El Reino Unido libr¨® y perdi¨® su ¨²ltima batalla hace un cuarto de siglo en el canal de Suez
El 31 de octubre de 1956 aviones brit¨¢nicos y franceses bombardearon Egipto. El 6 de noviembre estos dos paises europeos aceptaban un alto el fuego, cediendo a las presiones econ¨®micas de Estados. Unidos. Esta ser¨ªa la ¨²ltima guerra en la que participar¨ªa, hasta la fecha, el Reino Unido. La crisis de Suez confirm¨® la p¨¦rdida de protagonismo del Reino Unido en la pol¨ªtica mundial y la consagraci¨®n de las superpotencias como ¨¢rbitros del mundo.
En 1954 el coronel Gamal Abdel Nasser acced¨ªa a la presidencia del Gobierno en Egipto tras haber tomado el poder dos a?os antes junto al general Neguib. En,1956 Nasser era nombrado presidente, con una pol¨ªtica revolucionaria y nacionalista que deber¨ªa haber tra¨ªdo sus frutos r¨¢pidamente. 0 al menos eso esperaba. Entre sus grandes proyectos figuraba la gran presa de Asu¨¢n, que servir¨ªa para irrigar extensos territorios y procurar la electricidad necesaria para la industrializaci¨®n de Egipto. La presa deb¨ªa haber sido financiada por Estados Unidos, el Reino Unido y el Banco Mundial.Nasser no consigui¨® de Occidente las armas que ped¨ªa, por lo que en septiembre de 1955 lleg¨® a un acuerdo con Checoslovaquia para la compra de armamento sovi¨¦tico. Irritado por las amenazas egipcias de recurrir a la ayuda sovi¨¦tica, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Foster Dulles, anunci¨® abruptamente el 19 de julio de 1956 que su Gobierno se retiraba del proyecto de Asu¨¢n. Inmediatamente, el Reino Unido y el Banco Mundial dieron este mismo paso; el mes anterior, en junio, las ¨²ltimas tropas brit¨¢nicas hab¨ªan abandonado la zona del canal de Suez, que controlaban desde tiempo atr¨¢s.
El 26 de julio Nasser anunci¨® la nacionalizaci¨®n del canal de Suez y la congelaci¨®n de los bienes y fondos en Egipto de la compa?¨ªa propietaria, que inclu¨ªa intereses, gubernamentales y privados, franceses y brit¨¢nicos. La crisis se hab¨ªa desatado.
El mantener el canal abierto era entonces algo m¨¢s importante que hoy d¨ªa en la era de los superpetroleros. Los franceses y brit¨¢nicos comenzaron de inmediato a organizarse, pensando en una intervenci¨®n militar, sin consultar para ello a Estados Unidos, cuyo presidente Dwight Einsenhower estaba en plena campa?a electoral. Por parte francesa, la hostilidad hacia Egipto se deb¨ªa principalmente al apoyo prestado por Nasser a los que luchaban por la independencia de Argelia. El presidente del Consejo de Ministros franc¨¦s, el socialista Guy Mollet, quer¨ªa, como hab¨ªa prometido, terminar la guerra de Argelia, pero por lo contrario, Francia se est¨¢ adentrando cada vez m¨¢s en ella.
Evitar un nuevo Munich
El primer ministro conservador, Anthony Eden, estaba obsesionado por no caer en una pol¨ªtica de "apaciguamiento" con las dictaduras como ya lo hizo el Reino Unido en Munich en 1938. En la mente de Eden flotaban los nombres de Hitler y de Mussolini al pensar en Nasser. Se hab¨ªa aprendido la historia, pero mal.El Reino Unido y Francia comenzaron, pues, en julio sus preparativos para una intervenci¨®n directa en Egipto, disfrazada luego de acci¨®n "pacificadora", que obtuvo el "visto bueno" de Israel. La confabulaci¨®n anglo-franco-israel¨ª se plasmar¨ªa m¨¢s concretamente en una reuni¨®n tripartita secreta en S¨¨vres (Francia), el 22 de octubre, en la que participar¨ªa el propio ministro brit¨¢nico de Asuntos Exteriores, Selwyn Lloid. Agosto y septiembre fueron pues meses de creciente tensi¨®n. La Prensa brit¨¢nica, de un modo general (con la excepci¨®n del diario The Guardian) apoyaba las intenciones del Gobierno, como lo hizo al principio el l¨ªder laborista Hugh Gaitskell.
El 29 de octubre el Ej¨¦rcito israel¨ª atac¨® Egipto logrando importantes ¨¦xitos militares. La v¨ªspera, el Gobierno brit¨¢nico hab¨ªa dado ¨®rdenes a su flota para que zarpara desde Malta. El 30 de octubre los Gobiernos franc¨¦s y brit¨¢nico enviaron un ultim¨¢tum a Israel y Egipto, dirigido en realidad ¨²nicamente a este ¨²ltimo pa¨ªs, declarando que ocupar¨ªan posiciones claves en la zona del canal si ambos beligerantes no deten¨ªan sus acciones militares. Esta era la oportunidad para Eden de declarar la guerra a Nasser.
Nasser rechaz¨® el ultim¨¢tum y apel¨® al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La resoluci¨®n presentada por Estados Unidos, totalmente opuesto a los planes anglo-franceses, fue vetada por Par¨ªs y Londres. La pol¨ªtica de Eden se enfrentaba a una oposici¨®n total por parte de los diputados laboristas de la C¨¢mara de los Comunes e iba perdiendo apoyo entre los conservadores.
El 31 de octubre aviones franceses y brit¨¢nicos comenzaron a bombardear Egipto. El 1 de noviembre la Asamblea General de la ONU aprob¨® por 64 votos, con cinco en contra y seis abstenciones, la resoluci¨®n norteamericana. El domingo siguiente, 4 de noviembre, una gran manifestaci¨®n se concentr¨® en la londinense plaza de Trafalgar bajo el lema de "Derecho y no guerra". Ese mismo fin de semana la unidad del Gabinete brit¨¢nico fue puesta en tela de juicio con la dimisi¨®n de dos ministros. En la madrugada del lunes paracaidistas franceses y brit¨¢nicos comenzaron a caer sobre Port Said y Port Fuad. El 6 de noviembre empezaba la invasi¨®n anglofrancesa desde el mar. Egipto acept¨® el principio del env¨ªo de una fuerza pacificadora de las Naciones Unidas. Esa misma noche se lograba el alto el fuego.
?Qu¨¦ hab¨ªa ocurrido? La libra esterlina hab¨ªa comenzado a debilitarse en los mercados de Nueva York, bajo la presi¨®n del Gobierno de Estados Unidos, actuando, sobre todo, a trav¨¦s del Federal Reserve Bank. Anthony Eden se dio cuenta de su situaci¨®n-y de su falta de fuerza, y se vio obligado a doblegarse a los deseos de Estados Unidos. El arma econ¨®mica hab¨ªa hecho gala de toda su crudeza. La crisis de Suez hab¨ªa estado a punto de llevar a los aliados occidentales al borde del cisma.
La debilidad militar brit¨¢nica hab¨ªa quedado en evidencia. El 10 de enero de 1957 Anthony Eden dimit¨ªa. Harold McMillan se hac¨ªa cargo del Gobierno.
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