El Gobierno norteamericano, decidido a provocar el aislamiento internacional del r¨¦gimen libio de Muamar el Gadafi
Aunque la crisis de Polonia relega a un segundo plano la tensi¨®n surgida estas ¨²ltimas semanas entre Estados Unidos y Libia, la Administraci¨®n Reagan contin¨²a en su firme prop¨®sito de aislar al r¨¦gimen del coronel Muamar el Gadafi, con las primeras acciones dirigidas a un boicoteo econ¨®mico.
Pero Washington no parece contar por el momento ni con el apoyo de otros Gobiernos occidentales ni con la comprensi¨®n general de una opini¨®n p¨²blica norteamericana, que, aun sensibilizada por el secuestro de 52 estadounidenses durante 444 d¨ªas en Teher¨¢n, comprende mal la precipitada salida de unos 1.500 norteamericanos residentes en Libia.El despliegue informativo sobre el presunto compl¨® terrorista orquestado por Gadafi para asesinar al presidente Reagan, tampoco parece convencer plenamente a los norteamericanos, un tanto esc¨¦pticos sobre la escalada de tensi¨®n entre Estados Unidos y Libia.
?Por qu¨¦ la Administraci¨®n Reagan incrementa sus presiones sobre Gadafi? Los argumentos son muy variados. Pero el principal, de acuerdo con la versi¨®n oficial, es la necesidad de cortar con el apoyo al terrorismo internacional que concede Gadafi a unos treinta movimientos de oposici¨®n violenta en el mundo.
Desde la ETA vasca hasta el Polisario saharaui, pasando por el IRA irland¨¦s y los rebeldes musulmanes filipinos, un mano invisible de Gadafi parece estar en todas partes, seg¨²n los servicios secretos norteamericanos.
Una mano que suministra armas, facilita entrenamiento y, en definitiva, destina gran parte de sus 26.000 millones de petrod¨®lares a lo que podr¨ªamos calificar de petroterrorismo.
Factor de inestabilidad
Menos difundido que el argumento terrorista, la presencia de Gadafi en Libia, con sus imprevisibles actitudes, supone un serio factor de inestabilidad para Estados Unidos en la zona del norte de Africa y Oriente Pr¨®ximo. Aunque los libios se hayan retirado militarmente de Chad (donde Gadafi gast¨® unos 2.000 millones de d¨®lares en una operaci¨®n militar de dudosas finalidades), el potencial de 55.000 hombres bien entrenados del Ej¨¦rcito libio, junto con su sofisticado material militar de origen sovi¨¦tico y franc¨¦s, son motivos de inquietud en Washington.El escenario preparado por los estrategas de Reagan parece destinado a neutralizar a Gadafi en Libia. Desde la llegada a la Casa Blanca del presidente Reagan, en enero ¨²ltimo, no han dejado de aumentar las tensiones entre Washington y Tr¨ªpoli. Gadafi felicit¨® a Reagan por su victoria electoral, sin recibir respuesta a su telegrama. Gadafi pidi¨® reanudar las relaciones diplom¨¢ticas con Washington, sufragando los desperfectos ocasionados durante el asalto de extremistas libios a la Embajada de EE UU en Ir¨¢n, en 1979.
Pero Washington, donde se considera al m¨¢s alto nivel la figura de Gadafi como "un c¨¢ncer que hay que extirpar", guarda un tupido silencio a todas las propuestas de Gadafi para normalizar la situaci¨®n. La escalada tuvo un nuevo impulso con el incidente producido entre aviones libios y aparatos de la VI Flota norteamericana, durante las maniobras navales en el golfo de Sidra, frente a las costas libias.
Desde aquel momento, los servicios de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) detectaron movimientos de un compl¨® urdido por Gadafi para asesinar a diplom¨¢ticos estadounidenses, o incluso al propio presidente u otros altos funcionarios en Estados Unidos.
Espectaculares medidas de seguridad rodean hoy al presidente Reagan y a sus principales colaboradores para prevenir un hipot¨¦tico atentado, entre cuyos protagonistas destacar¨ªa el c¨¦lebre Carlos, terrorista de origen venezolano.
Dos autom¨®viles presidenciales id¨¦nticos figuran en la comitiva de los desplazamientos oficiales de Reagan por las calles de Washington, mientras que el presidente, a lo mejor, viaja discretamente en otro autom¨®vil camuflado. Los trayectos son inspeccionados con detalle, levantando alcantarillas, en previsi¨®n de posibles bombas ocultas. En la terraza de la Casa Blanca, los agentes secretos vigilan con anteojos el horizonte, controlado por helic¨®pteros.
Seis retratos robot de presuntos terroristas ¨¢rabes y de pa¨ªses del Este han sido difundidos en toda la Prensa norteamericana, al tiempo que el FBI enviaba a todas las fronteras detallados informes destinados a cortar el paso al posible comando patrocinado por Gadafi.
En medio de ese ambiente, y como preludio a futuras acciones contra Gadafi, el presidente Reagan orden¨® la precipitada retirada de los 1.500 norteamericanos que viv¨ªan en Libia y prohibi¨® la concesi¨®n de pasaportes para viajar a este pa¨ªs.
Estados Unidos importa el 3,5% de petr¨®leo de origen libio, lo que equivale a s¨®lo el 1% del consumo interno. Los automovilistas norteamericanos no sufrir¨¢n por la nueva estrategia de la Casa Blanca contra Gadafi. Por otra parte, EE UU se ahorrar¨¢ 5.000 millones de d¨®lares anuales, cifra pagada en 1981 por las compras de petr¨®leo libio, reinvertido, seg¨²n Washington, para acciones terroristas o para la compra de sofisticadas armas a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Queda por determinar cu¨¢l ser¨¢ la pr¨®xima acci¨®n en las tensas relaciones Reagan-Gadafi.
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