu¨¦s, el jefe del departamento colocar¨¢ su esperada r¨²brica.
Si todos los informes han sido favorables, cosa que, al parecer, es dif¨ªcil que ocurra en una primera solicitud, la licencia est¨¢ concedida, pero en caso contrario, lo m¨¢s frecuente, el solicitante contar¨¢ con un mes para contestar a las trabas municipales frente al proyectado negocio.
Quinientas multas, protestadas diariamente
Si de lo que se trata es de protestar esa multa que el agente le acaba de poner y que el conductor sancionado est¨¢ convencido de que se trata de una tremenda injusticia, deber¨¢ coger la notificaci¨®n de la multa y, armado de paciencia, deber¨¢ interponer el recurso correspondiente en un plazo de quince d¨ªas desde la notificaci¨®n de la sanci¨®n. El afectado deber¨¢ explicar en un pliego cu¨¢les son sus datos personales, causas de la alegaci¨®n e incluso dibujar un croquis explicativo de "c¨®mo ocurri¨® todo". Antes de dos meses deber¨¢ tener una respuesta, ya que en caso contrario la denuncia prescribe. Si la Polic¨ªa Municipal sostiene su primera intenci¨®n de multar al conductor, tal como ocurre en la mayor¨ªa de los casos, el conductor podr¨¢ llevar el caso a los Tribunales de Justicia, en cuyos plazos ya no cabe entrar.Diariamente, las oficinas de la Delegaci¨®n de Seguridad reciben una media de quinientas alegaciones. Este tipo de expedientes -y la notificaci¨®n de las multas en general- est¨¢n siendo solventados cada vez de forma m¨¢s r¨¢pida debido a la mecanizaci¨®n de que ha sido objeto la Delegaci¨®n, con lo que los plazos se pueden llegar a reducir casi hasta el 50%.
Un a?o para ejecutar un proyecto de obras
El proyecto administrativo que sigue un expediente de proyecto de obras puede llegar a consumir un a?o largo. En el caso del parque de Pradolongo, el proyecto elaborado por los t¨¦cnicos del departamento de Jardines y Est¨¦tica Urbana qued¨® totalmente ultimado el 16 de julio de este a?o. Despu¨¦s, en un tiempo casi r¨¦cord, pas¨® un d¨ªa por cada uno de los siguientes departamentos, a fin de recoger las preceptivas firmas: Delegaci¨®n de Saneamiento y Medio Ambiente, Intervenci¨®n General, departamento de Contrataci¨®n, vuelta a Saneamiento y Medio Ambiente, salida a Actas, aprobaci¨®n por la Comisi¨®n Permanente, retorno a Saneamiento y Medio Ambiente. A partir de aqu¨ª, est¨¢ ocho d¨ªas en el tabl¨®n de anuncios de la Casa de la Villa y un mes despu¨¦s aparece en el Bolet¨ªn Oficial del Estado, donde se anuncia el plazo para la presentaci¨®n de ofertas.Con todo, y pese a que los responsables municipales aseguran que se hace todo lo posible para reducir la burocracia, hay casos que tienen todo el aspecto de no ser solventados jam¨¢s. Una de estas situaciones ocurre con el expediente abierto hace casi un a?o a determinados funcionarios del Laboratorio Municipal de Higiene para aclarar su implicaci¨®n en la venta fraudulenta de cientos de jamones putrefactos. En todo este tiempo no se ha ?aclarado la situaci¨®n, con el consiguiente perjuicio ciudadano que esto acarrea, ya que si la implicaci¨®n de los funcionarios no existi¨®, su actuaci¨®n deb¨ªa haber quedado clarificada hace tiempo, y si no fue as¨ª, los ciudadanos deben recibir una explicaci¨®n de las causas por las que hasta el momento no se ha aclarado este asunto.
Sin embargo, si la burocracia administrativa parece tener como misi¨®n el retrasar las iniciativas ciudadanas (aunque su base vital sea el control y seguridad), cuando realmente pueden observarse reacciones ins¨®litas es ante la llegada de un problema no estipulado en las ordenanzas. Emilio Garc¨ªa Horcajo, concejal presidente de Villaverde, cuenta divertido c¨®mo a los pocos meses de ocupar su despacho orden¨® resolver r¨¢pidamente un asunto que llevaba rodando de mesa en mesa nada menos que cuatro meses.
Se trataba de algo tan sencillo como que una vecina del barrio hab¨ªa acudido a la Junta Municipal del distrito porque cre¨ªa que un ¨¢rbol situado justo delante de su casa ten¨ªa unas ra¨ªces tan grandes que pod¨ªan tirar el edificio abajo. Acudi¨® a la Junta para pedir que, si realmente era. peligroso, se lo cortaran y, en caso contrario, poder seguir tranquila. El expediente viaj¨®, incansable, durante cuatro meses. Despu¨¦s,de este tiempo, se comprob¨® que las ra¨ªces del ¨¢rbol no eran peligrosas para la casa. En caso contrario, mejor le hubiera ido con rezar a san Expedito.
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