El Papa condena la divisi¨®n del mundo en esferas hegem¨®nicas surgida de los acuerdos de Yalta firmados en 1945
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El Papa conden¨® ayer, ante un centenar de representantes diplom¨¢ticos acreditados en la Santa Sede, el que el mundo siga dividido en "esferas de hegemon¨ªa", sobre todo si ello sirve para "limitar la soberan¨ªa de los dem¨¢s". El Pont¨ªfice puso en entredicho los acuerdos de Yalta y, m¨¢s coneretamente, los efectos en su patria, Polonia. El presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, tambi¨¦n critic¨® recientemente estos acuerdos, por los que, al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica fijaron sus respectivas zonas de influencia, quedando Polonia en la ¨®rbita de Mosc¨².
El reparto del mundo "pudo tener su origen en situaciones particulares y contingentes", pero hoy en d¨ªa, en opini¨®n del Pont¨ªfice, "ya no tiene raz¨®n de ser".Momentos antes de pronunciar estas palabras, el Papa hab¨ªa lamentado la continuaci¨®n del "estado de guerra" en su "amad¨ªsima patria" y las detenciones de "millares de ciudadanos".
Asimismo, a?adi¨® que le producen "igual dolor" los problemas de "todas las otras naciones que sufren".
Juan Pablo II insisti¨®, sobre todo, en el hecho de que esta divisi¨®n del mundo en esferas hegem¨®nicas impone a algunos pueblos la humillaci¨®n de no poder "decidir libremente su propio destino".
A lo largo de una hora, en respuesta a las felicitaciones de a?o nuevo presentadas por el decano del cuerpo diplom¨¢tico acreditado ante el Vaticano, el embajador guatemalteco Luis Valladares Aycinena, el Pont¨ªfice habl¨®, en franc¨¦s, de los temas actuales que m¨¢s le preocupan: Centroam¨¦rica y Oriente Pr¨®ximo, terrorismo, exiliados y refugiados (especialmente los del sureste asi¨¢tico y Afganist¨¢n) y, sobre todo, de Polonia.
Problemas de la paz
Asimismo, se refiri¨® a los problemas de la paz, la defensa de la vida humana, los derechos del hombre y de los pueblo, el trabajo y la familia.El Papa est¨¢ convencido de que en el seno de la opini¨®n p¨²blica mundial se refuerza cada vez m¨¢s la convicci¨®n de que "los pueblos deben poder escoger libremente la orgarnizaci¨®n social a la que aspiran para su propio pa¨ªs", organizaci¨®n "que debe ser conforme a la justicia en el respeto de la libertad, de la fe religiosa y de los derechos del hombre en general".
Lo mismo que en las relaciones interpersonales, subray¨® Juan Pablo II, "no, se puede permitir a una persona que disponga a su antojo de otra trat¨¢ndola como un objeto", as¨ª tambi¨¦n en las relaciones internacionales "hay que denunciar todo lo que atenta a la libertad de expresi¨®n de la voluntad de las naciones".
Al hablar de los peligros que amenazan a la paz, el Papa afirm¨® que son muy diversos los modos en que se puede amenazar la paz interna de una naci¨®n, y cit¨® textualmente los siguientes: "O bien por una forma autoritaria, ya existente, que un pueblo intenta superar para alcanzar un modelo m¨¢s libre y m¨¢s conforme a si mismo; o por la amenaza de f¨®rmulas totalitarias que repugnan a la cultura humanista y religiosa de ¨¦ste o aquel pueblo, y que se pretende imponer en base a ideolog¨ªas que, bajo el pretexto de una nueva organizaci¨®n social, no respetan la libre expresi¨®n del hombre".
Entre las naciones castigadas por el "terrorismo internacional", el Papa nombr¨® a Italia e Irlanda.
En sus palabras finales, el Pont¨ªfice explic¨® a los embajadores que "la Iglesia no puede callar cada vez que est¨¢n en peligro los derechos inviolables del hombre y los no menos sagrados de las naciones".
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