El acto de afirmaci¨®n
El acto de afirmaci¨®n tiene, entre las f¨®rmulas de expresi¨®n p¨²blica, un car¨¢cter muy particular, y se dir¨ªa, incluso, que contradictorio, por el hecho de que, siendo manifiestamente un acto de expresi¨®n voluntarista -una verdadera acci¨®n del alma, por la que uno queda como orientado, plantado y dirigido, en una especie de esfuerzo inm¨®vil, hacia determinado contenido an¨ªmico, por fantasmag¨®rico y emocional que fuere-, no admite, sin embargo, las formas verbales propias de la opci¨®n, del deseo, de la voluntad, etc¨¦tera. El acto de afirmaci¨®n viene a decir: "Yo soy yo"; no dice "Que yo sea yo" ni: "Yo quiero ser yo", ni, en fin, "Yo ser¨¦ yo"; el acto de afirmaci¨®n afirma, y, afirmando, cumple lo afirmado; ni desea, ni jura, ni promete, pues estos ser¨ªan impulsos hacia el contenido, medios, v¨ªas, tendencias, pero no logro y cumplimiento, tal como la ¨ªndole propia del acto de afirmaci¨®n pretende en la plenitud de su autosuficiencia.As¨ª pues, en el acto de afirmaci¨®n la voluntad cumple con el solo afirmar. Cumple, porque tampoco informa de algo ya cumplido; tampoco enuncia algo ya dado. Se dir¨ªa que es como un acto de disposici¨®n, en el sentido jur¨ªdico: "Dispongo que yo soy yo"; es un acto sacramental, porque produce carisma, como el s¨ª del matrimonio, como la imposici¨®n de nombre en el bautismo. Tampoco se puede decir que tenga siquiera alguna semejanza con el juramento en ninguna de sus clases, ni la que jura que algo es verdad, ni la jura que har¨¢ verdaderas sus palabras; el juramento no es autosuficiente, no se queda cumplido jurando, puede ser demandado a la vista de un incumplimiento.
As¨ª tambi¨¦n parece que el contenido del acto de afirmaci¨®n no puede ser sino la ratificaci¨®n, la fijaci¨®n, el establecimiento, de una identidad. El acto de afirmaci¨®n asienta una identidad como quien clava una pica en el suelo; el acto de afirmaci¨®n ser¨ªa, en principio, seg¨²n esto, en su propia ¨ªndole ps¨ªquica, un acto tautol¨®g¨ªco. Pero no hay que ser positivista, y es l¨ªcito querer o no querer que la tautolog¨ªa sea o deje de ser un acto huero. Toda identidad, al fin, este terrible monstruo asolador de nuestros d¨ªas, no es sino el fetiche modelado por una reduplicaci¨®n autocorroborante producida mediante una operaci¨®n perfectamente tautol¨®gica, a la que yo no puedo negarme a dar sentido por despreciable, degenerado y destructivo que lo considere.
Significados
No obstante, si la tautolog¨ªa del acto de afirmaci¨®n pretende no ser un acto huero, tiene que ser consciente de lo que implica tomar alg¨²n significado, por abstruso o fantasmag¨®rico que sea, y en qu¨¦ medida tal significar afecta a la naturaleza del objeto que sea su contenido. El contenido que es t¨¦rmino y producto de acto de afirmaci¨®n nacional ya no puede ser simplemente Espa?a o algo que pueda seguir enunci¨¢ndose con este nombre a secas, supuesto que la reduplicaci¨®n tautol¨®gica de Espa?a, su reconstituci¨®n afirmativa, no es un pr¨ªstino acto de fundaci¨®n originaria, sino una reivindicaci¨®n que sucede a un presunto acto de negaci¨®n de una presunta, primaria y ya irrecuperable Espa?a neutra; acto de negaci¨®n que los afirmantes atribuyen a sus enemigos y cuyo producto denominan Antie el acto de afirmaci¨®n nacional pretende reactuar, reivindicativa y aun vindicativamente, sobre la execrada Antiespa?a de sus enemigos, el contenido que resulte como efecto de la nueva operaci¨®n ya no podr¨¢ volver a ser Espa?a, sino algo como la Proespa?a, o sea, no ya una Espa?a simplemente dada, en reposo, distendida, gr¨¢cil, intonsa, incircuncisa, franca, inm¨®vil, toda cualitativa y no determinada, sino una Espa?a puerta, fijada, hincada, amojonada, tensa, marcada, gr¨¢vida, sellada, herrada y escuadrada, donde la cualidad se ha borrado y desvirtuado en se?al determinante, en mero instrumento de identificaci¨®n, escritura de compraventa, inscripci¨®n catastral, carn¨¦ de identidad, donde un ocre y bermejo que pueden haber sido color, sabor, olor y tacto y peso de la tierra se han hecho rojo y gualdo de una insignia, donde el cantil de Calpe, la sangre de Wifredo, la Mota de Medina, la granada del moro se han hecho logogrifos de blas¨®n. La Espa?a afirmada, la Espa?a-s¨ª, la Proespa?a, Reespa?a o Sobreespa?a, su duplicado de combate, su reproducci¨®n de "seguridad", a toscos, esquem¨¢ticos y unidimensionales rigores her¨¢ldicos, puras y g¨¦lidas se?as de identidad, ha acomodado las que acaso fueron o pudieron ser dulces o severas, tristes o alegres, pero siempre carnales facciones de una cara. El semblante se ha hecho esclavo del s¨ªmbolo, el espejo se ha hecho d¨¦spota del rostro: "Ese tu Narciso / ya no se ve en el espejo, / porque es el espejo mismo".
Ahora la carne ya podr¨¢ ser querijada en holocausto al s¨ªmbolo, y humillada el alma en homenaje al nombre. La Espa?a afirmada, la Proespa?a no puede confundirse con ning¨²n fruto natural llamado Espa?a o como fuere, porque no puede ocultar su resabor de producto derivado tal vez de cierta materia prima, pero manufacturado despiadadamente por la afirmaci¨®n; tal presunta materia prima, si es que en verdad la hubo, ha sido cuando menos seleccionada, depurada, esterilizada, concentrada, enlatada y etiquetada; y eso en el mejor de los casos, porque no faltan consumidores hipersensibles, aprensivos o suspicaces que acusan la presencia de aditivos y hablan incluso de adulteraci¨®n. Mas sobre esto, juzgue, mejor, quien entendiere de productos tales, de los que yo, por prejuicios ecol¨®gicos, no soy consumidor.
Necesitando de un anti, como en el caso de la Antiespa?a, el acto de afirmaci¨®n se nos revela como un acto de autoafirmaci¨®n, por cuanto hace referencia a una tensi¨®n hostil. En fin, que viene a ser en su funci¨®n biol¨®gica id¨¦ntico al rugir y aporrearse con los enormes pu?os el herc¨²leo pecho del gorila en la selva, a decir: "Yo soy yo", o mejor: "?Aqu¨ª estoy yo!", o incluso: "?Antes que Dios fuera Dios y los Velascos Velascos, los Quir¨®s eran Quir¨®s!", o, finalmente: "?A la bin, a la ban, a la bin, bon, ban, nosotros, nosotros, y nadie m¨¢s!", como en un partido de f¨²tbol de colegio.
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