Tropiezo canario
Dice el director de Isla somos que no cree en el cine canario: ?Una obra es buena o es mala?, explica. ?No creo que al cine haya que ponerle etiquetas?.Es importante esta declaraci¨®n, porque permite juzgar su trabajo con mayor libertad, diferenci¨¢ndolo claramente del apoyo que s¨ª merece la iniciativa de proyectar en locales comerciales las pel¨ªculas realizadas fuera de la estructura industrial al uso. Hay en Canarias, y en otros lugares, un buen movimiento cinematogr¨¢fico, desarrollado sobre todo en super-8 mil¨ªmetros, que merec¨ªa ser mejor conocido.
Pero no es Isla somos su mejor representaci¨®n, por mucho que sea el primer largometraje canario filmado en 35 mil¨ªmetros. Al contrario: se trata de una pel¨ªcula tan torpe y pretenciosa que puede agotar la paciencia del espectador y la capacidad de riesgo de distribuidores y exhibidores.
Isla somos
Gui¨®n y direcci¨®n: Fernando H. Guzm¨¢n. Fotograf¨ªa: Rafael Argente. Sonido: F. Alonso Siliuto. Int¨¦rpretes: Javier Bencomo, Petra Cabeza; Francis del Rosario, Vicente Fuentes. Espa?ola, 1980. Dram¨¢tica. Local de estreno: Peque?o Cine Estudio.
Fernando H. Guzm¨¢n no sabe qu¨¦ hacer con la hora y media de proyecci¨®n, no conoce los m¨ªnimos elementales de la planificaci¨®n, no apunta ninguna idea original o v¨¢lida. Se limita a repetir hasta la saciedad cuatro im¨¢genes t¨®picas -el padre ciego y cruel que habla con ego¨ªsmo y pega con furia; el cura baboso capaz de clavar una cruz en la espalda del protagonista, d¨¢ndole as¨ª una muerte simb¨®lica; la madre pasiva y con libro de misa; la tierra, ¨¢rida y fea-, apoyadas por unas voces en off o unos mon¨®logos reiterativos que nada explican, que a ning¨²n sitio conducen.
Es lamentable que Isla somos no haya podido superar la media no profesional y adolescente de tantos cortometrajes como se exhiben en los concursos del g¨¦nero. Pero as¨ª es. El sonido es sucio; la fotograf¨ªa, desigual; la calidad del producto, insuficiente para ser exhibido a precio de pel¨ªcula seria.
M¨¢s lamentable a¨²n es que Isla somos base su publicidad en el hecho de ser la primera experiencia canaria, porque ello puede perjudicar otros t¨ªtulos posteriores que s¨ª tengan los elementos imprescindibles de cualquier pel¨ªcula. Lo mejor que puede hacerse, por tanto, con Isla somos es olvidarla r¨¢pidamente y dejar abierta la puerta a nuevas obras, m¨¢s modestas y mejor realizadas.
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