Reforma frente a ruptura
Antonio Pedrol R¨ªus lleg¨® por primera vez al decanato del Colegio de Abogados de Madrid en diciembre de 1973, al obtener un amplia victoria frente a la candidatura encabezada por Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez, a la que apoyaban los grupos de la oposici¨®n democr¨¢tica al franquismo, que ven¨ªan utilizando desde hac¨ªa alg¨²n tiempo la plataforma privilegiada del Colegio de Abogados de Madrid. Un a?o antes, Antonio Pedrol tuvo un gesto de acercamiento a dichos grupos al retirar su candidatura, en solidaridad con las encabezadas por Enrique Tierno Galv¨¢n y por Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles, que hab¨ªan sido vetadas por el Gobierno con ocasi¨®n de las elecciones convocadas en diciembre de 1972 para sustituir a la junta de edad que desde junio anterior reg¨ªa los destinos de la abogac¨ªa madrile?a.Desde que tom¨® posesi¨®n del decanato, en enero de 1974, Antonio Pedrol asumi¨® con inteligencia pol¨ªtica las principales reivindicaciones del sector dem¨®crata del Colegio d Abogados, pasando a convertirse desde entonces en aspiraciones de la Corporaci¨®n en cuanto tal. Tres a?os antes de que, desde el marco del Estado, la derecha democr¨¢tica y posibilista iniciase la operaci¨®n pol¨ªtica de la reforma frente a la ruptura auspiciada por la oposici¨®n antifranquista, Pedrol puso en pr¨¢ctica esta misma operaci¨®n en el marco restringido de la abogac¨ªa madrile?a. M¨¢s tarde las fuerzas de izquierda del arco parlamentario presentes en la abogac¨ªa madrile?a y Pedrol pactar¨ªan una especie de gobierno de concentraci¨®n, que a¨²n perdura.
En general, estas aspiraciones se concretaban entonces en la reforma y derogaci¨®n de la legislaci¨®n represiva del franquismo (ley de Orden P¨²blico, que permit¨ªa el arresto gubernativo hasta tres meses, y decreto-ley sobre prevenci¨®n del terrorismo), en la autonom¨ªa de la vida corporativa frente a la absorbente ley de Colegios Profesionales que preparaba en aquellas fechas el Gobierno, en una efectiva libertad en el ejercicio de la defensa, sobre todo ante el Tribunal de Orden P¨²blico, en la inmunidad de los despachos profesionales frente al registro de la polic¨ªa y en la desaparici¨®n de la intervenci¨®n en las comunicaciones penitenciarias del abogado defensor con su cliente.
Con la muerte de Franco y la paulatina implantaci¨®n del sistema democr¨¢tico, estas aspiraciones fueron siendo recogidas en la nueva legislaci¨®n, y las anteriores pr¨¢cticas abusivas de los poderes p¨²blicos en la esfera del libre ejercicio profesional, desaparecieron. Con el r¨¦gimen democr¨¢tico, las aspiraciones de la abogac¨ªa derivaron con m¨¢s fuerza a los aspectos profesionales, dado que los aspectos jur¨ªdico-pol¨ªticos hab¨ªan sido asumidos por el nuevo sistema, y Pedrol utiliz¨® toda su influencia, y sobre todo. su funci¨®n de senador real en la primera legislatura, para elevar al m¨¢ximo nivel de la Constituci¨®n la existencia legal de los colegios profesionales.
Durante el franquismo y en la democracia, Pedrol no s¨®lo defendi¨® los derechos de la abogac¨ªa y, en definitiva, ciertas caracter¨ªsticas b¨¢sicas del estado de derecho que el primero desconoc¨ªa, en los despachos oficiales, sino que tambi¨¦n descendi¨® a la arena, cuando fue necesario, en defensa del libre ejercicio de defensa o del secreto profesional. En alguna ocasi¨®n su intervenci¨®n tuvo resultados pol¨¦micos, como en el caso del abogado donostiarra Ruiz Balardi, mediador en el secuestro del industrial Su?er.
A Pedrol se le atribuyen varios logros en su larga gesti¨®n al frente del Colegio de Abogados de Madrid, entre ellos la paz colegial, las becas de iniciaci¨®n y perfeccionamiento profesional, la asistencia letrada y remunerada al detenido, la remuneraci¨®n del turno de oficio, las nuevas normas de honorarios profesionales, el nuevo estatuto general de la abogac¨ªa, el fondo de solidaridad colegial, las relaciones internacionales del colegio y su presencia en las distintas actividades p¨²blicas, etc¨¦tera. Sin embargo, alguna de ellas, como la asistencia letrada al detenido, ha encontrado graves dificultades todav¨ªa no resueltas y la paz colegial ha podido ser consecuencia de la falta de inter¨¦s v del aburrimiento de los colegiados ante un estilo demasiado absorbente de gobernar existente en el decanato. Lo que est¨¢ claro es que la actividad colegial se ha reducido pr¨¢cticamente en los ¨²ltimos a?os al acto de emitir el voto en las elecciones. Por ello no es de extra?ar que en los ¨²ltimos tiempos le hayan salido a Pedrol, competidores por la derecha, aunque todav¨ªa con poca fuerza, y por la izquierda, todav¨ªa poco articulados, constituidos por desenga?ados de los partidos de la antigua oposici¨®n democr¨¢tica al franquismo o por abogados llegados a la profesi¨®n en las ¨²ltimas hornadas, intelectualmente radicalizados y que encuentran el marco de los partidos de izquierda parlamentarios demasiado estrecho para su actividad pol¨ªtico-profesional.
Esta nueva situaci¨®n deber¨¢ ser tenida en cuenta por el otra vez elegido decano del Colegio de Abogados de Madrid si quiere terminar su tercer mandato al frente de la abogac¨ªa madrile?a al menos con el mismo prestigio con que comenz¨® el primero en 1974.
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