Lo que conozco del Opus
Yo casi nunca he escrito sobre el Opus Dei, porque no estoy de acuerdo ni con tirios ni con troyanos. En la Iglesia han surgido, a trav¨¦s de su larga historia, multitud de movimientos espirituales; y ¨¦ste es uno de ellos. Y no hay por qu¨¦ hacer como los conservadores de ayer, que excomulgaban a todo el que no pensase como ellos; ni como los avanzados de hoy, que a veces pretenden todav¨ªa seguir con la costumbre de anatematizar a quienes no les gustan. Otra cosa muy distinta es que cada uno exprese sus opiniones o sus convicciones sobre todas las cosas divinas y humanas; y el Opus evidentemente es una de ellas, y tenemos derecho a opinar.Conoc¨ª a colaboradores del Opus un poco antes de la guerra civil. Yo era estudiante y ten¨ªa varios amigos que asist¨ªan a las reuniones que dirig¨ªa don Jos¨¦ Mar¨ªa Escriv¨¢ con grupos de universitarios. Uno de ellos me habl¨® de esta labor juvenil realizada por lo que ¨¦l llamaba la "masoner¨ªa blanca"; pero no lo dec¨ªa esto en tono despectivo, como hoy lo dir¨ªan as¨ª muchos contradictores de ese movimiento espiritual. Creo que se refer¨ªa a lo que dice el fundador de esta obra en su libro Camino: que debemos aprender de la inteligencia de los que est¨¢n enfrente de nosotros, y a veces usar de los elementos positivos que tengan.
Durante la guerra civil, su fundador hizo la edici¨®n definitiva de este libro, cuyo estilo algunos encuentran marcado por el ambiente de aquellos tiempos de entusiasmo civil-religioso y de ideales con tinte de heroicidad. Por eso pienso que hay que acudir tambi¨¦n a otros textos para conocer mejor lo que es el Opus.
Muy especialmente leer sus Conversaciones, de las que se desprenden unas ideas de libertad mayores. 0 aquella famosa Homil¨ªa pronunciada por ¨¦l en la Universidad de Navarra, y que el te¨®logo belga Gustavo Thils (el autor de la obra pionera Teolog¨ªa de las realidades terrenas) defin¨ªa como un "materialismo cristiano". Unos ver¨¢n en ello maliciosamente una confirmaci¨®n de la actuaci¨®n de gente del Opus con el dinero; pero ¨¦l entend¨ªa esto en el mismo sentido que los especialistas en historia de las religiones dicen de la religi¨®n hebrea que, seg¨²n ellos, es la m¨¢s materialista de todas las religiones hist¨®ricas, ya que pretende que sus ense?anzas est¨¦n siempre encarnadas en las cosas de este mundo, y no nos separemos de ¨¦l como luego hicieron muchos monjes y anacoretas cristianos.
Despu¨¦s de nuestra guerra, a finales de los a?os cincuenta, me invit¨® otro amigo a hacer ejercicios espirituales en Molinoviejo. All¨ª me parecieron bien las ideas expuestas, pero me chocaron algunas actitudes demasiado r¨ªgidas ante determinadas cosas de la vida. Fue entonces cuando recib¨ª la insinuaci¨®n de hacerme del Opus. Al sacerdote que los dirig¨ªa, le contest¨¦ claramente que no era esa mi vocaci¨®n, que mis gustos dentro del catolicismo iban por otro lado. Igual que hab¨ªa desechado a?os antes el entrar en la Compa?¨ªa de Jes¨²s, porque tampoco me atra¨ªa este camino espiritual. A san Ignacio no le tengo mucha simpat¨ªa, su mezcla de disciplina militar y de un cierto maquiavelismo t¨¢ctico, no van conmigo, a, pesar de reconocer sus m¨¦ritos de organizador y de renovador. Como tampoco van conmigo el esp¨ªritu intelectual abstracto y clasificador de los dominicos, influidos por su mentor santo Tom¨¢s. Del mismo modo que no me gusta el estoicismo del Opus, ni el modo concreto de entender bastantes miembros su camino, ni algunas pr¨¢cticas religiosas que recomiendan, que me parecen espiritualmente demasiado conservadoras, a pesar de su halo indudable de modernidad en otras cosas. Me inclino, en cambio, mucho m¨¢s por la libertad vital del franciscanismo o la philosophia cordis de san Agust¨ªn.
Por aquel tiempo pas¨® el incidente del cardenal Segura contra el pr¨®logo, que escribi¨® el te¨®logo Raimundo Pannikkar, a la obra ecum¨¦nica de Jean Guitton sobre la Virgen Mar¨ªa. Este intransigente cardenal conden¨® las ideas de Pannikkar en una larga pastoral de sesenta p¨¢ginas. Y los dirigentes de la obra se asustaron demasiado por las repercusiones que pod¨ªa producir la postura avanzada de este te¨®logo que era entonces del Opus, y salido de ¨¦l, despu¨¦s, y actuando ahora corno budista cat¨®lico y profesor de Historia de las Religiones.
Esto marc¨® una postura intelectual menos abierta en las publicaciones de muchos escritores del Opus. Y tambi¨¦n se not¨® en la intervenci¨®n poco clara de un significado canonista del Opus, a?os m¨¢s tarde, cuando se prepar¨® la ley civil de Libertad Religiosa del a?o 1967: su postura fue incluso m¨¢s moderada que la del ministro de Franco, Castiella; sus actuaciones en el Congreso Internacional de Juristas Cat¨®licos de Paz Romana fueron muy negativas.
Tambi¨¦n tuve ocasi¨®n de presentar el primer libro que public¨® Alberto Moncada, un hombre salido del Opus despu¨¦s de veinte a?os de pertenecer a la Obra. En su casa tuvimos despu¨¦s una cena informal donde habr¨ªa unos quince o veinte antiguos del Opus, sacerdotes y seglares. Hablando con ellos comprob¨¦ dos actitudes diferentes sobre la figura de don Jos¨¦ Mar¨ªa Escriv¨¢: la mayor¨ªa distingu¨ªan entre ¨¦l y sus colaboradores m¨¢s allegados. A aqu¨¦l le conservaban el respeto, y ten¨ªan un buen recuerdo suyo, y en cambio, disent¨ªan con energ¨ªa de estos otros.
Sus ideas esenciales, las que divulgan como t¨®nica general, quedan especialmente indicadas en la citada Homil¨ªa de Navarra o en las Conversaciones de Escriv¨¢ de Balaguer. Son planteamientos actuales que resumir¨ªa en tres puntos: que el seglar debe ser un creyente activo dentro de la Iglesia, que su espiritualidad debe estar centrada b¨¢sicamente en el trabajo profano y que no deb¨ªan ser clericales en su acci¨®n temporal. Intenta transmitir una "espiritualidad laical". Pero su realizaci¨®n es la que produce cr¨ªticas, sin duda con raz¨®n; lo mismo que ocurri¨® con muchos jesuitas, y tambi¨¦n fue verdad. Sin embargo, la Iglesia no tuvo inconveniente en aprobar la idea fundamental de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, como ahora ha hecho con la del Opus, nos guste m¨¢s o menos cualquiera de las dos.
Tengo que decir que, si hay gente del Opus Dei que no me atrae lo m¨¢s m¨ªnimo, hay otros tambi¨¦n que me agradan y hasta admiro personalmente. Concretamente hay dos altos financieros en ejercicio, entre otros miembros de diversas profesiones, que me han dado ejemplo evidente de humanismo cristiano en su conducta profesional y en su actitud cristiana desprendida y sin exclusivismos.
He dicho con franqueza que no tengo vocaci¨®n de Opus, incluso que podemos y debemos criticar amistosamente lo que no nos gusta o no nos atrae de ellos. Pero pienso que hay que hacerlo sin dramatizar: ni ellos deben sentirse v¨ªctimas de un compl¨® en la Iglesia, ni los dem¨¢s creer que sus seguidores encarnan al Anticristo. No repitamos la, historia maniquea de aquellos enfrentamientos apasionados que se dieron en el siglo XVI entre jesuitas y dominicos, con los despectivos juicios de Melchor Cano, O.P. contra la Compa?¨ªa, o las r¨¦plicas de mal gusto del jesuita Laynez. El catolicismo debe ser pluralismo, tolerancia y di¨¢logo abierto, porque la era de las prohibiciones y excomunienes ha pasado. Tenemos que acostumbrarnos a vivir mil medalidades de entender el cristianismo, m¨¢s o menos acertadas en la pr¨¢ctica, m¨¢s o menos atractivas en la teor¨ªa; dejando de usar como elementos de convicci¨®n el palo o la hoguera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.