El peligro de los plaguicidas

A prop¨®sito de la noticia que desde hace algunos d¨ªas se viene publicando en la Prensa relativa a la posibilidad de que la toxicidad derivada del aceite de colza sea debida a la acci¨®n de un potente herbicida -el Paraquat-, quisiera recordar a sus lectores el fen¨®meno generalizado en nuestro pa¨ªs de la fraudulenta e ilegal aplicaci¨®n de los plaguicidas en la agricultura. Este es un tema que conozco con alg¨²n detalle por motivos profesionales.La legislaci¨®n actualmente vigente en Espa?a es, en t¨¦rminos generales, muy permisiva y tolerante con estos peligros¨ªsimos productos; pero es que adem¨¢s raramente se cumple, al menos en la etapa que conozco, la que conduce desde el fabricante al agricultor que aplica el producto.

Existen productos que por su toxicidad no deben ser aplicados a plantas comestibles, y otros que obligan a observar un plazo m¨ªnimo de seguridad antes de efectuar la recolecci¨®n de la cosecha.

A modo de ejemplo, voy a citarle dos casos concretos. El Parathion y el Endrin son dos insecticidas que, debido a su potencia t¨®xica -el primero tiene una dosis letal de quince y el segundo, de diecisiete miligramos/kilo-, est¨¢n prohibidos en Espa?a o s¨®lo autorizados para el tratamiento de plantas no comestibles, tal como es el caso del algod¨®n. Pues bien, ambos se utilizan en cultivos destinados al consumo humano, como son Ios agrios, en Levante, o incluso los hort¨ªcolas. El Endrin llega a utilizarse en el Cant¨¢brico para luchar contra las plagas de roedores en praderas. La acumulaci¨®n de plaguicidas en nuestras conservas ha sido de tal grado en algunas ocasiones, que incluso conozco casos concretos de partidas importantes rechazadas de Estados Unidos o Europa por su toxicidad. Ni que decir tiene que estas partidas fueron posteriormente introducidas en el mercado nacional y consumidas por los espa?oles.

Madrid.