Familias y partidos
Uno lo dir¨ªa as¨ª, para empezar simplificando: la izquierda se articula en partidos y la derecha se articula en familias. Claro que hay partidos de derecha, en Espa?a y en el mundo, que funcionan como tales y, por supuesto, democr¨¢ticamente. Pero la noci¨®n de partido sigue siendo altamente ideol¨®gica, y la derecha, m¨¢s que por ideas, se mueve por creencias, como ya distinguiera Ortega.As¨ª, en el general putrefaccionamiento de nuestra democracia (lentificada por el golpismo blanco, como tengo dicho, que en buena medida es obstruccionismo legalista y burocr¨¢tico), la deflagraci¨®n se produce por igual en los partidos de un lado que en los de otro. Aunque yo dir¨ªa, m¨¢s bien, que la tendencia es a abandonar los partidos y formar familias. O a desembarcar familiarmente en los partidos, para carg¨¢rselos. El episodio siguiente ser¨¢ la guerra entre familias pol¨ªticas y partidos, que quiz¨¢ ha empezado ya. En principio, todo el que se va de un partido para formar una familia (a la que seguramente dar¨¢ el nombre de partido, a su vez), ¨¦se huye hacia la derecha. Aunque abandone un partido de derechas. UCD, el PSOE y el PCE est¨¢n en crisis (crisis contenida en el PSOE por la expectativa electoral). El partido de Fraga se metamorfosea todos los d¨ªas: Fraga es el ¨²nico punto de referencia para el fraguismo. Esta crisis de los partidos es consecuencia, como digo, del golpismo blanco (anterior quiz¨¢ al golpismo a gritos de Tejero), que ha lentificado las aguas de la democracia, las ha enlagunado hasta pudrirlas. La izquierda del PSOE quiere tensar el partido desde dentro. Es la ¨²nica disidencia coherente.
Un partido no se tensa march¨¢ndose. Ni se tensa ni se distiende. Todo el verbeneo populista y novoizquierdismo que ha germinado a los pies del pec¨¦, y a costa del pec¨¦, es un sanisidrismo o un periferismo que ha de situarse necesariamente un poco m¨¢s a la derecha del partido, porque m¨¢s a la izquierda no se puede ir. S¨ª que se puede constitucional y aconstitucionalmente, claro, pero no se puede sociol¨®gicamente, porque no hay espacio, clientela ni sillas libres. M¨¢s a la derecha y m¨¢s a la izquierda est¨¢ lo f¨¢ctico, de Ferrer-Salat, por una punta, a Milans del Bosch, por la otra. En la uced¨¦, partido clave de la novoburgues¨ªa espa?ola, invento ma?oso de Su¨¢rez, no es que est¨¦n empezando a distinguirse unos partidos de otros, entre los muchos que lo integran o integraban, sino que comienza a deslindarse entre familias y partidos. El partido socialdem¨®crata se define netamente como tal, con peso espec¨ªfico y bruto, y Carmela Garc¨ªa Moreno se me escapa de una fiesta ?a trabajar en Acci¨®n Democr¨¢tica?. El Colectivo Moderado Osorio, Alzaga, Hache de Mi?¨®n es una familia que se forma, huyendo a la derecha de la derecha, y a la sombra de la torre parroquial del nacionalcatolicismo y los se?ores N¨¢car, Colunga y Silva Mu?oz. Tienen m¨¢s voluntad de familia que de partido, o son un partido para familias, como las revistas de la Celia tard¨ªa o las funciones del domingo a las cuatro. M¨¢s que un partido demoscristiano, son una familia nacionalcat¨®lica. Y lo nacionalcat¨®lico est¨¢ incluso a la derecha de lo democristiano. Como quiz¨¢ dec¨ªamos al principio (nunca releo), se da tambi¨¦n el movimiento inverso: el desembarco de las familias pol¨ªticas en los partidos tradicionales e hist¨®ricos: as¨ª, las familias o clubes o liceos liberales de Garrigues-Walker.
Lo que estamos viviendo es la sutil¨ªsima transici¨®n/involuci¨®n del partido a la familia pol¨ªtica. Y las familias -es ley de vida- acabar¨¢n invocando un padre.
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