?La igualaci¨®n de rentas disminuye la eficacia?
La justificaci¨®n de la derecha para oponerse -dice el autor- a una redistribuci¨®n de la renta en favor de los que menos tienen est¨¢ basada en la supuesta contradicci¨®n entre igualdad y eficacia. Contra ese axioma se exponen aqu¨ª algunos resultados de estudios recientes que avalan la tesis contraria.
La sociedad espa?ola es desigual, y adem¨¢s lo es en grado sumo. M¨¢s all¨¢ de las ocupaciones urgentes de hoy, m¨¢s all¨¢ de la necesidad inmediata e imperiosa de, al menos, paliar de alguna forma los graves problemas econ¨®micos y sociales que los espa?oles tenemos planteados, pero tambi¨¦n con implicaciones claras en cuanto a la misma soluci¨®n de esos problemas, se encuentra toda la problem¨¢tica de la igualdad real de los espa?oles, toda la tem¨¢tica de la redistribuci¨®n de riquezas y de rentas, que es adicionalmente la del consumo, la del acceso a la educaci¨®n y a la sanidad, etc.La redistribuci¨®n significa, l¨®gicamente, controversia, y en estos tiempos la pol¨¦mica tradicional acerca de esta cuesti¨®n se acrecienta, se hace mayor a nivel internacional que antes.
En ¨²ltima instancia, el inter¨¦s por las cuestiones redistributivas resurge en la d¨¦cada pasada, la de los setenta, coincidiendo con el origen y el desarrollo de la crisis econ¨®mica, despu¨¦s de un eclipse en las dos d¨¦cadas anteriores resultante de la elevada tasa de crecimiento de las rentas per c¨¢pita, que hace disminuir en los pa¨ªses occidentales el inter¨¦s por la justa redistribuci¨®n.
La justificaci¨®n de la derecha para oponerse a una redistribuci¨®n en favor de los que menos tienen, para ir en contra de los esfuerzos redistributivos, es siempre la de la contradicci¨®n entre igualdad y eficacia, adem¨¢s de la otra contraposici¨®n tr¨¢dicional entre igualdad y libertad No voy a entrar ahora en esta ¨²ltima, sino, que voy a referirme a la argumentaci¨®n contraria a la igualdad y a las pol¨ªticas redistributivas, consistente en establecer una relaci¨®n inversa entre ambos objetivos, igualdad y eficacia, que, a la larga, y seg¨²n este criterio, no vendr¨ªa a ser tampoco un simple problema de elecci¨®n, pues la eficacia, ultrajada por los esfuerzos igualitarios, se vengar¨ªa provocando una igualdad en la miseria, horizonte claramente poco apetecible.
Sin embargo, la realidad no parece ir por ah¨ª, no apunta a esa relaci¨®n inversa entre eficacia e igualdad. Un simple an¨¢lisis de las experiencias pasadas de crecimiento econ¨®mico y de esfuerzos redistributivos en los pa¨ªses miembros de la OCDE muestra que no existe una correlaci¨®n positiva entre grados de desigualdad y tasa de incremento del PIB.
En un estudio publicado recientemente por la OCDE, L'Etat protecteur en crise, se indica que, si se clasifica un conjunto de pa¨ªses de la OCDE por su crecimiento econ¨®mico entre 1960 y 1977, y se comparan los datos de incremento del PIB con el grado de desigualdad para cada pa¨ªs y la amplitud de los esfuerzos redistributivos emprendidos, no se aprecia ninguna correlaci¨®n definida. El pa¨ªs que tiene una distribuci¨®n de rentas antes de pagar los impuestos m¨¢s igual, Jap¨®n, es el que simult¨¢neamente ha crecido m¨¢s, mientras que Estados Unidos, en donde la desigualdad es mucho mayor, experiment¨® una de las menores tasas de crecimiento.
Utilizando diversos indicadores, se aprecia efectivamente, en dicho estudio, que la correlaci¨®n no es definitiva, como se indicaba antes, y, al mismo tiempo, los estudios microecon¨®micos apuntan en ese mismo sentido.
Por otra parte, Lester Thurow, conocido economista norteamericano, ha mostrado con agudeza e ingenio el escaso sentido de la pol¨¦mia eficiencia frente a igualdad en las condiciones sociales de hoy. Refiri¨¦ndose a Estados Unidos, calcula, en su libro The Zero-Sum Society, la distribuci¨®n de ingresos de los varones blancos, trabajando a horario completo y durante todo el a?o, y la compara con la distribuci¨®n de ingresos del resto de la poblaci¨®n. Los ingresos medios del primer grupo equival¨ªan al. triple de los de los otros, pero lo m¨¢s importante es que la distribuci¨®n de los ingresos¨¢entro del primer grupo es m¨¢s igualitaria, mucho m¨¢s que en el resto de la, poblaci¨®n, pues viene a ser de 5 a 1, y para el segundo grupo es de 27 a 1. Thurow plantea entonces como objetivo inmediato que el resto de la poblaci¨®n llegue a una distribuci¨®n similar a la del primer grupo, el de los varones blancos totalmente empleados, considerando, a t¨ªtulo al menos provisional, que, si hay alguna contraposici¨®n entre eficacia y redistribuci¨®n, la eficacia no puede, desde luego, explicar en ning¨²n caso una distribuci¨®n como la existente entre el resto de la pobjaci¨®n, mucho m¨¢s desigual que la del primer grupo.
En cualquier caso, el estudio de Thurow se refiere,a la sociedad norteamericana, y creo que podremos figuramos lo que ser¨ªa aplicar algunos de sus argumentos al caso espa?ol, en el que una sociedad desigual y r¨ªgida presenta serios obst¨¢culos al cambio necesario.
La pol¨¦mica entre eficacia e igualdad se est¨¢ planteando siempre en Espa?a de una forma soterrada, y ya es hora de que surja a la luz p¨²blica de una manera clara para convertirse en un aspecto importante del gran debate nacional sobre el futuro, debate imprescindible y continuo entre opciones distintas del ma?ana que se halla en el n¨²cleo b¨¢sico de cualquier democracia.
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