Miedo previsible

Tobe Hooper hab¨ªa dirigido La matanza de Texas, una imaginativa (y espeluznante) pel¨ªcula de terror, aplaudida entre miedos y risas en el Festival de Cannes de 1973 y, m¨¢s tarde, en los cines de todo el mundo. Aquella terrible sierra met¨¢lica que persegu¨ªa a una joven rubia a trav¨¦s de un bosque en el que ella se enredaba sintetiz¨® en cierto modo la pel¨ªcula, ya que, de un lado, era inevitablemente l¨®gico que los asesinos mataran y, por otro, esa l¨®gica no estaba exenta de un inteligente humor.Auspiciado ahora por grandes compa?¨ªas financieras, Tobe Hooper rueda La casa de los horrores e insiste en el esquema argumental de aquella primera pel¨ªcula. Aqu¨ª tambi¨¦n son de nuevo unos j¨®venes inconscientes los que se adentran en el peligro y son tambi¨¦n v¨ªctimas de los monstruos de turno de una forma tan l¨®gica como previsible. Pero nada m¨¢s. Falta el humor de la pel¨ªcula anterior y, sin llevar la comparaci¨®n m¨¢s all¨¢, le falta imaginaci¨®n.

Los ¨²ltimos quince minutos de La casa de los horrores adquieren, sin embargo, todo su br¨ªo, interesando y quiz¨¢ asustando a quienes ven pocas pel¨ªculas del g¨¦nero. Hasta llegar a ese momento, no obstante, la narraci¨®n es lenta, obvia, reiterativa. Tarda demasiado en empezar lo que el espectador intuye desde el principio. Es absurdo basar el suspense en una posibilidad de terror cuando precisamente es la promesa de ese terror la que ha conducido a los espectadores al cine. A veces parece que los guionistas y directores creen que sus pel¨ªculas van a anunciarse como si fueran de un g¨¦nero distinto. Ya sabemos desde el principio que los j¨®venes protagonistas acabar¨¢n adentr¨¢ndose en La casa de los horrores y que all¨ª van a pasarlo muy mal. M¨¢s a¨²n: lo deseamos. Si tarda en comenzar la historia o les hacen pocas perrer¨ªas, nos aburrimos.

No ha mejorado su filmograf¨ªa el esperado Tobe Hooper, aunque, bien es verdad, tampoco ha hecho una pel¨ªcula deleznable. Esos ¨²ltimos momentos redimen de tanto error anterior.