Cartas a Ana
Esta carta, Ana, amore, yes, es un elogio de la cordura que en nada contradice a don Erasmo y su Elogio de la locura. Aqu¨ª se habla de la moderaci¨®n.Ocurre, Ana, ver¨¢s, que la moderaci¨®n de los moderados m¨¢s la moderaci¨®n de los hist¨®ricamente inmoderados (revolucionarios) es lo que m¨¢s irrita a los inmanentes, finalistas y fundamentalistas, que no han le¨ªdo a Erasmo de Rotterdam por rojo. Ocurre que los ilustres 'letrados esperaban, promocionaban, supl¨ªan la inmoderaci¨®n hist¨®rica para alzarse con el santo, la se?a y la cruz alzada de hojalata, hecha en Manufacturas Met¨¢licas Madrile?as cuando aquello funcionaba, antes de parar en la Sacramental del INI. De modo que el arma, hoy, de lucha, de defensa pasiva, de persuasi¨®n y disuasi¨®n, es el arma moderativa, la moderaci¨®n, una supuesta funci¨®n de la derecha que ha pasado a la izquierda. Hoy tenemos, entre otras, una derecha inmoderada, Ana. La revoluci¨®n con buenos modales, de Marcel Proust a Tierno Galv¨¢n, es lo que m¨¢s hostiga a quienes se cre¨ªan portadores -a m¨¢s de los valores eterno /joseantonianos- del buen porte y los buenos modales que ?abren puertas pr¨ªncipales?, seg¨²n se les ense?¨® en Oxford/ Deusto /Comillas. Hubiera sido f¨¢cil sacar el estandarte contra una izquierda loca, inmoderada, que volcase todo el bajo madrid all¨¢ en Atocha, en naranjal de pu?os y exhibici¨®n tribal de sus martillos. Est¨¢ escrito en nuestra Historia no escrita que la Reforma, el socialismo, la nueva izquierda. el underground-y Paco Ord¨®?ez no pasar¨¢n de Atocha.
Si llegaren a Azca electivamente, se saca a Don Quijote, Amad¨ªs de Gatila, Tirant lo Blane y toda la caballer¨ªa andante. Est¨¢ en el Reglamento que no existe. Por eso, lo que m¨¢s de sorpresa les ha cogido a los inmanentistas/providencialistas es la moderaci¨®n como instrumento para cambiar (y moderar) el mundo. Es un missil que no estaba previsto. Francisco Rico, en la historia literaria que dirige, Cr¨ªtica / Gryalbo (te lo enviar¨¦ con lirios, Ana, cosa), llega el Romanticismo y me pide cap¨ªtulos de un Larra que yo hice. Suyo es el libro entero, que me gusta la serie. Pero mi Larra ni el Romanticismo pasaron nunca de la Atocha ideal, sol popular. A Espronceda se lo llevaron los gendarmes y a Larra le peg¨® un. tiro la media Espa?a que viv¨ªa en su espejo. Eran inmoderados, los rom¨¢nticos. Ahora sale El Mon, un bello semanario en catal¨¢n. La columna de entrada la firma Joan Fuster. ?El catal¨¢n es lengua inmoderna? Barjola (Biosca) es un Picasso moderado, genial, transicional. Al nacer la movida, Ana/77, en la m¨²sica lisa de tu pelo, en-la risa del anabelenismo general, Ana Bel¨¦n, estaba ya la correcci¨®n, la moderaci¨®n de lo que iba a ser un progresismo coronado. Pero ellos quer¨ªan guerra, bronca, controversia, la controversia a tiros, por si acaso los votos. Y la moderaci¨®n, de Ord¨®?ez a Carrillo, de Felipe a Tamames, dej¨® desconcertados a los ¨¦picos. Corri¨® por los tel¨¦fonos la pregunta de Gila:
-Oiga, ?ad¨®nde es la guerra?,
Pero no hab¨ªa guerra, sino que se trataba de entenderse. Si la horda no se alza, alc¨¦monos contra la horda. El la consigna. Les han quitado la moderaci¨®n, en nombre de la cual pegaban gritos. ?Y qu¨¦ derecho tiene un rojo a ser moderado? Y Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez mucho menos, que el d¨ªvorcio y Hacienda eran guerras civiles ya previstas: han venido sin guerra. Tanta moderaci¨®n es un esc¨¢ndalo. De manual de urbanismo de la ultranza, la moderaci¨®n ha pasado a pecado nefando de la izquierda. Y t¨², Ana, ninfa del bosque popular de Macbeth, ven¨ªas bailando al frente de la flest¨¢. Quieren que rija su moderaci¨®n. Nuestra moderaci¨®n es puro porno.
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