Los esmaltes de Aralar, entregados a la Diputaci¨®n de Navarra
Los esmaltes, que llegaron a Barajas embalados en tres maletas rojas, fueron entregados a las cuatro de la tarde de ayer, en el mismo aeropuerto, por el ministro de Cultura, I?igo Cavero, al presidente de la Diputaci¨®n Foral de Navarra, Juan Manuel Arza. Los dos mostraron su agradecimiento a las personas e instituciones que hab¨ªan participado en su recuperaci¨®n, especialmente a la polic¨ªa espa?ola e italiana.Adem¨¢s del subsecretario de Cultura, Eugenio Nasarre, y el director general de Bellas Artes, Javier Tusell, estuvieron presentes en el acto los inspectores de polic¨ªa Jaime Calatayud y Jos¨¦ A. Gonz¨¢lez Pacheco, apodado Billy el Ni?o, que intervinieron en la recuperaci¨®n, y Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez Dopico, director general de la Polic¨ªa. Los esmaltes quedar¨¢n expuestos en el Museo de Navarra.
En la noche del 25 al 26 de octubre de 1979, un grupo de expertos ladrones expoliaba la ermita de San Miguel de Aralar, patrono de Euskal Herr¨ªa, desmontando una a una las 39 piezas del retablo del siglo XII, o principios del XIII, que, seg¨²n algunos expertos, pudo ser un regalo de la princesa Berenguela, hija del rey Sancho el Sabio, de Navarra, que fue reina de Inglaterra por su matrimonio con Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n, a Santa Mar¨ªa de Pamplona.
Los ladrones, con destornilladores y palancas, forzaron la caja de cristal y lat¨®n que proteg¨ªa el retablo y desmontaron del mismo el medall¨®n central, doce figuras, que corresponden a los ap¨®stoles, otras ocho im¨¢genes diversas, as¨ª como dieciocho medallones.
Despu¨¦s de la correspondiente denuncia, la Diputaci¨®n Foral de Navarra, a trav¨¦s de la instituci¨®n Pr¨ªncipe de Viana, prepar¨® un informe completo sobre el retablo que fue distribuido en los principales mercados internacionales de arte. Sin embargo, la primera pista sobre el tema surgi¨® en Par¨ªs, en donde la polic¨ªa deten¨ªa, el 5 de marzo de 1981, en un control rutinario, al espa?ol Carlos Baz, que trabajaba en el sector de promociones tur¨ªsticas, a quien se le ocuparon diez de las piezas robadas en San Miguel. Lo recuperado en Par¨ªs lleg¨® a Pamplona el 26 de mayo, y qued¨® expuesto en el Museo de Navarra.
Sin embargo, lo m¨¢s rocambolesco de esta historia se produce el 10 de julio de este a?o, cuando miembros de la tercera secci¨®n de Reparto Operativo de los carabinieri de Roma detienen en el hotel Hilton de la capital romana a Salvatore Caruso, quien llevaba en una maleta quince de los esmaltes robados en San Miguel. Seg¨²n se ha podido saber, un suboficial del cuerpo de carabinieri, que se hizo pasar por traficante, logr¨® contactar con los hermanos Giovanni y Salvatore Caruso, sicilianos, a quienes propuso hacer de intermediario ante el Gobierno espa?ol para la venta de los esmaltes, a cambio de una comisi¨®n.
Despu¨¦s de varios contactos, se celebra una primera cita entre Salvatore Caruso, el suboficial de los carabinieri y el supuesto comprador enviado por el Gobierno espa?ol, que resulta ser el polic¨ªa Jaime Calatayud, destinado en la Embajada de Roma. En la primera conversaci¨®n formal, Caruso pide mil millones de liras (cien millones de pesetas) por las quince piezas, que rebaja posteriormente hasta 120 millones.
Cuando la operaci¨®n est¨¢ a punto de finalizarse, el supuesto comprador advierte que tiene que llegar de Madrid un funcionario del Ministerio de Cultura, para dar fe de la autenticidad de las piezas, papel que desempe?a el polic¨ªa Jos¨¦ A. Gonz¨¢lez Pacheco, alias Billy el Ni?o. Este, despu¨¦s de reconocer la mercanc¨ªa, establece una ¨²ltima cita en el hotel Hilton de Roma, en donde har¨¢ entrega de los 120 millones de liras, que supuestamente guarda en la caja fuerte del hotel.
Billy el Ni?o llega al Hilton en un Fiat 131 con matr¨ªcula falsa de Roma, que lleva una placa del cuerpo diplom¨¢tico, y cita a Caruso en su suite, ya que debe sacar el dinero de la caja de seguridad. Caruso, acompa?ado del ch¨®fer de Gonz¨¢lez Pacheco -un carabiniere disfrazado-, entra en la suite con la maleta que contiene los quince esmaltes, en donde es detenido por miembros de la polic¨ªa italiana disfrazados de camareros. Finalizaba as¨ª la rocambolesca historia del robo de los esmaltes de San Miguel de Aralar, de los que quedan cuatro por recuperar, tras su periplo por Europa.
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