Cinco pel¨ªculas de Hitchcock se estrenan en los cines comerciales
Ola de reposiciones de "viejas" pel¨ªculas maestras
Cinco pel¨ªculas de Alfred Hitchcock, ?maestro del cine del suspense?, fallecido el a?o pasado, se estrenan en las pantallas comerciales espa?olas casi a los cuarenta a?os de haber sido rodadas y exhibidas por primera vez en otros pa¨ªses. Dos de estas pel¨ªculas, Chantaje (1929) y Asesinato (1930), han pasado ya a la historia como piezas clave.Empieza ya a ser frecuente en Espa?a la reposici¨®n de viejas pel¨ªculas cl¨¢sicas. Costumbre cotidiana en cualquier pa¨ªs europeo, ten¨ªa aqu¨ª bastantes dificultades para establecerse. En primer lugar, el miedo que distribuidores y exhibidores han tenido siempre a lo nuevo (lo viejo es muchas veces m¨¢s nuevo que las novedades), y, en segundo, por las limitaciones que sufr¨ªan las pel¨ªculas de importaci¨®n.
Las particulares ventajas con que ahora se consideran las pel¨ªculas subtituladas y el ¨¦xito obtenido en Espa?a por los ocho t¨ªtulos de Humphrey Bogart que durante los ¨²ltimos a?os han circulado por todo tipo de locales comerciales (y que, por cierto, caducan en estos d¨ªas, present¨¢ndose ya como ¨²ltima oportunidad de ser conocidos), han animado a otros distribuidores a continuar la f¨®rmula.
Se reponen con redoblado ¨¦xito To be or not to be, de Lubitsch, e Iv¨¢n el Terrible, de Eisenstein; se anuncia la exhibici¨®n de una serie de seriales de los legendarios Charlie Chan y Fu Man Chu, y se estrenan desde ma?ana, en Madrid cinco pel¨ªculas de la etapa inglesa de Hitchcock.
A juicio de los historiadores de Hitchcock, dos de las cinco pel¨ªculas que ahora se estrenan son b¨¢sicas en la consideraci¨®n de su filmograf¨ªa: Blackmail (1929), que ahora se traduce como Chantaje, pero que, en su d¨ªa se titul¨® La muchacha de Londres, y Murder (1930), conocida siempre como Asesinato. Los otros tres t¨ªtulos, N¨²mero diecisiete (1932), Ricos y extra?os (1932) (que aqu¨ª se hab¨ªa conocido como Lo mejor es lo malo conocido) y Juego sucio (1931), son experiencias dispares en las que Hitchcock ensay¨®, con desigual fortuna, nuevas posibilidades para su cine.
Juego sucio, en la propia opini¨®n del autor, es una pel¨ªcula fracasada: adaptaci¨®n de un melodrama teatral excesivamente tremendista, le import¨® s¨®lo en la medida en que pudo investigar trucos del sonoro, a¨²n incipiente en aquellos a?os.
No juzgaba igual, en cambio, Ricos y extra?os, extra?a par¨¢bola sobre el amor en el matrimonio, donde el humor y un cierto extravagante, misterio adornan una historia aparentemente vulgar: las situaciones que Hitchcock imagina a partir de un planteamiento muy simple le abr¨ªan el camino de lo que ser¨ªan algunas de sus tem¨¢ticas posteriores; aun cuando el cine de este autor no pueda ser considerado por su val¨ªa intelectual, tiene, en cambio, el sabor de la imaginaci¨®n.
En aquellos a?os en que el cine se produc¨ªa desde los estudios, la capacidad de invenci¨®n de los directores determinaba totalmente el ¨¦xito o fracaso de las pel¨ªculas; Hitchcock no quiso quedarse atr¨¢s en. aquella carrera, y propuso en casi todas sus pel¨ªculas alguna innovaci¨®n. Si no acert¨® en todos los casos -como parece que ocurri¨® con El n¨²mero diecisiete, ?pel¨ªcula divertida, pero confusa?, en palabras de Fran?ois Truffaut-, es indudable que, en el conjunto de su obra, aport¨® elementos que otros m¨¢s exigentes sabr¨ªan llevar a puestos de cierta trascendencia.
Dentro del juego cinematogr¨¢fico en el que Hitchcock destac¨®, y por el que indudablemente ha pasado ya a la historia del cine, Blackmail y Murder, de entre las pel¨ªculas de este ciclo, son aut¨¦nticos regalos para el cin¨¦filo. En la primera de ellas, el autor lleg¨® incluso a plantear el ins¨®lito caso de una asesina que no paga por su crimen, siendo la casualidad y el amor de un polic¨ªa los que la salvan de la condena: un cierto cinismo que se perder¨ªa en las pel¨ªculas posteriores, empe?ado Hitchcock siempre en que el orden imperara en la moraleja final.
Esa libertad de concepto le hizo presentar en Murder un curioso caso de travestismo, quiz¨¢ muy obvio hoy, pero sorprendente en 1930. En otras pel¨ªculas se plantear¨ªa tambi¨¦n el caso de personajes traumatizados por su conducta sexual; en todos ellos, el asesinato ser¨ªa su liberaci¨®n.
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