Las costumbres sociales y jur¨ªdicas de Teruel, recogidas en un tebeo
Un texto legal de enorme tradici¨®n se ha convertido en un tebeo que pueden entender las mentes m¨¢s sencillas. Se trata del Fuero de Teruel, la ordenaci¨®n jur¨ªdica que rigi¨® a la sociedad de la capital turolense desde el siglo XII al XVI.El autor de esta transformaci¨®n es un entusiasta catedr¨¢tico de Lat¨ªn en un instituto de ense?anza media de Teruel, Jos¨¦ Casta?¨¦, que pens¨®, realiz¨® y edit¨® a su costa la edici¨®n, pidiendo cr¨¦ditos por valor de tres millones de pesetas y que ha logrado -al margen de lo fundamental que es la obra en s¨ª- un verdadero milagro: reunir en el acto de presentaci¨®n del primer fasc¨ªculo a mil personas.
En una ciudad de 15.000 habitantes, donde se han suspendido conferencias por falta de un s¨®lo auditor, esto representa un acontecimiento de los que hacen ¨¦poca. Alguien afirm¨® que el obispo comentaba que ning¨²n acto religioso congrega ahora tango p¨²blico y que los pol¨ªticos de todas las tendenci¨¢s -porque de todas hab¨ªa representantes- se interesaban por conocer la clave de este fen¨®meno. Y es que all¨ª estuvieron desde la esposa del presidente del Gobierno, Pilar Ib¨¢?ez de Calvo Sotelo (unida a Teruel por lazos familiares), hasta el m¨¢s humilde carpintero.
Este hecho ten¨ªa su fundamento, porque el Fuero de Teruel contiene la reglamentaci¨®n completa de los m¨²ltiples aspectos que constituyen una vida en comunidad, muchos de los cuales mantienen hoy plena vigencia. Entre ellos est¨¢ c¨®mo elegir a un representante del pueblo, la forma de hacer el pan o de cu¨¢ntos gramos debe componerse una hogaza, a qui¨¦n le corresponde la manzana que ha ca¨ªdo en huerto ajeno, c¨®mo se tiene que curtir la piel, qu¨¦ tama?o deben tener las tejas de una casa o c¨®mo se pagan los impuestos.
Las sucesivas historietas, que mantienen un rigor cient¨ªfico, est¨¢n contadas a trav¨¦s de dos personajes protagonistas: Pedrucho, un t¨ªpico y t¨®pico aragon¨¦s, sano, pragm¨¢tico y robusto, y Mohamed Al¨ª, el enjuto y avispado jud¨ªo. Los dibujos los ha realizado Luis Vicente Moreno, un alumno de Casta?¨¦, que estudia COU y que tiene su casa en un pueblo donde s¨®lo viven dos familias, Rubielos de la C¨¦rida.
Esta obra en fasc¨ªculos es el fruto de la tesis doctoral de Jos¨¦ Casta?¨¦. ?Cre¨ª que merec¨ªa la pena divulgar el contenido del Fuero de Teruel?, dijo, ?porque encierra cultura, preparaci¨®n y una gran historia. Es todo Teruel, todos sus gremios artesanales los que est¨¢n representados, y de sus ense?anzas puede aprovecharse cualquiera, sea cual sea su nivel intelectual?.
Del an¨¢lisis del tebeo se deduce que en aquella ¨¦poca se hac¨ªa un r¨ªgido control alimentario: vender carne en mal estado le supon¨ªa al carnicero ver repartidas entre el p¨²blico todas sus existencias, y hacer trampas en el pes¨®, una multa de treinta sueldos. El tradicional problema aragon¨¦s del agua tambi¨¦n aparece. Hacerse un pozo en Teruel estaba prohibido, pero, si el alguacil no lo ve¨ªa, transcurrido un mes, se ten¨ªa derecho de propiedad.
El Fuero de Teruel no olvida -y naci¨® en el siglo XII de la mano de Alfonso II, el primer rey de la Corona de Arag¨®n- aspectos de la sociedad que a¨²n hoy siguen siendo motivo de marginaci¨®n, como la homosexualidad o la prostituci¨®n.
Un d¨ªa, por ejemplo, Mohamed Al¨ª se siente muy cansado despu¨¦s de librar una dura batalla y necesita tomar un ba?o para relajarse. El uso de la piscina municipal est¨¢ reservado por d¨ªas (los lunes, a las mujeres; los martes, a los moros; los mi¨¦rcoles, a los cristianos ... ). Ese d¨ªa es lunes y Mohamed Al¨ª no puede esperar su turno, as¨ª que se disfraza de mujer y es tan grande su belleza que el socorrista queda prendado de ¨¦l. Pedrucho le advierte de su error, pero el aviso ha llegado tarde, ya no puede olvidar su amor. ?He procurado?, dice Jos¨¦ Casta?¨¦, ?contar las historias de modo que tengan una interpretaci¨®n para cada edad. Tiene diversas lecturas?.
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