Jesuita espa?ol desaparecido en Guatemala desde hace seis meses
El d¨ªa 2 de agosto desaparec¨ªa en Guatemala sin dejar el menor rastro Carlos L¨®pez Alonso, jesuita espa?ol y capell¨¢n castrense del Ej¨¦rcito guatemalteco, cuando se dirig¨ªa al cuartel Mariscal Zavala para decir misa. Su familia y los jesuitas m¨¢s allegados est¨¢n convencidos de que Carlos vive, a pesar del silencio en estos casi seis meses transcurridos.Las desapariciones de religiosos en Guatemala est¨¢n a la orden del d¨ªa: desapareci¨® el jesuita Eduardo Pellecer y apareci¨® en televisi¨®n, aunque convertido e irreconocible.
"Mi hermano vive porque nadie nos ha dado la menor se?al de su muerte y porque no es l¨®gico que le hayan matado", dice su hermana Asunci¨®n. Al hablar de l¨®gica se refiere a que su hermano no era un "cura pol¨ªtico", sino un misionero centrado en la evangelizaci¨®n, que manten¨ªa buenas relaciones con el Gobierno, como da a entender una foto de peri¨®dico donde el desaparecido dice misa delante del general Romeo Lucas Garc¨ªa y toda la plana mayor.
Fue precisamente a trav¨¦s de sus buenas relaciones oficiales como trat¨® de averiguar ¨¦l paradero del otro jesuita desaparecido, Eduardo Pellecer. Descubri¨® que estaba en poder del Gobierno y a los dos d¨ªas se produjo su desaparici¨®n. Algunos jesuitas, conocedores de la realidad guatemalteca, estiman que el Gobierno lo tiene secuestrado como una baza secreta que pueden utilizar, previo "tratamiento especial del secuestrado", para corroborar la autenticidad de la "conversi¨®n pol¨ªtica y religiosa" de Pellecer que los jesuitas no se han cre¨ªdo.
En poder de la familia obra un telegrama del general Romeo Lucas Garc¨ªa donde ¨¦ste condena actos inhumanos realizados por grupos fan¨¢ticos totalitarios de extrema izquierda inspirados y subvencionados por el comunismo internacional". Los especialistas piensan que el Gobierno de un pa¨ªs donde los grupos paramilitares campan por sus fueros sabe m¨¢s.
La familia de Carlos L¨®pez Alonso, que ha llamado a todas las puertas, lamenta que en la ingente movilizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica a favor del padre de Julio Iglesias y del industrial Jos¨¦ Lipperheide se olvide a otro espa?ol, secuestrado en Guatemala, cuya vida corre grave peligro.
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