Un Bertolucci pol¨¦mico
Es dif¨ªcil prescindir de la imagen que se tiene del cine de Bertolucci a la hora de contemplar La historia de un hombre rid¨ªculo. Aunque dif¨ªcil es tambi¨¦n definir esa imagen y tratar de encerrar al autor de El conformista, La estrategia de la ara?a, El ¨²ltimo tango en Par¨ªs o Novecento en un solo saco; si Bertolucci es uno de los grandes autores actuales del cine de todo el mundo es, entre otras cosas, por su capacidad para enfrentarse a tem¨¢ticas distintas, analiz¨¢ndolas todas, eso s¨ª, con un rigor y una inventiva que pocos precedentes tiene en la historia del cine.Desde la te¨®rica revoluci¨®n de un jovencito burgu¨¦s a una historificaci¨®n del sindicalismo comunista en la Italia de entreguerras, pasando por la contemplaci¨®n del amor como posibilidad de destrucci¨®n o la necesidad de matar y mitificar al padre (a la historia pasada), Bertolucci ha planteado en cada uno de sus t¨ªtulos un esquema que correspond¨ªa a las angustias y necesidades colectivas; al menos, de la colectividad que, como ¨¦l, se planteaba el presente con ¨¢nimos de cambio.
La historia de un hombre rid¨ªculo
Gui¨®n y direcci¨®n: Bernardo Bertolucci. Fotografia: Carlo di Palma. Int¨¦rpretes: Ugo Tognazzi, Anouk Aim¨¦e. Drama. Italiana, 1981. Local de estreno: Azul.
En esta su ¨²ltima pel¨ªcula ha querido, al parecer, continuar esa reflexi¨®n, aunque llev¨¢ndola, seg¨²n dice, a formas est¨¦ticas distintas a las de su cine anterior. Dice el autor que no puede repetirse m¨¢s a s¨ª mismo y que s¨®lo en el riesgo del cambio puede encontrar la justificaci¨®n de su trabajo. Es una teorizaci¨®n respetable que no sorprende a quienes creemos que su enfoque de la creaci¨®n cinematogr¨¢fica est¨¢ sujeta, sensiblemente, a las variaciones de la ¨¦poca.
Sin embargo, La historia de un de un hombre rid¨ªculo decepcion¨® en el ¨²ltimo Festival de Cannes. Hubo que verla repetidas veces para paliar la sorpresa de encontrarnos ante un Bertolucci que no explicaba en las im¨¢genes de su pel¨ªcula lo que teorizaba luego en las entrevistas. Que la Italia de hoy (y no s¨®lo ella) es v¨ªctima de la confusi¨®n, del oscurantismo, de la ausencia de unas referencias pol¨ªticas claras que permitan -como parece que lo hac¨ªa antes- saber en todo momento d¨®nde y c¨®mo se encontraba el enemigo es algo probablemente indiscutible. Pero que ello se limite en la pel¨ªcula a la tragedia de un fabricante provinciano que ante el secuestro de su hijo entra en una ambigua red de relaciones que no alcanza a entender nunca parece, en cierto modo, obvio. Bertolucci mantiene el suspense de la identidad de los culpables, pero no la clarifica al final. No tiene importancia: otras pel¨ªculas se reservan esa clarificaci¨®n, y la realidad misma se la reserva tambi¨¦n de continuo. Pero la crisis que ese personaje vive con su nueva situaci¨®n (la del dolor, la de la ruina, la de la sorpresa de encontrarse ante un hijo al que no entiende, ante una mujer que descubre que ignoraba) no est¨¢, a mi juicio, desarrollada con toda la profundidad de que Bertolucci es capaz.
Autocr¨ªtica
Incluso, para mayores males, La historia de un hombre rid¨ªculo carece de la capacidad de fascinaci¨®n de otras pel¨ªculas anteriores del autor. Las im¨¢genes que aqu¨ª nos ofrece son planas, aunque reflexion¨¢ndolas luego se encuentren en ellas intenciones complejas que no acaban de florecer.Puede ocurrir tambi¨¦n que los tics propios de la cr¨ªtica cinematogr¨¢fica impidan la comprensi¨®n de algo distinto. Muchos errores hemos cometido los cr¨ªticos cuando, con excesiva facilidad, negamos una pel¨ªcula que, sin embargo, al cabo del tiempo se nos ha revelado en una personalidad que fuimos incapaces de detectar en el momento de su estreno. Tambi¨¦n ocurre al rev¨¦s: la novedad nos hace entusiasmarnos por t¨ªtulos que carecen de inter¨¦s transcurridos unos a?os.
Sea como fuere, La historia de un hombre rid¨ªculo es, al menos, una pel¨ªcula pol¨¦mica, que nos ha decepcionado a bastantes de los incondicionales y quiz¨¢ abierto los ojos a otros que no hab¨ªan valorado suficientemente el talento de Bertolucci. Estamos ante un autor de s¨®lo cuarenta a?os, que ha realizado ya un buen n¨²mero de obras maestras y que a¨²n tiene muchas posibilidades de sorprendernos. Y que se discute esta ¨²ltima pel¨ªcula suya desde un nivel de exigencias que no merecen la mayor¨ªa de los t¨ªtulos que nos estrenan normalmente.
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