La cultura y el s¨ªmbolo
El suizo Alain Tanner (La salamandra, El regreso de Africa, Mesidor) ha querido prescindir en su nueva pel¨ªcula de referencias concretas a la realidad inmediata, del aspecto testimonial de sus t¨ªtulos anteriores, para ofrecer un discurso abstracto que hable de la sabidur¨ªa, del relevo generacional y de la muerte. Coloca la acci¨®n de esta obra en un paisaje extra?o, intemporal, de nadie, aunque alguna frase aislada lo sit¨²e en el a?o 2000 o la publicidad, por su parte, insista en localizarla en Irlanda. Los dos protagonistas de A a?os luz tampoco son personajes concretos, aunque, l¨®gicamente, tengan atributos psicol¨®gicos que los identifiquen. Ante todo, son s¨ªmbolos: de s¨ªmbolos est¨¢ plagada la pel¨ªcula, abri¨¦ndola as¨ª a m¨²ltiples lecturas, a interpretaciones privadas. No parece que ello est¨¦ en contra de las intenciones del autor: en el Festival de Cannes, donde present¨® esta obra y donde obtuvo el premio especial del jurado, Alain Tanner no exig¨ªa una traducci¨®n ¨²nica.
A a?os luz
Director: Alain Tanner. Gui¨®n: Alain Tanner, basado en la novela de Daniel Odier Le woie sauvage. Fotograf¨ªa: Jean-Fran?ois Robin. M¨²sica: Arie Dzierlatka. Interpretes: Trevor Howard, Mick Ford, Bernice Franco-suiza. 1981. Local de estreno: Alphaville.
Reivindicar la cultura
Con cierta grandilocuencia, Tanner propone una reivindicaci¨®n de las culturas precipitadamente rechazadas por la iconoelastia de algunos movimientos juveniles actuales. El personaje interpretado por Trevor Howard es el ¨²ltimo reducto de una filosof¨ªa de la vida que exige cierto dolor para vivir en libertad: es sistema que utiliza para sensibilizar en ese sentido al joven Mick Ford, forma el n¨²cleo dram¨¢tico de la pel¨ªcula. El esfuerzo que se le exige al joven parece ser lo que a Tanner m¨¢s importa de la relaci¨®n de ambos personajes. Fuera de los c¨¢nones simples de la civilizaci¨®n de consumo, la sabidur¨ªa no se improvisa.La grandilocuencia surge del tratamiento con que el director desarrolla su discurso (y de discurso, con may¨²sculas, hay que hablar en este caso). La mitologia que concibe a los p¨¢jaros como seres libres, al ¨¢guila como s¨ªmbolo de fuerza, crueldad o independencia; el misterio como atributo positivo o el amor como proceso sadomasoquista inunda la pel¨ªcula de forma tal que la sencillez del punto de partida se convierte en un mensaje confuso y reiterativo.
Espl¨¦ndido es, en cambio, el concepto visual de la puesta en escena. El tratamiento fotoar¨¢fico, musical e interpretativo de A a?os luz tiene un gran poder de seducci¨®n. Comunic¨¢ndose con ¨¦l, la pel¨ªcula permite a cada cual aceptarla como quiera.
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