"Operaci¨®n Navidad"
EL BANDO municipal que proh¨ªbe el estacionamiento durante el d¨ªa en una amplia zona del centro de Madrid desde el 18 de diciembre al 5 de enero se halla precedido por un pintoresco pre¨¢mbulo en el que, una vez m¨¢s, el alcalde hace gala de su especial sentido del humor. El pre¨¢mbulo en cuesti¨®n dice:"Madrile?os: cuya sea la raz¨®n por la que durante los d¨ªas de Navidad es mayor el tr¨¢fico callejero y m¨¢s complicado y dificultoso el movimiento en la v¨ªa p¨²blica de carruajes y peatones est¨¢ en la mente de todos:
La sana alegr¨ªa que durante estas fechas invade al vecindario, el compartido deseo de obsequiarse con presentes de paz y de amor, la multiplicaci¨®n de visitas dom¨¦sticas, el auge de la actividad comercial y el mayor tiempo de asueto, con el consiguiente aumento de esparcimientos y distracciones p¨²blicas y privadas, llevan consigo un uso desacostumbrado de la v¨ªa p¨²blica, especialmente pernicioso para la com¨²n tranquilidad, en cuanto se manifiesta en la desmedida abundancia de veh¨ªculos movidos a motor que sobrepueblan las calles de esta villa.
Sucede as¨ª que estos veh¨ªculos se interceptan los unos a los otros, interrumpiendo el tranquilo y normal discurrir de la circulaci¨®n rodada, impidiendo que los vecinos puedan acudir a sus negocios, quehaceres y esparcimientos si no es con fatigosa e injustificada p¨¦rdida de energ¨ªas y tiempo, ocasionando a la vez graves trastornos al honrado comercio de esta villa.
Por todo lo cual, la alcald¨ªa presidencia, movida tambi¨¦n por el deseo de que el esperanzador mensaje y bell¨ªsimo simbolismo de estos d¨ªas que solazan el ¨¢nimo, elevan el esp¨ªritu y hacen m¨¢s apacible y generosa la convivencia no disminuya por el agobio y desaz¨®n que el desmedido n¨²mero de carruajes en movimiento ocasiona, ha venido en disponer...".
Tal vez, el alcalde sobrevalora el mismo sentido del humor de los vecinos de la capital, cargados de razones para, soportar mal las bromas en torno a una ciudad casi invivible, y est¨¢ equivocando los medios para mejorar su imagen p¨²blica.
La primera operaci¨®n Navidad fue ensayada en 1979, con un ¨¦xito tal que sirvi¨® de base para la reglamentuci¨®n permanente de la ORA, que entr¨® en funcionamiento en noviembre de 1980. En las Navidades del pasado a?o, el Ayuntamiento consider¨® que la Operaci¨®n de Regulaci¨®n de Aparcamiento era suficiente para la ordenaci¨®n del tr¨¢fico durante las fiestas, pero los hechos desmintieron su optimismo. Este a?o se ha establecido la rigurosa prohibici¨®n de aparcar en una zona que cubre aproximadamente la mitad del ¨¢rea regulada por la ORA, sin m¨¢s excepci¨®n que los residentes y algunos casos especiales. Los comerciantes, que en 1979 se lamentaron de un notable descenso de las ventas, han puesto el grito en el cielo. Y los compradores habituados a adquirir los regalos en las tiendas del centro no ven con demasiado entusiasmo que el metro, los autobuses o el taxi sean los ¨²nicos medios de comunicaci¨®n puestos a su disposici¨®n para los desplazamientos. S¨®lo los residentes en la zona, y tal vez los comerciantes de las barriadas perif¨¦ricas, salen beneficiados de la operaci¨®n. Al igual que la ORA, esta nueva operaci¨®n Navidad contribuye, aun sin quererlo, a establecer el principio, parad¨®jicamante combatido por la pol¨ªtica municipal en materias urban¨ªsticas, de jerarquizar la ciudad y privilegiar a los habitantes de unos barrios sobre otros. El cierre al tr¨¢fico del Madrid de los Austrias, previsto para el pr¨®ximo trimestre, es otro ejemplo de medida jerarquizadora.
Sin embargo, la inhospitalidad de Madrid, el caos circulatorio y los embotellamientos de tr¨¢fico hacen necesarias, aunque produzcan perjuicios sectoriales, medidas restrictivas para el uso de los autom¨®viles particulares en el casco de la ciudad. La pol¨ªtica municipal del franquismo, que suprimi¨® los tranv¨ªas y convirti¨® la ciudad entera en un circuito de carreras y en un gigantesco aparcamiento para autom¨®viles privados, fue lo suficientemente miope para no reparar en que ni los scalextrix ni el sacrificio de los bulevares, ni la proliferaci¨®n de las v¨ªas r¨¢pidas pod¨ªan ser una soluci¨®n a corto o medio plazo para los problemas de la circulaci¨®n madrile?a. Antes, por el contrario, esa pol¨ªtica no hizo sino aumentar la voracidad de los automovilistas y multiplicar los problemas de la circulaci¨®n rodada. La capital de Espa?a tiene un parque de m¨¢s de un mill¨®n de ¨¢utom¨®viles, unos 15.000 taxis y varios miles de autobuses. La idea de que la sed del autom¨®vil privado puede ser saciada a costa de los peatones, de la anchura de las aceras y de las zonas verdes ha quedado derrotada por la experiencia. El espacio de la ciudad es un bien p¨²blico, pero tambi¨¦n un recurso escaso que debe ser administrado por el Ayuntamiento, forzado a elegir entre soluciones alternativas y a perjudicar a alguna de las partes en conflicto con esas dif¨ªciles opciones. El Ayuntamiento de Madrid tiene que escoger casi siempre entre dos males, y la pesada herencia recibida le impide dar satisfacci¨®n a todos. La operaci¨®n Navidad, as¨ª, es probablemente una soluci¨®n menos mala que permitir la congesti¨®n circulatoria durante las fiestas. S¨®lo cabe exigir al Ayuntamiento coherencia en sus estrategias y firmeza en la aplicaci¨®n de las medidas. Y, por supuesto, que una mejora sustancial de los transportes p¨²blicos hagan molesto, pero no imposible o inc¨®modo, el traslado desde la periferia hasta el centro de quienes desean realizar sus compras navide?as en esa zona.
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