El Gobierno y la oposici¨®n
LA CONFERENCIA de Prensa de Felipe Gonz¨¢lez -ayer a mediod¨ªa-, que parec¨ªa proyectada para las v¨ªsperas de la crisis, perdi¨® su inicial significado cuando el presidente del Gobierno anticip¨® -y a¨²n desconocemos por qu¨¦- el reajuste ministerial. De esta forma, los posibles efectos de la oferta socialista, previa al cierre de la crisis, se han diluido en la resaca de este reacomodo de carteras, que -dicho sea de paso- deja las cosas en la misma situaci¨®n en la que estaban, raz¨®n por la cual en realidad las deja peor. Pues ?qu¨¦ a?adir todav¨ªa a nuestra opini¨®n de ayer sobre este aburrido y desconcertante equipo gubernamental? Si la entrada de Soledad Becerril confirma el gusto de Leopoldo Calvo Sotelo por los gestos para la galer¨ªa y el deteriorado papel asignado tradicionalmente por UCD al Ministerio de Cultura, el regreso sin gloria de Rafael Arias-Salgado cumple la funci¨®n de implicar en la combinaci¨®n a un destacado suarista, la incorporaci¨®n de Rodr¨ªguez Miranda y la repesca de G¨¢mir satisfacen los deseos de contar con sedicentes sociab dem¨®cratas como falsos testigos de un hipot¨¦tico progresismo, y el fichaje de Manuel N¨²?ez da una m¨ªnima gratificaci¨®n a los martinvillistas. Mucho m¨¢s significativa, sin embargo, podr¨ªa resultar pol¨ªticamente la entrada en el Gobierno de Federico Mayor, en el caso de confirmarse que la dimisi¨®n de Juan Antonio Ortega como ministro de Educaci¨®n ha tenido como motivo su decisi¨®n de mantener el proyecto de la LAU y los pactos con el PSOE sobre su contenido.Este segundo Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo pone de relieve el limitado n¨²mero de operaciones combinatorias significativas que pueden realizarse con los elementos de UCD. Y lo que pod¨ªa resultar aceptable en tiempos de normalidad, pese a las insuficiencias de la cantera centrista para enfrentarse con problemas pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos dentro del funcionamiento regular de las instituciones democr¨¢ticas, se transforma en altamente peligroso y seriamente preocupante cuando lo que en realidad anda en juego es la supervivencia del r¨¦gimen constitucional.
Cuando un partido gana unas elecciones, su victoria le da derecho para legislar y para gobernar sin otras restricciones que el respeto al marco constitucional. Sus errores y sus fracasos entran en los costes del ejercicio del poder y suelen ser pagados en las siguientes elecciones. La paulatina extinci¨®n de UCD, producida por su carencia de una pol¨ªtica de Estado y por las encarnizadas pugnas entre sus fracciones, s¨®lo podr¨ªa ser objeto de una descripci¨®n, y no de una condena, si los platos rotos por los estropicios centristas ¨²nicamente tuvieran que abonarlos el Gobierno y su partido en la pr¨®xima convocatoria ante las urnas. Desgraciadamente, la impotencia altisonante y la d¨¦bil voluntad del Gobierno, enfrentado con la conspiraci¨®n contra la Monarqu¨ªa parlamentar¨ªa, no conducen tanto a una derrota electoral del centrismo como al progresivo desmantelamiento del sistema democr¨¢tico y del tejido social de apoyo a las libertades en nuestro pa¨ªs.
Este Gobierno, pese a los retoques de dise?o exterior, contin¨²a siendo el viejo modelo de febrero de 1981, que ha demostrado a lo largo de estos meses su falta de capacidad para frenar la ofensiva involucionista. Al anterior no le faltaron inicialmente los apoyos de la oposici¨®n parlamentaria, especialmente abundantes y generosos por parte del PSOE, ni el respaldo de la opini¨®n p¨²blica. Sin embargo, Calvo Sotelo no ha utilizado esas ayudas para poner a salvoel edificio constitucional y desactivar el golpismo, sino para erigir un monumento a su propia inevitabilidad, conquistar la presidencia de UCD, apoderarse del control de Televisi¨®n Espa?ola, lavarse las manos en el asunto de la colza, forzar la decisi¨®n sobre la OTAN y situarse en una posici¨®n peligrosamente cada vez m¨¢s equidistante entre la ultraderecha y la oposici¨®n parlamentaria. Resulta l¨®gico, en consecuencia, que el reciente reajuste ministerial deba ser juzgado exclusivamente en funci¨®n de lag tareas que este remodelado Gobierno realice para asegurar que la amenaza del golpisino desaparezca y que los espa?oles sigamos eligiendo, cada cuatro a?os, a nuestros representantes en las Cortes Generales y a nuestros gobernantes.
En esta perspectiva, la conferencia de Prensa de Felipe Gonz¨¢lez ha servido para comprobar que el secretario general del PSOE es consciente del precioso tiempo desperdiciado desde febrero de 1981 hasta la fecha. La sugerencia de Felipe Gonz¨¢lez de que resulta preciso cambiar la f¨®rmula de gobierno para conseguir un poder ejecutivo respaldado por una amplia mayor¨ªa parlamentaria y animado por la voluntad pol¨ªtica de afianzar el sistema constitucional es una idea que estamos seguros refleja el sentir y los deseos de una gran mayor¨ªa de los ciudadanos, independientemente de sus opciones ideol¨®gicas o electorales. Porque hay que levantar cuanto antes esa hipoteca permanente que es la amenaza golpista para poder encarar los dem¨¢s problemas de la sociedad espa?ola. Y ese obsesivo condicionamiento, como ha se?alado, con raz¨®n, Felipe Gonz¨¢lez, s¨®lo puede eliminarse mediante la resuelta decisi¨®n del Gobierno de desmontar las tramas civiles del golp¨ªsmo y acabar con la intox¨ªcaci¨®n y el reclutamiento ultraderechistas dentro de las Fuerzas Armadas. Si el Gobierno de ahora es capaz de hacerlo, bien venido sea. Quede, no obstante, aunque s¨®lo sea para la historia, la constancia de que ¨²nicamente el Gobierno piensa as¨ª. Y no es justo que paguemos los ciudadanos todos los errores y las miserias de un partido en declive y unos pol¨ªticos en liquidaci¨®n.
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