Berlanga frente a Hollywood
Una vez m¨¢s, el cine espa?ol pretende lograr el oscar, a la mejor pel¨ªcula extranjera, con el filme Patrimonio nacional, de Luis Garc¨ªa Berlanga. El mecanismo para elegir la pel¨ªcula adecuada comienza con la decisi¨®n de un grupo de profesionales que deciden s¨®lo entre las pel¨ªculas espa?olas y que se presenta voluntariamente; es decir, no se valoran todas y cada una de las pel¨ªculas producidas durante el a?o, sino s¨®lo entre aquellas que pretenden optar al premio norteamericano. Es esto, naturalmente, una aberraci¨®n, ya que las penosas condiciones en que suelen producirse la mayor¨ªa de nuestras pel¨ªculas hace que sus productores no tengan suficiente capacidad para imaginarse galardonados con el premio m¨¢s popular del mundo.El cine norteamericano se premia a s¨ª mismo con sus famosos oscars desde 1927, y comenz¨® a fijarse en el cine extranjero de 1946, cuando destac¨® el trabajo de Laurence Olivier en su pel¨ªcula Enrique V. Dos a?os m¨¢s tarde inici¨® ya la costumbre de destacar una pel¨ªcula de entre toda la producci¨®n extranjera. La francesa Monsieur Vincent y la italiana Ladr¨®n de bicicletas fueron las primeras premiadas.
El cine espa?ol no lleg¨® a la meca de Hollywood hasta 1959, cuando La venganza, de Bardem, fue oficialmente designada candidata para el oscar entre las cinco mejores de todo el mundo. Otras pel¨ªculas espa?olas han merecido igual suerte: Pl¨¢cido, de Berlanga,en 1962; Los tarantos, de Rovira Beleta, en 1964; Tristana, de Luis Bu?uel, en 1970; Mi querida se?orita, de Jaime de Armi?¨¢n, en 1972; Ese oscuro objeto del deseo, de Luis Bu?uel, en 1977, y El nido, de Jaime de Armi?¨¢n, en 1980. Salvo error u omisi¨®n, esa es toda la historia.
Este a?o, el grupo de profesionales elegido para seleccionar la mejor pel¨ªcula espa?ola ha optado por Patrimonio nacional, de Luis Garc¨ªa Berlanga, ¨²ltima de las producciones de nuestro afamado director, que no fue, sin embargo, uy comprendida en el Festival de Cannes de este a?o, donde las referencias directas a la realidad social espa?ola de este momento dejaron insensibles a gran parte de los cr¨ªticos extranjeros. La pel¨ªcula de Brlanga, no obstante, ser¨¢ la que ahora deben ver los t¨¦cnicos de la Academia de Hollywood -m¨¢s de quinientos- para considerarla o no v¨¢lida entre estas cinco propuestas. Si esto llegara a producirse, un nuevo juicio de esos mismos t¨¦cnicos tendr¨ªa que decidir si Patrimonio nacional es la mejor de las cinco.
No hay que enga?arse sobre la pureza de estas decisiones. Es frecuente que los t¨¦cnicos norteamericanos decidan premiar a los directores o a las pel¨ªculas que poco m¨¢s tarde van a tener relaci¨®n con la industria norteamericana. Por ejemplo, cuando se premia a Kurosawa se le ofrece a continuaci¨®n una pel¨ªcula de producci¨®n netamente norteamericana; lo mismo ocurre cuando se elige a Francois Truffaut. No hay por qu¨¦ creer que la publicidad internacional que merece el oscar a la mejor pel¨ªcula extranjera es un regalo altruista de los productores norteamericanos, sobre todo cuando son esos mismos productores los que intentan impedir el desarrollo de las cinematograf¨ªas nacionales que tan fuertemente compiten con sus productos de importaci¨®n. Eso al menos ocurre en Espa?a, donde, seg¨²n las estad¨ªsticas, son m¨¢s numerosos los espa?oles que consumen pel¨ªculas de su pa¨ªs.
Babelia
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