El sexo, en letra peque?a

En el n¨²mero del d¨ªa 4, un lector escribe protestando de que en la informaci¨®n relativa al asesinato del hombre de negocios catal¨¢n se especificase en titulares que la esposa hizo el amor con ¨¦l poco antes de ser asesinadq, y con el solo fin de que se durmiese tras el acto sexual, cosa que ella sab¨ªa bien que har¨ªa. Es decir, el sexo como integrante de la alevos¨ªa. A este lector le parece horrible que esos detalles se publiquen. Como mucho, aceptar¨ªa que se publicasen, pero no en titulares, sino "en letras peque?itas".Yo protesto de la protesta p¨²blica de ese lector, no de su convicci¨®n, claro. Que haga voto de castidad, que no fornique, que cuando le asalten las tentaciones (es de suponer que le asaltar¨¢n) se vaya, a Lourdes. Me parece respetable, mientras no intente que el resto de los espa?oles pensemos como ¨¦l respecto del sexo. Y, en todo caso, si tiene vocaci¨®n de adalid de la castidad, o del sexo secreto, que proteste con m¨¢s sentido social y que escriba protestando sobre la alienaci¨®n de la publicidad sexual en la que llegamos a extremos inauditos de falsa enso?aci¨®n a trav¨¦s de cepillos de dientes, pantalones, desodorantes e incluso chequetr¨¦n.

El sexo es mucho m¨¢s serio. Incluso cuando se utiliza como veh¨ªculo para lo s¨®rdido. Y m¨¢s limpio de lo que el lector protest¨®n supone. El sexo se puede utilizar bien o mal, como el dinero, o como la conciencia y el poder. Lo que sucede es que cuando se utiliza mal se le achacan los males de este mundo. El lector protest¨®n debiera saber que si el hombre es impresentable no es a causa, precisamente, de la sexualidad. Que el lector protest¨®n medite. Y, luego, que proteste por tantas otras cosas sucias, cotidianas de las que informa EL PAIS, y no precisamente en un cuerpo 6./ Psic¨®logo,