La Xirgu
UNA ACTRIZ uruguaya, Estela Castro, est¨¢ rindiendo homenaje personal a Margarita Xirgu mediante un espect¨¢culo que ha presentado en Madrid, luego en Catalu?a, y que llevar¨¢ por toda Espa?a. No es frecuente que una actriz tenga la humildad de representar a otra, de prestar su cuerpo y su voz para evocarla. No son frecuentes tampoco en Espa?a los homenajes y el reconocimiento a Margarita Xirgu -la Xirgu, en el lenguaje teatral-, de la que apenas quedan unas borrosas im¨¢genes de cine primitivo, unas muestras escasas de su voz y un recuerdo en quienes la vieron y la conocieron o trabajaron con ella. Sin embargo, su presencia, su actividad, su aproximaci¨®n a los valores literarios del teatro, modificaron profundamente la cultura, de su ¨¦poca y consiguieron llegar a la nuestra. Margarita Xirgu, despu¨¦s de su etapa de teatro catal¨¢n -entre 1906 y 1912-, lleg¨® a Madrid y comenz¨® a buscar el otro teatro, el de los escritores, el de los autores nuevos, que iba quedando sepultado por la masa de los autores de oficio, de carpinter¨ªa, de efectos y de teatralidad en el peor sentido de la palabra. Los encontr¨®. En la ¨¦poca en que dominaban Benavente y sus ep¨ªgoinos, Margarita -sin desde?arles- estren¨® la primera obra de Valle-Incl¨¢n -El yermo de las almas-, recuper¨® a Gald¨®s para el teatro -Marianela-; descubri¨® tambi¨¦n para el teatro, y le estren¨® por primera vez, a Federico Garc¨ªa Lorca, despu¨¦s a Casona; interpret¨® a Unamuno -El otro- y las primeras obras de Rafael Alberti, y estren¨® la primera obra de Manuel Aza?a -La corona-. Fue ella, quien descubri¨® y devolvi¨® al teatro, despu¨¦s de siglos, el romano de M¨¦rida, y ella quien llev¨® a Am¨¦rica -cuando fue forzada al exilio- a los cl¨¢sicos y los contempor¨¢neos espa?oles. No pudo volver nunca. Un art¨ªculo de Gonz¨¢lez Ruano en Arriba, atac¨¢ndola duramente, impidi¨® su regreso; y qued¨®, para morir, en Uruguay, de donde ahora llega Estela Castro para reproducir la figura de la gran actriz.No suele haber homenajes espa?oles para la Xirgu. Una excelente biografia de Antonina Rodrigo (Margarita Xirgu y su tiempo), un monumento en Barcelona; pero no hay recuerdos para ella en Madrid, en el teatro Espa?ol, al que volvi¨® a dar su dignidad, o en el Mar¨ªa Guerrero -entonces Princesa-, donde estren¨® algunas grandes obras.
El teatro en lengua castellana, el teatro de escritores, del breve y reducido siglo -apenas unos a?os- de oro que tuvo la literatura y la cultura espa?olas, desde los ¨²ltimos a?os de la dictadura de Primo de Rivera y el tiempo de la Rep¨²blica, debe a Margarita Xirgu mucho de lo que fue y de lo que ha quedado. No hay l¨¢pidas ni bustos para ella en los teatros en que trabaj¨®; no hay ninguna huella en las calles de Madrid que recuerde que por ellas pas¨® una actriz que trabaj¨® y luch¨® por la renovaci¨®n del teatro.
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