Alternativas para Lemoniz
TRAS LOS debates del Parlamento vasco en torno a la central nuclear de Lem¨®niz, el comunicado de Iberduero y la r¨¦plica del Gobierno de Vitoria han prolongado la discusi¨®n sobre una cuesti¨®n directamente relacionada con la pol¨ªtica de pacificaci¨®n, desdramatizaci¨®n y reconciliaci¨®n en Euskadi. En su contestaci¨®n el Gobierno vasco se?ala, con raz¨®n, que el caso de Lem¨®niz ha adquirido una dimensi¨®n pol¨ªtica m¨¢s all¨¢ de sus aspectos econ¨®micos y t¨¦cnicos, al sensibilizar a la mayor¨ªa de los ciudadanos sobre el problema y dividirlos en sus opiniones. La nota oficial subraya que las irregularidades administrativas cometidas en el arranque de las obras de Lem¨®niz y la impositiva forma de aprobar el emplazamiento de la central son, en gran medida , las causas de esa crispada politizaci¨®n. El Gobierno vasco y las instituciones democr¨¢ticas espa?olas en su conjunto han tenido que afrontar, as¨ª, las consecuencias de unas decisiones adoptadas en el marco autoritario del r¨¦gimen anterior. La enorme inversi¨®n realizada en Lem¨®niz -en torno a los 200.000 millones de pesetas- y las necesidades energ¨¦ticas del Pa¨ªs Vasco, agravadas por el encarecimiento del petr¨®leo, sit¨²an, sin embargo, a esa pol¨ªtica de hechos consumados en una posici¨®n casi inexpugnable.Pero las opiniones adversas a Lem¨®niz, nacidas del rechazo global a la energ¨ªa nuclear o de la cr¨ªtica al emplazamiento de la central en las proximidades del Gran Bilbao, cambiaron parcialmente de significado cuando ETA resolvi¨® hacer suya, con oportunismo criminal, esa bandera. Es descartable que los terroristas, tan aficionados a las tecnolog¨ªas de la muerte y rendidos admiradores de las sociedades autoritarias del Este, sientan el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s por las causas que defienden los movimientos ecologistas y los partidarios de una costa vasca desnuclearizada.
La proliferaci¨®n de centrales nucleares en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pese a su condici¨®n de primer productor mundial de petr¨®leo, muestra que esa fuente energ¨¦tica est¨¢ siendo desarrollada en todas las sociedades industrializadas por necesidades que obligan a aceptar, como riesgos calculados, las incertidumbres de la utilizaci¨®n pac¨ªfica del ¨¢tomo. Con sus brutales asesinatos y atentados ETA ha puesto de relieve la absoluta incongruencia existente entre los m¨¦todos terroristas que aplica, propios de la barbarie fascista, y unos objetivos que los ecologistas vinculan con la conservaci¨®n de la vida y con un modelo alternativo no autoritario de sociedad. En cualquier caso, la c¨ªnica y desvergonzada manipulaci¨®n que ETA ha realizado con los sentimientos y las emociones populares, justificables por la localizaci¨®n de Lem¨®niz y la manera impositiva de iniciar sus obras durante el franquismo, forman ya parte del problema.
Durante este ¨²ltimo a?o las fuerzas democr¨¢ticas del Pa¨ªs Vasco han llevado a cabo un notable esfuerzo por entablar una amplia discusi¨®n sobre la central de Lem¨®niz y por garantizar, a trav¨¦s de comisiones de encuesta y auditor¨ªas, la seguridad de sus instalaciones. Las gestiones realizadas por el Gobierno de Vitoria y el debate en el Parlamento vasco previo a las Navidades, a la vez que constituye un excelente ejemplo de las positivas funciones que pueden desempe?ar las instituciones de autogobierno dentro de su ¨¢mbito territorial, han permitido a la opini¨®n p¨²blica disponer de mejor informaci¨®n para formular sus propios juicios. La nota de Iberduero, aunque contenga expresiones desafortunadas, infravalore las dimensiones pol¨ªticas de la cuesti¨®n y no reconozca sus graves responsabilidades corporativas en el pasado, expone tambi¨¦n argumentos razonables, en especial aquellos referidos a la situaci¨®n de incertidumbre en que vive la empresa y a los altos costes que derivan de esa inseguridad.
La petici¨®n del Parlamento vasco al presidente del Poder Ejecutivo parece que ejerza la prerrogativa que le concede el art¨ªculo 92 de la Constituci¨®n y someta a refer¨¦ndum consultivo la puesta en marcha de Lem¨®niz no deber¨ªa servir para demorar todav¨ªa m¨¢s esa negativa situaci¨®n de incertidumbre. Leopoldo Calvo Sotelo puede dar su respuesta de manera p¨²blica casi de inmediato, salvando si es preciso las eventuales irregularidades de la formulaci¨®n de la pregunta.
El refer¨¦ndum sobre Lem¨®niz tiene, parad¨®jicamente, entre sus m¨¢s enconados adversarios a los terroristas de ETA y a su orla civil. Frente a la consigna Lem¨®niz, paralizaci¨®n, lanzada por los partidarios de una consulta popular, los energ¨²menos y orates que asesinaron al ingeniero Ryan y sabotean los transformadores de Iberduero gritan el lema apocal¨ªptico Lem¨®niz, destrucci¨®n. Desde un punto de vista exclusivamente pol¨ªtico, tal vez esa consulta popular, a la que tan encarnizadamente se oponen los terroristas, fuera un procedimiento terap¨¦utico para descargar de pasi¨®n al Pa¨ªs. Vasco. Sin embargo, el refer¨¦ndum consultivo sobre "decisiones pol¨ªticas de especial trascendencia" es potestad exclusiva del presidente del Gobierno, que ha expresado repetidas veces, en conversaciones privadas, su criterio de no utilizar para Lem¨®niz una prerrogativa que no quiso poner en funcionamiento para la entrada de Espa?a en la OTAN:
De a?adidura, el art¨ªculo 92 de la Constituci¨®n establece que esa consulta debe ser propuesta a todos los ciudadanos, lo que parece descartar de antemano la legalidad de un refer¨¦ndum circunscrito exclusivamente al Pa¨ªs Vasco. Como indicamos en un comentario anterior, un refer¨¦ndum sobre Lem¨®niz en que votaran todos los espa?oles probablemente ser¨ªa contemplado con recelo por los ciudadanos vascos, al igual que les suceder¨ªa a los extreme?os con la central de Almaraz. La aprobaci¨®n del PEN por las Cortes Generales excluye, por lo dem¨¢s, la posibilidad de una consulta sobre todas las centrales nucleares instaladas o en proyecto dentro de nuestro territorio. Y un refer¨¦ndum limitado al Pa¨ªs Vasco, en el imaginario caso de que fuera constitucional, producir¨ªa, de inmediato, exigencias id¨¦nticas en las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas afectadas por el mismo problema.
Parece, as¨ª, pues, urgente que el presidente del Gobierno se pronuncie de manera oficial sobre la petici¨®n del Parlamento vasco. Si su respuesta es negativa, como todo hace suponer, el Gobierno de Vitoria, que ha dado sobradas pruebas de su aceptaci¨®n del marco constitucional, tendr¨¢ que aceptar una decisi¨®n avalada por nuestro ordenamiento jur¨ªdico y abandonar, por inviable, la hip¨®tesis del refer¨¦ndum. El respeto por la Constituci¨®n se demuestra, precisamente, cuando su aplicaci¨®n contrar¨ªa a las causas que cada cual defiende. No tendr¨ªa sentido que el Gobierno vasco se refugiara en el burladero de una petici¨®n irrealizable para rehuir sus propias responsabilidades. La central de Lem¨®niz puede seguir en manos de la iniciativa privada, bajo el control de la Administraci¨®n central y de la comunidad aut¨®noma vasca, o pasar, parcial o totalmente, al ¨¢mbito p¨²blico. Lo que no es posible, y en este punto tiene plena raz¨®n Iberduero, es mantener por m¨¢s tiempo una deteriorante situaci¨®n de incertidumbre.
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