La conducta homosexual
La homosexualidad ha sido siempre una cuesti¨®n muy controvertida. Los prejuicios morales y las conveniencias sociales han contribuido a oscurecer la comprensi¨®n imparcial del tema. La misma investigaci¨®n cient¨ªfica se ha dejado llevar con demasiada frecuencia por estos juicios de valor m¨¢s que por la observancia objetiva de los hechos. Tres tipos de determinantes se han hecho intervenir en la g¨¦nesis de la conducta homosexual, a saber: biol¨®gicos, psicol¨®gicos y sociales.Factores biol¨®gicos. En contra del prejuicio popular que supone a los homosexuales como seres constitucionalmente ?diferentes?, las investigaciones m¨¢s recientes muestran que, en la mayor¨ªa de los casos, no es posible distinguir estigmas de ¨ªndole f¨ªsica o biol¨®gica que los diferencien del resto de los mortales. Es un hecho incuestionablemente admitido que, en la actualidad, no se puede diagnosticar la homosexualidad a trav¨¦s de ning¨²n examen f¨ªsico. As¨ª, estudios llevados a cabo con centenares de homosexuales de ambos sexos muestran que, salvo casos excepcionales, no hay posibilidad de distinguir rasgos morfol¨®gicos espec¨ªficos.
Factores psicol¨®gicos. El psicoan¨¢lisis confiri¨® especial significaci¨®n a la influencia de los con ?perverso? sexual caracterizado porque, en el curso de su desarrollo, ha sufrido una ?fijaci¨®n? o una ?regresi¨®n? hacia estados m¨¢s inmaduros, propios de la etapa infantil, que la mayor parte de las personas ha sido capaz de superar. Freud relacion¨® tambi¨¦n la homosexualidad con la neurosis. La diferencia radicar¨ªa en que, mientras la perversi¨®n sexual supondr¨ªa la aceptaci¨®n de los impulsos sexuales an¨®malos, en la neurosis el sujeto ha sido capaz de interponer entre aquellos impulsos y su conducta una serie de mecanismos de defensa que, si bien evitan las manifestaciones de la homosexualidad, se revelan en forma de s¨ªntomas neur¨®ticos. ?Las neurosis no son sino el reverso de la perversi¨®n?, concluye Freud.
La hip¨®tesis psicoanal¨ªtica ha sido muy criticada. La principal objeci¨®n que se le puede hacer es el error de sesgo de que parte. Es un fallo que suelen cometer los cl¨ªnicos, tanto si se aferran al modelo psicoanal¨ªtico como si parten de otros puntos de vista.
Factores sociales. La conducta homosexual, corno la conducta heterosexual, se explica a partir de un proceso de interacci¨®n entre el individuo y la sociedad. Como cualquier tipo de comportamiento obedece a las leyes de la socializaci¨®n o aprendizaje social, mediante el cual cada individuo trata de incorporarse, m¨¢s o menos adecuadamente, a las expectativas de comportamiento que la sociedad le se?ala, de acuerdo con su edad, sexo, clase social, profesi¨®n, etc¨¦tera. Hay una serie de hechos que permiten clarificar el itinerario que el individuo recorre en su proceso de aprendizaje de su conducta sexual, as¨ª como de las posibles desviaciones, o ?salidas del redil?.
Los animales superiores, y, por tanto el hombre, son -al ser concebidos- potencialmente bisexuales. Todos ellos conservan durante toda su vida restos m¨¢s o menos rudimentarios del otro sexo. El impulso sexual est¨¢ gobernado por dos sistemas: endocrino y nervioso. Conforme se asciende en la escala zool¨®gica, el primero va perdiendo importancia frente al segundo. En el hombre, situado en la cumbre del proceso evolutivo de ?cerebraci¨®n progresiva?, el comportamiento sexual se rige, fundamentalmente, por los influjos nerviosos y, m¨¢s espec¨ªficamente, por los mentales, mucho m¨¢s abiertos a los est¨ªmulos culturales.
No es necesario recurrir al argumento hist¨®rico para mostrar la influencia de los factores culturales en los comportamientos sexuales.
El aprendizaje social se realiza a partir de dos tipos de influencias fundamentales: la tendencia a la imitaci¨®n de aquellas personas que nos son ofrecidas como modelos, y el sistema de recompensas y castigos administrados discriminadamente sobre las conductas socialmente adecuadas o indeseables. Nuestro medio social se esfuerza por ofrecer modelos de comportamiento para cada sexo, refuerza positivamente las conductas que se ajustan a ellos. y reprime cualquier manifestaci¨®n desviada. En estas condiciones, es consecuente que la mayor parte de los individuos se adapten al modelo. Durante el desarrollo de la personalidad, el individuo, en su empe?o por incorporarse al grupo social, va incorporando su sistema de valores. Es lo que se llama ?conciencia moral?. En principio, toda transgresi¨®n de la norma es sancionada desde fuera por el grupo social; pero, una vez completado el proceso de introducci¨®n de c¨®digo moral, es tambi¨¦n censurado desde el interior por la conciencia. Nacen as¨ª los sentimientos de culpa que contribuyen a prevenir la transgresi¨®n de la norma.
Este proceso puede, sin embargo, fracasar por inadecuaci¨®n entre uno o los dos componentes del sistema. Algunas personas se muestran especialmente vulnerables. Se trata casi siempre de individuos que, en el curso de su desarrollo, han vivido una serie de experiencias inadaptativas. Dentro de una misma cultura, por otro lado, la tolerancia de los diferentes grupos sociales a la conducta homosexual es muy variable. Es un hecho comprobado, adem¨¢s, que la incidencia de la conducta homosexual aumenta durante las ¨¦pocas de crisis.
Mejor que hablar de homosexualidad es preferible, pues, hablar de conducta homosexual, entendida esta como el resultado fallido del proceso de aprendizaje social.
Esta perspectiva din¨¢mica permite adoptar, por el contrario, un enfoque terap¨¦utico: si la conducta homosexual es aprendida, igualmente puede ser cambiada.
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