"Desde peque?os aprenden que para ser hombres hay que ganar dinero, realizar el coito y ser muy ?duros?"
Shere Hite acaba de publicar en castellano su ¨²ltimo libro, Informe sobre la sexualidad masculina. Un conjunto de preguntas, 173 en total, realizadas a 7.239 hombres cuyas edades oscilan entre los trece y los 97 a?os. Como su anterior Informe sobre la sexualidad femenina, el presente puede ser un libro pol¨¦mico. Su autora confiesa que se propon¨ªa definir la sexualidad y la masculinidad, tal y como el hombre utiliza ambos conceptos. De paso aventura una definici¨®n de hombre cuyas caracter¨ªsticas m¨¢s esenciales son la competitividad y la agresividad, en especial hacia la mujer.
Pregunta. Su libro consta de las respuestas dadas por 7.239 hombres, muchos de los cuales han respondido de forma an¨®nima. ?Hasta qu¨¦ punto son fiables tales respuestas?Respuesta. ?Por qu¨¦ no iban a serlo?
P. La cuesti¨®n es si usted ha dispuesto, al elaborar el libro, de alg¨²n m¨¦todo de comprobaci¨®n para establecer la veracidad de las respuestas.
R. Por supuesto que s¨ª. En primer lugar, hay en el cuestionarlo preguntas cuyas respuestas no pueden ser contradictorias. Ello detectar¨ªa la posible trampa, pero lo m¨¢s importante es que no hay motivos para enga?arme. ?Qu¨¦ iban a sacar con ello? En cambio, respondiendo a la verdad pueden ayudarse a s¨ª mismos.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Viendo los resultados, comprobando que no est¨¢n solos y pudiendo hablar por primera vez, quiz¨¢, con total sinceridad. En el libro queda muy claro que las amistades no son nada frecuentes, y cuando lo son no llegan a ser ¨ªntimas. Y es que hay temas, especialmente el sexual, que son tab¨². La sociedad no permite que se hable de ellos con sinceridad.
P. En sus conclusiones se afirma que el comportamiento sexual de los hombres es aprendido y no biol¨®gico. ?No es demasiado tajante?
R. Me parece que no. Es evidente que la mayor parte de nuestro comportamiento es aprendido. El componente biol¨®gico apenas tiene importancia. Eso queda claro, por ejemplo, en el deseo que los hombres tienen del coito. Ese deseo no se justifica por el placer del orgasmo, que puede conseguirse de muchas otras maneras, e incluso con m¨¢s placer.
P. ?C¨®mo se explica, pues, ese deseo?
R. Porque a los hombres les han dicho desde peque?os que para ser hombre hay que hacer tres cosas. La primera, ganar dinero. La segunda, realizar el coito. La tercera, ser muy duros.
P. Usted se?ala la tendencia al coito como consecuencia de la legalizaci¨®n de ¨¦ste con vistas a la reproducci¨®n en las tribus hebreas, pero hubo otros comportamientos sexuales, antes y despu¨¦s: por ejemplo, la bisexualidad de los griegos.
R. Claro que los comportamientos sexuales cambian, pero no siempre cambian en funci¨®n del placer. Muchas veces lo hacen por determinantes sociales. Eso es algo que el movimiento feminista ha dejado muy claro; nuestra conducta es la resultante de fuerzas sociales, en la mujer y en el hombre.
P. Ello implica que muchos de los problemas considerados hasta ahora como ¨ªntimos pasen a ser p¨²blicos.
R. Exactamente. Eso es lo que yo he tratado de hacer con mis informes: mostrar que se trata de cuestiones p¨²blicas. Culturales, no animales. De la idea que nos hagamos de nosotros mismos depende la idea de sociedad, de gobierno, de todo.
P. Y la idea que sostienen la mayor¨ªa de los hombres es, seg¨²n usted, falsa o, por decirlo con sus propias palabras, ideol¨®gica.
R. Es la idea que les han dicho que tienen que tener, y la han aceptado sin saber por qu¨¦, sin saber siquiera si es la mejor.
P. ?Est¨¢n cambiando las cosas?
R. S¨ª, est¨¢n cambiando. Hoy los j¨®venes tienen una idea m¨¢s amplia del sexo y de sus relaciones con los dem¨¢s hombres y con las mujeres.
P. Hay un momento de su obra en el que usted afirma que el cambio se produce porque los j¨®venes son m¨¢s idealistas, y que ello les lleva a la monogamia. ?Qu¨¦ relaci¨®n hay entre idealismo y monogamia?
R. Se podr¨ªa decir que la idea del amor perfecto que tienen los j¨®venes es idealista.
P. Sigue sin estar claro qu¨¦ tiene ello que ver con la monogamia. Podr¨ªa haber amores perfectos de otro estilo. R. Tal como yo lo veo, la idea del amor perfecto asociado a la monogamia recoge la herencia rom¨¢ntica, que opone los matrimonios de siglos pasados, que se realizaban como un contrato financiero, a los matrimonios de ahora, que se llevan a cabo en base a proyectar una vida en com¨²n. De todas formas los hombres siguen teniendo dos ideas de mujer: la madre de los hijos, que no tiene por qu¨¦ atraer sexualmente, y la mujer atractiva en el plano sexual, con la que no necesariamente hay que casarse.
P. Eso explicar¨ªa el alto porcentaje de infidelidades conyugales que confiesan sus entrevistados.
R. Eso y el hecho de que poseer una mujer hace hombre. P. Los datos que usted aporta afirman que hay un 28% de mon¨®gamos y un 3 % de matrimonios abiertos, cuyos miembros mantienen, ambos, relaciones extramatrimoniales; sin embargo usted dedica cinco p¨¢ginas a la monogamia y trece a los matrimonios abiertos. ?C¨®mo justifica esa diferencia?
R. Los matrimonios abiertos son m¨¢s conflictivos, por eso han hablado m¨¢s. Los mon¨®gamos se definen como tales, pero no son muy expl¨ªcitos. Adem¨¢s, tampoco se trataba de hacer un libro de estad¨ªsticas, se trataba de comprender mejor al hombre, y eso me parece haberlo conseguido.
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