Deusto: m¨¢s que una universidad
La inexistencia hasta fechas bien recientes de una universidad p¨²blica en el Pa¨ªs Vasco ha hecho que, durante cerca de un siglo, el Colegio de Estudios Superiores de Deusto, regido desde 1886 por los jesuitas y convertido en universidad de la Iglesia hace veinte a?os, haya constituido el principal centro reproductor de la elite dirigente surgida al calor de la industrializaci¨®n de Vizcaya.
Por ello mismo, su influencia en el conjunto de la sociedad vasca y espa?ola en general ha sido, y sigue siendo, decisiva. La falta de una tradici¨®n universitaria vasca en una sociedad en la que la cultura no ha sido nunca un factor de prestigio social ha determinado, paralelamente, el surgimiento de un estilo espec¨ªfico de universitario vasco, identificable en gran parte con el estilo Deusto.Cuando en marzo de 1962 la Universidad de Deusto celebraba el 75? aniversario de su fundaci¨®n, la mesa presidencial del solemne acto acad¨¦mico con que se iniciaba la conmemoraci¨®n estaba ocupada, entre otras personas, por los ministros Sol¨ªs Ruiz, Iturmendi y S¨¢nchez Arjona; el presidente de las Cortes, Esteban Bilbao; el presidente de la Diputaci¨®n de Vizcaya, Pl¨¢cido Careaga, y el alcalde de Bilbao, Lorenzo Hurtado de Saracho. El tambi¨¦n ministro Fernando Castiella, de viaje diplom¨¢tico por aquellas fechas, envi¨® un telegrama de adhesi¨®n. Todos ellos eran antiguos alumnos de Deusto. Entre quienes por entonces se sentaban en los pupitres de la universidad de los jesuitas figuraba un joven navarro, Carlos Garaikoetxea, que veinte a?os despu¨¦s iba a presidir un Gobierno aut¨®nomo vasco en el que, sobre un total de catorce consejeros, ocho iban a poder exhibir en su curr¨ªculo el dato clave de antiguo de Deusto.
Y es que Deusto, el centro de estudios superiores que un grupo de notables bilba¨ªnos fund¨® en 1886, y cuya direcci¨®n encarg¨® a la Compa?¨ªa de Jes¨²s para ?librar a los j¨®venes bachilleres de los peligros que les acechan en la universidad?, ha tenido siempre a gala haber sido un semillero de altos cargos de la Administraci¨®n. Porque antiguos de Deusto fueron tambi¨¦n, entre otros muchos, Moreno Zulueta, ministro de Econom¨ªa con Primo de Rivera; el embajador de Franco Jos¨¦ F¨¦lix de Lequerica, o, m¨¢s recientemente, ministros como Mart¨ªnez Esteruelas, Barrera de Irimo o Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n. Sin olvidar que tambi¨¦n lo fueron las primeras figuras del nacionalismo vasco de los a?os treinta; entre ellas, el lendakari Jos¨¦ Antonio de Aguirre y el que por dos veces ser¨ªa ministro de la Rep¨²blica, Manuel de Irujo. De tal forma que en las Cortes de 1933 hasta veinte ex alumnos de los jesuitas de Deusto se sentaban en los bancos de la derecha. Dato tan constatable, por otra parte, como que uno de cada seis miembros del actual Parlamento aut¨®nomo vasco son reto?os del ya casi centenario ¨¢rbol de Deusto.
Casi centenario, porque fue en 1883 cuando la reci¨¦n fundada sociedad an¨®nima La Ense?anza Cat¨®lica encarg¨® al marqu¨¦s de Cubas la construcci¨®n, a orillas de la r¨ªa del Nervi¨®n, de un edificio destinado a albergar, inicialmente en r¨¦gimen de estricto internado, a los hijos de la incipiente oligarqu¨ªa local que hab¨ªan finalizado el bachillerato en alguno de los colegios de la Compa?ia y se ve¨ªan ante el dilema de abandonar los estudios o aceptar someterse a los peligros de la universidad p¨²blica. No parece casual que la iniciativa cuajara precisamente en la d¨¦cada en que se produjo el despegue industrial de Vizcaya. Como tampoco parecen fortuitas otras dos fechas clave en la historia de Deusto: 1916, a?o en el que, coincidiendo con el momento de m¨¢ximo esplendor del desarrollo comercial y financiero vasco -al calor de la situaci¨®n creada por la primera guerra mundial-, se funda la Universidad comercial de Deusto, adelant¨¢ndose en m¨¢s de cuarenta a?os a las primeras facultades oficiales de Ciencias Econ¨®micas, y 1963, a?o en el que, coincidiendo con el inicio de la fase del desarrollismo tecnocr¨¢tico, Deusto obtiene el reconocimiento oficial del Estado.
El "estilo Deusto"
A los jesuitas se les podr¨¢ reprochar todo menos carencia de sutileza y de sentido de la oportunidad historia. Esa extra?a habilidad previsora hizo que, por ejemplo, fuera Deusto la primera universidad que cont¨® con una facultad de Inform¨¢tica, o la que determin¨® que a finales de los a?os sesenta se iniciara una sutil evoluci¨®n vasquista, que si, por una parte, recuperaba una de las v¨ªas ensayadas en el pasado, enlazaba, sobre todo, por otra, con la ideolog¨ªa que diez a?os despu¨¦s iba a convertirse en dominante en el ¨¢mbito vasco. El estilo Deusto, caracterizado por una extrema filosof¨ªa del ¨¦xito social -no necesariamente relacionado con el nivel de conocimientos, pero s¨ª con la noci¨®n de eficacia funcionarial y de gesti¨®n econ¨®mica-, acab¨® encajando perfectamente con lo que podr¨ªa calificarse de renovada dial¨¦ctica del txistu y el tamboril, versi¨®n local de la vieja filosof¨ªa definida por el principio de ?A Dios rogando y con el mazo dando?.De todas formas, la influencia determinante de Deusto en la sociedad vasca no hubiera sido posible sin la deliberada pol¨ªtica del franquismo de privar a Euskadi de una universidad p¨²blica.
La facultad m¨¢s selectiva sigue siendo la de Ciencias Econ¨®micas y Empresariales, la antigua Comercial, en la que el porcentaje de hijos de trabajadores bajaba al 7%, mientras que el de hijos de los estratos superiores de la burgues¨ªa se aproximaba al 60%. Durante cuarenta a?os, la Comercial ha ido intimamente unida al nombre de Luis Bernaola Churruca, antiguo alumno de la casa, que, tras una breve estancia en Suram¨¦rica, se hizo jesuita y pas¨® a convertirse en el aut¨¦ntico alma del centro. El padre Bernaola, amigo ¨ªntimo en su juventud de Jos¨¦ Antonio Aguirre (pero tambi¨¦n de V¨ªctor Pradera), figuraba en lugar destacado -por encima de ministros, generales y arzobispos- en la lista de ?personas m¨¢s influyentes de Espa?a? que public¨® hace unos a?os una revista especializada.
Desde el inicio de la posguerra hasta su reciente fallecimiento, Bernaola ha encarnado como nadie el esp¨ªritu de la casa. Y ello no s¨®lo poi su influencia en el terreno estrictamente acad¨¦mico (una ense?anza mucho m¨¢s inclinada a los aspectos t¨¦cnicos de administraci¨®n y gesti¨®n de las empresas que a la teor¨ªa econ¨®mica), sino, sobre todo, por haber constituido durante cuatro d¨¦cadas el centro de una bien tramada red de relaciones e influencias queserv¨ªan para colocar, de acuerdo con su expediente y sus caracter¨ªsticas, a los reci¨¦n licenciados en el puesto m¨¢s adecuado, y, al mismo tiempo, para mantener a las sucesivas promociones en permanente ligaz¨®n con la casa. Es as¨ª como se explica la impresionante lista de medio centenar de presidentes, directores generales y consejeros delegados de las principales industrias y entidades bancarias de ¨¢mbito vasco, que, seleccionados de entre los m¨¢s brillantes alumnos de Deusto, pod¨ªa publicar hace poco m¨¢s de un a?o la revista Ere.
El padre Bernaola
Actualmente, los cerca de 12.000 alumnos matriculados en Deusto -en los campus de Bilbao y San Sebasti¨¢n- cursan estudios en una de las nueve facultades, siete escuelas y cinco institutos de que se compone la Universidad. Seg¨²n la respuesta escrita facilitada por el rectorado a un cuestionario presentado por EL PAIS, el precio de la matr¨ªcula (18.800 pesetas) y las cuotas de ense?anza (24.600 pesetas por trimestre) ?tienden a cubrir el coste real de ense?anza por alumno?.Durante el curso pasado, la universidad destin¨® m¨¢s de 36 millones de pesetas, ¨ªntegramente procedentes de fondos propios, a becas y otras ayudas a los estudiantes. El presupuesto total del curso 1980-1981 se elev¨® a 580 millones de pesetas, de los que 567 millones fueron cubiertos por los ingresos directos de la. ense?anza. El avance de la cuenta de resultados facilitado por el rectorado incluye sendas partidas de ingresos at¨ªpicos y gastos at¨ªpicos -por unos importes de, respectivamente, 51 y 57 millones de pesetas-, cuyo contenido no se especifica. No obstante, es posible que entre esos ingresos at¨ªpicos figuren los trece millones aportados por el Estado como subvenci¨®n de ?ayuda al capital para inversiones?. Otras entidades privadas aportan una ayuda que la nota del rectorado valora en cuatro millones de pesetas anuales.
Respecto a la posici¨®n de la Universidad ante la LAU, la respuesta del rectorado parte de la consideraci¨®n, ?como una aspiraci¨®n plenamente leg¨ªtima en si misma y provechosa para nuestra sociedad, el que se posibilite la existencia real de universidades privadas que tengan un aut¨¦ntico rango de universidad en todos los aspectos y que, consiguientem ente, tengan una consideraci¨®n legal y social decorosa -no vergonzanteque las equipare a las universidades p¨²blicas?. Por ello, el tratamiento del tema de la LAU ?debe ser, incluso redaccionalmente, digno y decoroso, por lo que no se explican determinados pronunciamientos innecesarios, de car¨¢cter ret¨®rico, que a¨²n subsisten?. Por lo dem¨¢s, en opini¨®n del rectorado, el punto clave es ?el aseguramiento de la igualdad de trato, en los aspectos asistenciales y de beneficios y ayudas, a los estudiantes de las universidades privadas y a los de las p¨²blicas?. Cualquier otro planteamiento de la LAU vulnerar¨ªa, a juicio de la Universidad de Deusto, los principios de igualdad ?reconocidos en el art¨ªculo primero de la Constituci¨®n?.
En cuanto el texto actual, ?con pocas, aunque significativas, modificaciones, se convertir¨ªa en un texto legal m¨ªnimamente ¨²til para la existencia y funcionamiento de las universidades privadas, juntamente con las p¨²blicas?.
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