Intensificaci¨®n del uso del carb¨®n y reordenaci¨®n del sector gas¨ªstico, aspectos m¨¢s resaltables de la revisi¨®n del PEN
El documento definitivo de la revisi¨®n del Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN) estar¨¢ listo probablemente antes de dos semanas y ser¨¢ enviado al Parlamento, para su discusi¨®n, una vez que haya sido aprobado por el Gobierno, lo que muy bien podr¨ªa producirse antes de que acabe el a?o. En estos momentos, la comisi¨®n interministerial que se encarga de su redacci¨®n, bajo la direcci¨®n de la Comisar¨ªa de Energ¨ªa, ha preparado una nueva versi¨®n (la cuarta o quinta que se elabora en los ¨²ltimos tres meses) que, salvo algunos aspectos parciales, podr¨ªa ser la definitiva.
Esta versi¨®n, a la que ha tenido acceso EL PA?S, cuenta con casi 380 p¨¢ginas y, en ella se incluye, entre los aspectos ms llamtivos, una profunda reestructuraci¨®n del subsector gas¨ªstico y una intensificaci¨®n del consumo del carb¨®n para producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica Y en cementeras, en un claro esfuerzo para diversificar las fuentes de energ¨ªa primaria y racionalizar as¨ª la distorsionada estructura energ¨¦tica espa?ola.En esencia, la meta final de la revisi¨®n del PEN es rebajar la dependencia del petr¨®leo en la primaria producci¨®n de energ¨ªa del 61,4% del a?o en curso al 49,3% en el horizonte de 1985 y, al 45,2% en 1990, compensando esta ca¨ªda con una multiplicaci¨®n por tres del actual consumo del gas natural y, una cuadruplicaci¨®n del uso de energ¨ªa proveniente de las centrales nucleares. En el futuro inmediato, sin embargo, ser¨¢ el carb¨®n la fuente energ¨¦tica que en los pr¨®ximos dos a?os- se encargar¨¢ primordialmente de la labor de sustituci¨®n del petr¨®leo en la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica y en aquellas industrias, como las cementeras, de elevado consumo energ¨¦tico. Por eso, la revisi¨®n de PEN hace recaer en esta materia prima el mayor peso en la racionalizaci¨®n de los consumos con las miras puestas, entre otras cosas, a estimular y potenciar la industria nacional de extracci¨®n de lignitos y otros minerales combustibles.
Justificaci¨®n del nuevo documento
La revisi¨®n del Plan Energ¨¦tico Nacional se hizo patente casi al mismo tiempo de su aprobaci¨®n por el ParIamento, hace va dos a?os y medio. Elaborado orinalmente con interioridad al llamado segundo choque del petr¨®leo, el PEN no tuvo en cuenta la enorme subida de los precios de los crudos que se registr¨® como consecuencia de la guerra irano-iraqu¨ª de 1979.
En este sentido, la revisi¨®n es, primordialmente, un intento de adecuar las previsiones nacionales de producci¨®n y consumo energ¨¦tico a este nuevo hecho y, al mismo tiempo, facilitar el objetivo pol¨ªtico de "independizar" a Espa?a de los condicionantes exteriores, especialmente en el frente de los suministros. As¨ª, la revisi¨®ni del PEN a algunas banderas -como la socialistas, en el caso del carb¨®n- para potenciar los ¨²nicos recursos energ¨¦ticos nacionales, y en otros cap¨ªtulos hoy no analizados, realizar fuertes inversiones en investigaci¨®n de fuentes renovables y alternativas, as¨ª como en la b¨²squeda de hidrocarburos, tanto en territorio nacional como en concesiones en el extranjero para empresas espa?olas.
En lo que respecta al subsector del carb¨®n, el ¨²ltimo documento elaborado por los autores de la revisi¨®n del PEN parte de la hip¨®tesis de que en el futuro se mantendr¨¢ una diferencia tal entre los precios del carb¨®n y de fuel por unidad de contenido energ¨¦tico que, aunque inferior a la que actualmente existe, haga la utilizaci¨®n del mineral econ¨®micamente atractiva.
Desde este punto de vista, la proyecci¨®n de una oferta suficiente para satisfacer las necesidades calculadas se basa en e amplio desarrollo que este subsector ha tenido en los ¨²ltimos a?os, a ra¨ªz fundamentalmente de la primera crisis del petr¨®leo de 1973. As¨ª, la producci¨®n de carb¨®n nacional comenz¨® a aumentar notablemente a partir de dicha fecha hasta llegar a ser de 33,5 millones de toneladas en 1981, seg¨²n los datos estimados.
El carb¨®n, m¨¢s barato
Aun reconocidos los obst¨¢culos t¨¦cnicos y econ¨®micos que impiden el aumento de la capacidad de la producci¨®n nacional, el documento habla de la eventual obtenci¨®n de 37,9 millones de toneladas de carb¨®n en 1985 y de 41 millones en 1990. Para el horizonte intermedio, la cantidad de 37,9 millones de toneladas se cubrir¨ªa con 16,4 millones de toneladas de hulla y antracita, seis de lignito negro y 15,5 de lignito pardo. Estas cantidades aumentar¨ªan a 19, 6,1 y 15,9 millones, respectivamente en 1990.
Las necesidades nacionales, por otro lado, ser¨ªan superiores a estas cantidades, teni¨¦ndose que cubrir el d¨¦ficit con importaciones. Precisamente estas importaciones requerir¨¢n fuertes inversiones en buques de transporte (algunos se podr¨ªan reconvertir a partir de petroleros, en donde existe un exceso de flota) y en puertos lo suficientemente grandes como para dar cabida a carboneros, de entro 100.000 y 150.000 millones de peso muerto.
La mayor parte del carb¨®n disponible, tanto nacional como importado, ser¨¢ utilizada por las centrales t¨¦rmicas de producci¨®n de flu¨ªdo el¨¦ctrico. En este sentido, s¨®lo un 15%, aproximadamente ser¨¢ destinado a otros fines, principalmente para siderurgia y cementeras.
Precisamente el uso masivo del carb¨®n en la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica se ha convertido ya en uno de los puntos m¨¢s controvertidos de la revisi¨®n del PEN. La industria nuclear, que ofrece quiz¨¢ unos costes m¨¢s bajos en la producci¨®n por cada kilovatio/hora, afirma que es rid¨ªculo depender del carb¨®n para producir energ¨ªa el¨¦ctrica y se?ala que se corre el riesgo de sustituir la dependencia del petr¨®leo por la dependencia del carb¨®n. Este argumento es; aceptado como v¨¢lido por los redactores del PEN, pero s¨®lo en lo que respecta al carb¨®n importado, y con matices. La dependencia del carb¨®n se justifica porque es una fuente nacional de energ¨ªa y adem¨¢s tiene un fuerte componente social, ya que origina empleo. "Adem¨¢s",se?alan, el carb¨®n esta ah¨ª y ser¨ªa rid¨ªculo y antiecon¨®mico desaprovecharlo".
Respecto al carb¨®n importado, los redactores del PEN lo Justifican por la baja calidad del mineral espa?ol, que fuerza muchas veces a realizar mezclas con el importado para mejor aprovecharlo. Otro factor es la multiplicidad de suministradores, hecho que dificultar¨ªa la posibilidad de trastornos en los suministros.
La gasificaci¨®n espa?ola
La nueva versi¨®n del documento tambi¨¦n incluye la primera reordenaci¨®n importante del sector gas¨ªstico espa?ol, cuyo alcance fue ya publicado por este peri¨®dico hace dos meses. Las l¨ªricas generales de esta reordenaci¨®n, que ocupa unos treinta folios, se basan en el fuerte incremento de su uso en Espa?a, despu¨¦s de certificar que el desarrollo de este hidrocarburo est¨¢ muy atrasado en relaci¨®n con el resto de los pa¨ªses europeos.
Tras determinar un consumo tres veces superior al actual en un horizonte de cinco a diez anos, que ser¨¢ cubierto con importaciones y las reservas de gas que parecen existir en nuestro territorio, el documento ratifica la funci¨®n de la Empresa Nacional del Gas, S.A. (Enag¨¢s), en lo que respecta a la gesti¨®n de las importaciones, del producido en Espa?a y su plataforma continental, su transporte y, venta a las empresas de distribuci¨®n.
En este aspecto, el documento tambi¨¦n prev¨¦ la constituci¨®n de nuevas sociedades de distribuci¨®n de gas natural con el compromiso del Gobierno de impulsar la creaci¨®n de sociedades, en las que participen las corporaciones locales, diputaciones provinciales y, en su caso, comunidades aut¨®nomas.
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