Extremar la prudencia

El gobierno municipal de la izquierda se enfrenta en la Corporaci¨®n madrile?a a una nueva prueba de credibilidad que tiene su base en el desenlace de la crisis interna del Partido Comunista de Espa?a. Sea cual fuere el final de la nueva pesadilla pol¨ªtica -superado el reciente esc¨¢ndalo de la supuesta corrupci¨®n- a la que asiste el paciente ciudadano madrile?o que deposit¨® su esperanza en el voto de la eficacia con el que los comunistas se identificaban en su campa?a electoral, el fraude al votante est¨¢ ya consumado.El pacto municipal entre socialistas y comunistas dej¨® en manos de los segundos la pol¨ªtica urban¨ªstica que, en ciudades como Madrid, unen a la racionalizaci¨®n de los espacios ciudadanos, el final de la especulaci¨®n del suelo que el r¨¦gimen anterior hab¨ªa situado en niveles de ensue?o.

El centralismo democr¨¢tico del PCE acab¨® en su d¨ªa con la gesti¨®n de Ram¨®n Tamames y, poco despu¨¦s, fue el responsable de Educaci¨®n, Alfredo Tejero, quien segu¨ªa los pasos del desencanto de los profesionales en un partido que, desde su oposici¨®n al anterior r¨¦gimen, hab¨ªa aunado en sus filas a la flor democr¨¢tica de las profesiones liberales.

Hoy, la culminaci¨®n de una crisis entre la direcci¨®n del PCE y la corriente eurocomunista renovadora, fuerza a nuevas ausencias y devuelve la confusi¨®n a los ciudadanos madrile?os que votaron eficacia identificada con unos nombres que pronto pueden ser historia en las filas comunistas.

En este contexto, pues, parece l¨®gica una reconsideraci¨®n del reparto de responsabilidades emanadas del pacto municipal a nivel del Estado entre comunistas y socialistas. La cualificaci¨®n profesional, que en aras de la fidelidad pol¨ªtica en el seno del partido puede quedar devaluada, aconseja extremar la prudencia a la hora de confiar la gesti¨®n de pol¨ªticas como las que hoy desempe?an quienes ven pr¨®xima su salida del Ayuntamiento.