Est¨ªmulo de una generaci¨®n
Ha muerto demasiado joven. No le han dado tiempo a prescindir de su carita de ni?a buena, a adaptarse a personajes que desarrollaran esa curiosa dureza que se intu¨ªa tras sus rasgos adolescentes. Nathalie Wood ha roto una promesa, justo en el momento en el que el cine comienza a necesitar nuevas voces maduras, rostros serios, actrices con talento. Hasta ahora, su f¨¦rtil carrera cinematogr¨¢fica era deudora de su juventud, excesiva a¨²n en una mujer de 43 a?os.Sin embargo, tampoco fue la cl¨¢sica ?o?a angelical que todo lo arruina con miradas blandas y gestos innocuos. Desde que sorprendiera en Rebelde sin causa (1955) con el personaje de una valiente chica provinciana, Natalie Wood luch¨® contra su f¨ªsico, imponi¨¦ndose como actriz. No lleg¨®, por ello, a crear ning¨²n tipo, a convertirse en un modelo de nada. Cada personaje era tratado de forma distinta, otorg¨¢ndole sus matices peculiares, su psicolog¨ªa irrepetible. Quiz¨¢, s¨ª, la sonrisa, t¨ªmida, dura, interior, fue una constante en su trabajo. Pero supo utilizarla en cada momento con el esfuerzo de quien ambiciona algo m¨¢s que la popularidad.
Fue, a pesar de todo, un est¨ªmulo er¨®tico para una generaci¨®n que encontraba en ella la ambig¨¹edad de una ternura f¨ªsica que no ocultaba una fuerte personalidad. Turb¨® a muchos espectadores adolescentes cuando, en Esplendor en la yerba, quiz¨¢ su mejor interpretaci¨®n, se enfrentaba al drama de la represi¨®n sexual con m¨¢s valor que el de su oponente, Warren Beatty, a quien dominaba con el silencio, con la sumisi¨®n. Era una actriz de registros. Al cabo de los a?os produjo la misma turbaci¨®n en los mismos espectadores (ya no tan adolescentes) cuando en la versi¨®n televisiva de La gata sobre el tejado de zinc caliente supo entender el desgarro de su personaje, el duelo interior de una mujer que ha crecido por encima de las apariencias. Hizo, desde luego, un trabajo m¨¢s complejo que el que Elizabeth Taylor hab¨ªa ofrecido en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de la misma obra.
Fue precisamente igual que la Taylor como Natalie Wood se inici¨® en el cine: interpretando papeles de ni?ita de tirabuzones, sabihonda y cursilona. Entonces, en una ocasi¨®n, intervino junto a Bette Davis; ella misma lo recordaba en el homenaje que la Academia de Hollywood ofreci¨® a la excepcional int¨¦rprete de La loba; Bette Davis se hab¨ªa negado a que la ni?a fuera arrojada al agua, como el gui¨®n exig¨ªa; a?os m¨¢s tarde, Natalie Wood quiso agradec¨¦rselo, pero su timidez le imped¨ªa acercarse a la estrella, y fue ¨¦sta la que, en un momento de la reuni¨®n, se dirigi¨® a la joven actriz de West side story para decirle: ?No s¨¦ si te acordar¨¢s de m¨ª. Me llamo Bette Davis y una vez actuamos juntas?.
Ahora ha sido precisamente en el agua donde ha encontrado la muerte. Circular¨¢n sin duda leyendas e informaciones contradictorias tratando de encontrar razones oscuras. Puede que las haya. Lo importante, sin embargo, es que ha desaparecido una actriz.
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