La verdad sobre Gibraltar
He asistido como actor, no como int¨¦rprete, a muchas reuniones con pol¨ªticos ingleses sobre Gibraltar. Algunas, recientes; otras, en los ¨²ltimos a?os de Franco y en los primeros de la Monarqu¨ªa. Precisamente el primer ministro de Asuntos Exteriores de la Monarqu¨ªa, se?or Areilza, fue en visita oficial a Londres, llevando a Alberto Aza en su delegaci¨®n. En la capital brit¨¢nica tuve ocasi¨®n de ver y analizar, porque ¨¦se era mi cometido, las reacciones de los medios pol¨ªticos a aquella visita y la sensibilidad brit¨¢nica sobre Gibraltar.Es cierto, como concluye Alberto Aza, que no quieren ni o¨ªr hablar del reconocimiento de la soberan¨ªa espa?ola, pero a rengl¨®n seguido hay que a?adir que se remiten a la voluntad del pueblo de Gibraltar, seg¨²n dicen, libre y democr¨¢ticamente expresada. Y a rega?adientes y de mala gana, aunque sin perder nunca la compostura diplom¨¢tica, tienen que reconocer que la Constituci¨®n de Gibraltar se refiere al pueblo de Gibraltar y no al territorio, sobre el que saben que no pueden decidir porque no les pertenece.
Por ah¨ª es por donde hay que argumentar ahora y no tirarnos los trastos a la cabeza unos a otros por si se hace bien o mal en abrir la verja. De esas situaciones de debilidad y divisi¨®n interna a prop¨®sito de un tema de Estado como ¨¦ste, y que por lo visto se refleja incluso en el partido del Gobierno, contraponiendo lo que no hizo Su¨¢rez con lo que ahora ha, hecho Calvo Sotelo, los ¨²nicos que salen ganando son los ingleses y los gibraltare?os, que se afianzan en sus posiciones inmovilistas.
Tambi¨¦n coincido con Alberto Aza en que, ya en tiempos de Su¨¢rez, se han hecho muchas ofertas de soluci¨®n al amparo de la Constituci¨®n espa?ola. No puedo estar de acuerdo en que esas ofertas se hicieran en la entrevista de la que ¨¦l fue int¨¦rprete el 19 de octubre de 1977, ya que entonces no estaba aprobada la nueva Constituci¨®n. Mal podr¨ªa Su¨¢rez hablar de una autonom¨ªa tan amplia como los gibraltare?os desearan dentro de la Constituci¨®n espa?ola, que todav¨ªa no estaba ni consensuada, y tampoco es v¨¢lido que el discutido t¨ªtulo VIII abriera as¨ª las puertas a un posible fen¨®meno integrador con Gibraltar dentro, cuando por aquellas fechas dicho t¨ªtulo y dicha Constituci¨®n estaban todav¨ªa muy lejos de ser una realidad. Quiz¨¢ por eso, como dice Alberto Aza, la respuesta del primer ministro brit¨¢nico fue no.
Pero lo importante ahora es mirar hacia el futuro. Y coincido con Alberto Aza, en que las sutilidades del lenguaje diplom¨¢tico a veces hacen que no todos entiendan la realidad. Por eso voy a ser brutalmente claro al hablar de las medidas que, a mi juicio, a partir de ahora hay que tomar.
Pero antes quiero se?alar que esas sutilidades no son siempre in¨²tiles, sino antes al contrario, forma normal de expresarse entre verdaderos estadistas, como cualquier int¨¦rprete diplom¨¢tico conoce. Y hablando de int¨¦rpretes, creo que su funci¨®n es traducir y no enjuiciar. Supongo que lo escrito sobre la reuni¨®n del 19 de octubre de 1977 entre Su¨¢rez y Callaghanm se debe a estimar que ya ha pasado el tiempo suficiente para que las versiones salgan a la luz de los interesados en la historia diplom¨¢tica, como al cabo de veinte o treinta a?os hace la diplomacia brit¨¢nica; pero en todo caso juicios como los a?os mozos y disparatados de Areilza en la posguerra, aunque hayan pasado m¨¢s de cuarenta, me parecen poco delicados.
Y al grano: el tema de Gibraltar, coincido con Alberto Aza, no puede servir para sacarlo a relucir siempre que conviene ocultar problemas de diversa ¨ªndole. Los problemas se van a empezar a plantear ahora.
Infraestructura
Requisito fundamental para todo proyecto de desarrollo de la zona que se va a ver impactada por la apertura de la verja es trazar una seria y coherente pol¨ªtica de infraestructura, de tal forma que la red de puertos, transportes, comunicaciones, ordenaci¨®n del territorio, etc¨¦tera, favorezca una econom¨ªa cada vez m¨¢s abierta y competitiva.
La actual situaci¨®n de la bah¨ªa de Algeciras en nada se parece a la de la Espa?a de los a?os cuarenta. Est¨¢ en estudio la red de enlaces ferroviarios de la bah¨ªa, que actualmente se realiza en malas condiciones desde Bobadilla. En cuanto al aeropuerto de Gibraltar, su utilizaci¨®n actual se ver¨¢ afectada por la dimensi¨®n de la pista.
El modelo de industrializaci¨®n futuro no debe apartarse grandemente de los proyectos ya iniciados o en v¨ªas de realizaci¨®n. Es menester terminar tanta obra inacabada.
Hay que elaborar un proyecto de desarrollo integral de la zona, en el que debe intervenir el capital internacional. Ceuta no debe permanecer al- margen de estos proyectos. Es dudosa la conveniencia a largo plazo de la franquicia portuaria, aunque en un primer momento pudiera resultar beneficiosa. Su mantenimiento debe estar en funci¨®n de la negociaci¨®n con la CEE.
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