Buena t¨¦cnica y riguroso criterio del director Slatkin

Ten¨ªa el ¨²ltimo concierto de la Orquesta Nacional dos atractivos: el reencuentro con el pianista Byron Janis y la actuaci¨®n del director, tambi¨¦n americano, Leonard Slatkin. En programa, s¨®lo una obra infrecuente: El ensayo n¨²mero uno, de Samuel Barber, compositor apenas conocido entre nosotros por el adagio para cuerdas. El resto lo ocupaban Chaikovski (Concierto en si bemol menor) y Ricardo Strauss (Vida de h¨¦roe).Con todo, y tratarse de un int¨¦rprete de justo prestigio, due?o de una refinada t¨¦cnica y de gran elegancia expresiva, la versi¨®n dada por Janis de los pentagramas de Chaikovski qued¨® excesivarnente estilizada. Quiz¨¢ sucede que ciertas obras del gran repertorio, de las que se usa y abusa incontinentemente, requieren hoy, para su simple viabilidad, solistas de los denominados monstruos, que, como es sabido, se cuentan con los dedos de una mano.

El vasto poema autobiogr¨¢fico de Strauss, Vida de H¨¦roe, gana progresivamente en consideraci¨®n del p¨²blico al correr de los d¨ªas. Todos los recursos orquestales, que van desde el tratamiento individualizado y por peque?os grupos hasta la eclosi¨®n masiva de los tutti, fueron dominados por Strauss en una p¨¢gina fundamental de nuestro siglo, por cuanto asume muy directamente la gran herencia rom¨¢ntica, a la vez que descubre riluchas posibilidades del sinfonisino moderno.

Leonard Slatkin, titular de la Sinf¨®nica de San Luis, es maestro de buena t¨¦cnica gestual y riguroso criterio, lo que se advirti¨® en todas sus versiones, incluida la del Ensayo, de Samuel Barber (del que, por cierto, se ignoraba en el programa su fallecimiento en este mismo a?o de 1981).

Obra no demasiado representativa del talento de su autor, se inscribe en una est¨¦tica ecl¨¦ctica, conservadora y funcional, aunque est¨¦ realizada con pulso firme y buen saber artesanal. Los aplausos m¨¢s largos fueron para Slatkin despu¨¦s de su espl¨¦ndida traducci¨®n de Vida de h¨¦roe.