En la ardiente oscuridad
LA ORGANIZACION Nacional de Ciegos celebrar¨¢ ma?ana, lunes, las primeras elecciones democr¨¢ticas desde su creaci¨®n en 1938. Fundada inicialmente para atender a los militares del bando vencedor que hab¨ªan perdido la vista durante la guerra civil, la ONCE se transform¨® posteriormente en el organismo en el que el Estado deleg¨® las responsabilidades y las competencias para atender a todos los ciegos espa?oles. Entidad aut¨®noma que se financia con los beneficios obtenidos con los sorteos del cup¨®n prociegos, sus cargos directivos han sido nombrados hasta ahora por el Ministerio de SanidadLa presi¨®n realizada por la oposici¨®n parlamentaria, que ha tenido como principal instrumento las interpelaciones en el Congreso de diputados del PSOE, y el descontento de buena parte de los afiliados a la ONCE ante la gesti¨®n realizada por unos administradores designados digitalmente dieron como resultado la promulgaci¨®n del decreto de 22 de mayo de 1981, que modific¨® la estructura organizativa de la entidad y convoc¨® elecciones para los consejos regionales y nacional en las que podr¨¢n tomar parte todos los afiliados mayores de 18 a?os.
Esta es, sin duda, una excelente oportunidad para que la ONCE pueda revisar las insuficiencias y los defectos de su funcionamiento, trabado en parte por criterios autoritarios y paternalistas y amenazado siempre por ese cors¨¦ de intereses creados que toda burocracia fabrica cuando falta la vigilancia, el control y la cr¨ªtica. Frente a la candidatura continu¨ªsta, que hace un elogio indiscriminado del trabajo ya realizado y que desear¨ªa dejar las cosas en su estado actual, las candidaturas reformistas plantean propuestas tan razonables como urgentes.
En efecto, constituye una grave anomal¨ªa que los vendedores del cup¨®n y los empleados de la ONCE no est¨¦n vinculados a la entidad para la que trabajan por relaciones laborales, tal y como determina el Estatuto de los Trabajadores, y que tampoco se hallen integrados en la Seguridad Social. En la situaci¨®n actual-, esos vendedores y empleados carecen de relaci¨®n laboral contractual con la ONCE, al tiempo que una Caja de Previgi¨®n y un acuerdo con una sociedad privada sustituyen, tan an¨®mala como insuficientemente, el r¨¦gimen de la Seguridad Social. De otro lado, la ONCE atiende actualmente a los ni?os ciegos s¨®lo a partir de los seis a?os y siempre que no presenten s¨ªntomas de retraso en el aprendizaje o padezcan otras lesiones, asociaci¨®n esta que desgraciadamente no es infrecuente en el caso de los invidentes.
Por otra parte resulta un tanto tercermundista que la principal oferta profesional que la sociedad hace a los invidentes consista en la venta callejera del cup¨®n. La idea de esta peque?a loter¨ªa diaria es v¨¢lida como fuente de financiaci¨®n de la ONCE, pero no es preciso que los invidentes espa?oles perpet¨²en su imagen valleinclanesca voceando el para hoy por las esquinas. En una sociedad industrializada en la que muchos factores flisicos han sido desvalorizados en la demanda laboral en favor de cualidades intelectuales, los ciegos deber¨ªan encontrar multitud de posibilidades te¨®ricas de empleo.
Las elecciones de ma?ana, lunes, deber¨ªan abrir el camino para que la ONCE incorporara a sus tareas la educaci¨®n precoz y preescolar de los ni?os ciegos de nacimiento y fomentara la educaci¨®n integrada de las personas necesitadas de asistencia. Los problemas de las minor¨ªas marginadas y de los sectores castigados por la enfermedad y la desgracia deber¨ªan ser sentidos en una sociedad civilizada como algo propio por todos los ciu dadanos. A la vez, los afectados por esos handicaps pue den exigir la ayuda del Estado y de la sociedad como un derecho y no como una obra de beneficencia, actitud que, hasta el presente, ha caracterizado demasiadas ve ces la gesti¨®n de la Administraci¨®n y de otros grupos en el terreno asistencial. Porque, en ¨²ltima instancia, estas, tareas no son una concesi¨®n benevolente del Estado, sino una obligaci¨®n que deriva del mandato constitucional contenido en el art¨ªculo 49 de nuestra norma fundamental: "Los poderes p¨²blicos realizar¨¢n una pol¨ªtica de previsi¨®n, tratamiento, rehabilitaci¨®n e integraci¨®n de los disminuidos f¨ªsicos, sensoriales y ps¨ªquicos, a los que prestar¨¢n la atenci¨®n especializada que requieran y los amparar¨¢n especialmente para el disfrute de los derechos que este t¨ªtulo -el dedicado a los derechos y deberes fundamentales de los espa?oles- ortorga a todos los ciudadanos" Si, finalmente, la ONCE se dota de los medios para que sus afiliados puedan leer comentarios como ¨¦ste (potenciando la traducci¨®n al "braille" de Prensa o la edici¨®n de cintas grabadas) se habr¨¢ dado un paso ¨ªmportante para derribar ese muro de ardiente oscuridad que separa a los invidentes del resto de la sociedad.
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