La zona bancaria libre de Nueva York, inesperado regalo para muchos bancos europeos instalados en Estados Unidos
El establecimiento de la zona bancaria libre de Nueva York, autorizada por las autoridades norteamericanas hace escasamente un mes, puede representar un beneficio inesperado para muchos bancos espa?oles y europeos instalados a la otra parte del Atl¨¢ntico, aunque muchos banqueros conocedores del tema mantienen que s¨®lo la experiencia demostrar¨¢ hasta qu¨¦ punto es verdad que las llamadas "international banking facilities" restar¨¢n actividad al euromercado y a los centros bancarios offshore de Londres y el Caribe.
En principio, expertos consultados al respecto se?alan que varios bancos espa?oles instalados en Nueva York y otras ciudades estadounidenses -como el Vizcaya, Bilbao, Hispano o Exterior- podr¨¢n disfrutar de este cambio en las leyes bancarias norteamericanas y ofrecer a sus clientes el beneficio de los servicios de la gran banca internacional. Las oficinas neoyorquinas de estos bancos son, desde hac poco, centros bancarios libres de la supervisi¨®n fiscal y normativa norteamericana, con las correspondientes ventajas que ello supone.Aunque todav¨ªa quiz¨¢ sea prematuro para analizar el impacto en la actividad bancaria mundial de esta decisi¨®n norteamericana, algunos expertos han aventurado la posibilidad de crear en Espa?a alg¨²n tipo de centro similar al de EE UU, salvando obvia mente las distancias del tama?o del mercado y el tipo de operaciones a realizar.
En cualquier caso, la creaci¨®n de la zona bancaria libre de Nueva York, como primer ensayo de una experiencia que puede extenderse a otros centros bancarios norteamericanos y quiz¨¢ europeos, es una aut¨¦ntica revoluci¨®n en el sistema bancario de Estados Unidos. Propuesto hace varios a?os por los grandes bancos neoyorquinos, con el Citibank a la cabeza, supone un es fuerzo tard¨ªo de las autoridades norteamericanas para recuperar parte de un negocio bancario que se ha tenido que buscar otros lugares fuera de Norte¨¢merica para hacer en ellos lo que no se pod¨ªa realizar en casa.
En este sentido, la mayor parte de los expertos coinciden en que, m¨¢s que el euromercado, la actividad bancaria que puede verse afectada por la zona libre es la que se desarrolla en los llamados centros offshore, es decir aquellos que muchos bancos se inventaron en lugares como las Bahamas y otras islas del Caribe y de Asia con el fin de evitar lo grav¨¢menes y otras cargas fiscales de la ciudad de Nueva York
Una especie de tienda libre de impuestos
La "zona bancaria libre" de Nueva York ha sido comparada por algunos t¨¦cnicos a las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos y zonas francas, referida, claro est¨¢, a la actividad bancaria. Un banco norteamericano o extranjero con base en Nueva York puede realizar el tipo de actividad bancaria que desee sin tener que pagar impuestos estatales ni locales y, lo m¨¢s importante, sin el cors¨¦ de las normas y requerimientos a los que est¨¢n sometidos todos los bancos en Estados Unidos.
Aunque la comparaci¨®n es quiz¨¢ acertada, el Sistema Federal de la Reserva ha acompa?a do la medida de creaci¨®n de la zona libre con ciertas restricciones normativas que, por una par te, intentan cortocircultar a lo especuladores (especialmente los peque?os) y, por otra, tratan de impedir que la entrada masiva de d¨®lares en la zona libre repercuta negativamente en los objetivos de pol¨ªtica monetaria norteamericana.
Algunas de estas restricciones normativas, mal recibidas por los hist¨®ricos abogados de la zona libre, han provocado dudas serias sobre si realmente va a funcionar o tener un ¨¦xito pleno el nuevo invento. A este respecto quiz¨¢, hay que recordar la batalla previa que se desarroll¨® entre los bancos norteamericanos y el Sistema Federal, batalla que termin¨® con una suavizaci¨®n del plan original aprobado por la autoridad monetaria estadounidense.
No obstante, muchos bancos han recibido con irritaci¨®n la exigencia de que los dep¨®sitos bancarios en la zona libre est¨¦n plenamente asegurados. Esta medida resta competitividad a la zona, ya que supone un encarecimiento marginal de los fondos obtenibles en la misma. En estos momentos, sin embargos, existe legislaci¨®n en el Congreso norteamericano que podr¨ªa modificar este extremo.?
Ventajas fiscales
En el terreno fiscal, sin embargo, la zona libre ofrece innegables ventajas. En principio, se ha eliminado el impuesto estatal, es decir, el que cargan los Estados sobre la actividad de los bancos. Esta medida iguala al banco establecido en Nueva York con las sucursales offshore, pero lo m¨¢s importante es que abre el camino para que muchos Estados norteamericanos, tentados por el eventual ¨¦xito de la zona neoyorquina, implanten en sus propias ciudades el mismo experimento.
En este sentido se habla ya de Miami como futuro centro internacional; de Los Angeles y San Francisco, en California; de Atlanta, en Georgia; de Baltimore, en Maryland; ele Boston, en Massachusetts, y de Chicago, en Illinois.
El inter¨¦s competitivo de crear estos centros en otros Estados norteamericanos, o incluso en otras ciudades europeas, va en funci¨®n de? dinero que la zona puede atraer. Uri c¨¢lculo inicial aventura la cifra m¨ªnima de 100.000 millones de d¨®lares, y la. m¨¢xima, de 200.000 millones. Esta cifra es s¨®lo una quinta parte del activo manejado en los euromercados, pero no cabe duda de que es importinte por si sola.
M¨¢s importante a¨²n es la tendencia que puede producirse a concentrarse la ictividad financiera norte americana en este centro o los que puedan crearse. Muchos banqueros estiman que, dada la tendencia multinacional de las empresas norteamericanas, la creaci¨®n de la "zona libre" va a fortalecer a Nueva York, California, Chicago y M¨ªami como los centros financieros de Estados Unidos.
F¨¢cil funcionamiento
El funcionamiento de un banco en esta zona es mucho m¨¢s sencillo de lo que cab¨ªa esperar. La normativa s¨®lo exige a aquel banco que quiere ofrecer estos servicios que coinunique al Sistema Federal sui entrada en el sistema con dos semanas de antelaci¨®n. Despues, todo se reduce a operaciones contables de los propios bancos, que sit¨²an en Nueva York aquel tipo de actividades que ellos deseen, siempre y cuando tengan una oficina en la ciudad. No es de extra?ar que casi el 90% de los bancos instalados solicitase autorizaci¨®n para funcionar en la zona en la primera semana de su creaci¨®n.
Por otro lado, la sencillez del sistema y las ventajas potenciales que puede ofrecer ha provocado una ola de inter¨¦s entre todos los bancos no norteamericanos. Las ventajas van en funci¨®n de que la zona, libre ampl¨ªa el tiempo de ¨®peraci¨®n de un banco que, por ejemplo, tiene sucursales en Londres o Nassau. Y aunque, en este sentido, Nueva York puede representar una co mpe tencia a los centros de Londres o del Caribe, ning¨²n banco importante piensa sustituir estos centros con el reci¨¦n creado.
Otra raz¨®n importante para mantener estas oficinas es el peligro que existe, seg¨²n algunos, de un eventual cambio de opini¨®n del Sistema Federal de la Reserva sobre la zona franca. Si se parte de la premisa que la autoridad monetaria norteamericana h¨¢ tardado varios a?os en aceptar las tesis de los grandes bancos del pa¨ªs, e incluso lo ha hecho a rega?adientes, es l¨®gico pensar que la zona libre bancaria de Nueva York es, como el p¨¢jaro en mano, uria ventaja inmediata, pero arriesgada a la larga ante la eventual.idad de un cambio en las regulaciones estadounidenses.
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