Pol¨ªtica de bloques y moral internacional
Con motivo del golpe bolchemilitar en Polonia, los partidarios de la pol¨ªtica de bloques han echado las campanas al vuelo: ?pacifismo, no alineamiento, desarme ... ? ?Entreguismo a las zarpas del oso moscovita! Triste repique, a fe. Los otros, por su parte, ponen cara de responsables ante la necesidad hist¨®rica y mascullan que Walesa iba demasiado a misa..., como si Breznev no fuese a sitios peores. El argumento de los partidarios de la l¨®gica militar sigue siendo siempre igual de peregrino: si no te alineas, te devoran... los de enfrente. Pero se callan que, si te alineas, te devoran los tuyos. A los polacos no se los est¨¢n comiendo por neutrales, sino por alineados; si los pa¨ªses europeos del Oeste tienen que dar cuenta de sus ministros comunistas o de sus nacionalizaciones, soportar presiones yanquis y en ciertos casos -como el nuestro- una permanente amenaza golpista, no es precisamente por culpa de nuestra vocaci¨®n pacifista, sino por los derechos que se consideran sobre nosotros determinados se?ores. Mientras contin¨²e la pol¨ªtica de bloques, las naciones de cada uno son rehenes encadenados por su due?o-protector. Haig no va a pegarse con Mosc¨² para librar a los polacos de sus explotadores "socialistas" (?), sino que va a utilizar el caso de Polonia para reivindicar manos libres en Am¨¦rica Latina, Grecia y, qui¨¦n sabe..., Espa?a. La amenaza que pesa sobre nuestro pa¨ªs, sobre su sindicalismo libre, sobre sus reformas efectivas, sobre su capacidad de decidir por s¨ª mismo y contra intereses ajenos es id¨¦ntica a la que compromet¨ªa desde el primer d¨ªa el futuro de la experiencia polaca. Jaruzelski y los militares golpistas espa?oles hablan el mismo lenguaje de falsa salvaci¨®n patria; los ide¨®lolgos conservadores que se escandalizan desde el alto empresariado ante la pol¨ªtica francesa de nacionalizaciones repiten de derecha a izquierda, y no al rev¨¦s los argumentos del camarada Suslof contra Solidaridad. Y quienes no encuentran mejor raz¨®n para sospechar que no todo era "trigo limpio" socialista en Polonia que esgrimir el apoyo a Walesa de Reagan y el Papa (Solidaridad eran diez millones de afiliados en una Europa en la que los sindicatos de masas no suelen pasar del medio mill¨®n efectivo de miembros, y gente como Jazek Kuron no es especialmente partidaria del rosario en familia) son sim¨¦tricos a quienes ven la mano de Mosc¨² o Cuba en cada paso adelante de la democracia espa?ola o en los intentos de liberaci¨®n de Guatemala, El Salvador, etc¨¦tera, o a quienes tachan cle agentes de Arafat, a los que denuncian la provocativa y belicista anexi¨®n israel¨ª del Gol¨¢n. La pol¨ªtica de bloques no conjura los peligros contra la libertad de cada naci¨®n, sino que les se?ala el color de la bandera y el tenor de la ideolog¨ªa a la que tienen que temer.Por otro lado, aunque desde el mismo punto de vista, no puede haber ning¨²n pacifismo ni movimiento a favor del desarme y contra el militarismo cre¨ªble que no parta de una expl¨ªcita condena de la pol¨ªtica imperialista de ambos bloques. Dejar bien claro que las razones que nos llevan a oponernos a la entrada de Espa?a en la OTAN est¨¢n intr¨ªnsecamente relacionadas con nuestro rechazo del aplastamiento del sindicalismo libre en Polonia no s¨®lo no es tarea ociosa, sino imprescindible fundamentaci¨®n de lo que es una opci¨®n por la moral internacional contra la pol¨ªtica de bloqu.es o no esnada. No puede haber ni t¨¢ctica ni estrategia que nos impida a los antimilitaristas dejar bien claro que nos son tan repugnantes los cohetes nucleares sovi¨¦ticos como la bomba de neutrones yanqui, y no puede aceptarse sin m¨¢s ir codo a codo con quien no lo reconozca program¨¢ticamente as¨ª. En efecto, hay (los bloques: por un lado, est¨¢n en un mismo bloque EE UU y la URSS, prepotentes due?os imperialistas y militaristas del mundo; en el otro bloque figuran el resto de los pa¨ªses no sat¨¦lites, que tratan de escapar a su esfera de influencia o de no caer en ella. La moral internacional es neutral solamente en lo tocante a la pol¨ªtica de intereses de ambos bloques; pero ha de ser militante y abiertamente intervencionista en la denuncia de la l¨®gica militar, en la protesta contra la conculcaci¨®n de libertades y por la defensa de los derechos humanos, en la reivindicaci¨®n de formas alternativas de convivencia.
Para la pol¨ªtica de bloques hay "asuntos internos", a saber, los que no interesan a los bloques esgrimir o los que entran en el cambalache "hoy por ti, ma?ana por m¨ª" del trato de cada superpotencia con sus respectivos rehenes. Pero la moral internacional aspira a una postura neutral, pero no neutralizada de activa solidaridad con los valores universales maltratados en cada pa¨ªs y en cada latitud. Hay formas pac¨ªficas de injerencia en los asuntos internos, econ¨®micas, diplom¨¢ticas o de opini¨®n p¨²blica, que no solamente son l¨ªcitas, sino moralmente imprescindibles. Un antimilitarismo que vaya un poco m¨¢s all¨¢ de sospechosas restricciones al "enemigo principal" debe vincular activamente las exigencias de desarme con el establecimiento inequ¨ªvoco de estos puntos elementales de moral internacional.
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